Estado de angustia colectiva
Por Esto
* Enfermedad, neoliberalismo y resistencia social
Las cifras de los casos de influenza se ajustan de acuerdo a las necesidades políticas, pasan de cientos de casos a decenas y luego a unidades, y nadie sabe más que los que la sufren. Pero se deja un ultimátum: “esta vez no atacó con toda su fuerza, hay que esperar el otoño y el invierno, que es la época de la enfermedades respiratorias”. “Si se portan bien, sin protestas, ni demandas de humanización del sistema -tal vez-, en seis meses tengamos
una vacuna”. Es el “hombre providencial” que se afirma, ¿y que las vacunas serán accesibles para todos? Y sólo se remedia con una vacuna, no hay que cambiar el sistema, ¿cómo se producen los animales de consumo humano?, ¿quién corrobora que se cumplan las normas? ¿Cuáles son sus impactos ambientales?, ¿quién regula la sanidad?, ¿qué medicamentos usan, qué alimentos?, ¿cómo afectan estas unidades a sus entornos con sus charcas de aguas residuales?, que son contaminantes agresivos severos del suelo, el subsuelo y los mantos freáticos y focos de enfermedades. (Le preguntará un veterinario a otro veterinario, encargados de las más altas asignaturas educativas en Yucatán: ¿y ahora qué hacemos? Pone a la vista “nuestro establecimiento de conocimientos”, el que no tiene respuestas, pero cumple al pie de la letra, con los mandatos de calidad de la organización mundial de supermercados y maquiladoras).
El recurso psicosocial de los medios electrónicos es este estado-de-angustia-colectiva, que produce la amenaza intangible, latente, oculta, que puede atacar en cualquier lugar a cualquier persona, esa es la psicosis -distinta a la neurosis que provoca una pulsión interna inconsciente, pero a la larga, la psicosis se hace neurosis-, es angustia incontrolable y creciente, que crea una amenaza externa al ser humano, real o irreal. La que le hace perder el estado de tranquilidad emocional para hacer y saber, quedando a expensas de sus fantasmas y fuerzas superiores que lo protegerán o destruirán, pierde conciencia del la realidad (se enajena) y de sí-mismo (se aliena), es la hora del “hombre providencial” en cuadro en la TV, con frases contundentes de “salvación” para los que se sometan a su voluntad y establece por emergencia el Estado de Excepción (como bien lo analiza nuestro camarada, Manuel Aguilar Mora POR ESTO!). Se trata de arrebatarles su resistencia, sus capacidades para construir su vida pues, otros saben mejor “lo que necesitan”, “lo que deben de vivir”, “lo que les conviene”. Por suerte, no se cumple al pie de la letra, parece que el sistema psico-inmunológico-social ya no se fía de las amenazas de un sistema que ha probado con creces que si algo no le importa es el ser humano.
En la fase 5 de riesgo que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS) se establece, porque es pandemia, porque se hace matanza de masas cuando se expande. Entonces entre líneas se dice: en seis meses habrá una vacuna. Se deja, mientras tanto, el campo abierto para la manipulación, equiparable como al fantasma de Osama Bing Laden y el ántrax, que aparece cada vez, que Bush con los grupos fácticos de poder del reducto imperial lo necesitan para acicatear al pueblo norteamericano, para menguar su resistencia, frente a los planes de guerra, que es la única fuente de ingresos de las empresas monopólicas, este miedo se ha convertido en la peor crisis sufrida por la sociedad norteamericana, que con sus montañas de inimaginables armas tienen miedo.
* Enfermedad, neoliberalismo y resistencia social
Las cifras de los casos de influenza se ajustan de acuerdo a las necesidades políticas, pasan de cientos de casos a decenas y luego a unidades, y nadie sabe más que los que la sufren. Pero se deja un ultimátum: “esta vez no atacó con toda su fuerza, hay que esperar el otoño y el invierno, que es la época de la enfermedades respiratorias”. “Si se portan bien, sin protestas, ni demandas de humanización del sistema -tal vez-, en seis meses tengamos
una vacuna”. Es el “hombre providencial” que se afirma, ¿y que las vacunas serán accesibles para todos? Y sólo se remedia con una vacuna, no hay que cambiar el sistema, ¿cómo se producen los animales de consumo humano?, ¿quién corrobora que se cumplan las normas? ¿Cuáles son sus impactos ambientales?, ¿quién regula la sanidad?, ¿qué medicamentos usan, qué alimentos?, ¿cómo afectan estas unidades a sus entornos con sus charcas de aguas residuales?, que son contaminantes agresivos severos del suelo, el subsuelo y los mantos freáticos y focos de enfermedades. (Le preguntará un veterinario a otro veterinario, encargados de las más altas asignaturas educativas en Yucatán: ¿y ahora qué hacemos? Pone a la vista “nuestro establecimiento de conocimientos”, el que no tiene respuestas, pero cumple al pie de la letra, con los mandatos de calidad de la organización mundial de supermercados y maquiladoras).
El recurso psicosocial de los medios electrónicos es este estado-de-angustia-colectiva, que produce la amenaza intangible, latente, oculta, que puede atacar en cualquier lugar a cualquier persona, esa es la psicosis -distinta a la neurosis que provoca una pulsión interna inconsciente, pero a la larga, la psicosis se hace neurosis-, es angustia incontrolable y creciente, que crea una amenaza externa al ser humano, real o irreal. La que le hace perder el estado de tranquilidad emocional para hacer y saber, quedando a expensas de sus fantasmas y fuerzas superiores que lo protegerán o destruirán, pierde conciencia del la realidad (se enajena) y de sí-mismo (se aliena), es la hora del “hombre providencial” en cuadro en la TV, con frases contundentes de “salvación” para los que se sometan a su voluntad y establece por emergencia el Estado de Excepción (como bien lo analiza nuestro camarada, Manuel Aguilar Mora POR ESTO!). Se trata de arrebatarles su resistencia, sus capacidades para construir su vida pues, otros saben mejor “lo que necesitan”, “lo que deben de vivir”, “lo que les conviene”. Por suerte, no se cumple al pie de la letra, parece que el sistema psico-inmunológico-social ya no se fía de las amenazas de un sistema que ha probado con creces que si algo no le importa es el ser humano.
En la fase 5 de riesgo que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS) se establece, porque es pandemia, porque se hace matanza de masas cuando se expande. Entonces entre líneas se dice: en seis meses habrá una vacuna. Se deja, mientras tanto, el campo abierto para la manipulación, equiparable como al fantasma de Osama Bing Laden y el ántrax, que aparece cada vez, que Bush con los grupos fácticos de poder del reducto imperial lo necesitan para acicatear al pueblo norteamericano, para menguar su resistencia, frente a los planes de guerra, que es la única fuente de ingresos de las empresas monopólicas, este miedo se ha convertido en la peor crisis sufrida por la sociedad norteamericana, que con sus montañas de inimaginables armas tienen miedo.