El tigre en la rifa
Flor Berenguer
Como un rayo, el 4 de Noviembre se volvió un "Martes Negro"en más de un sentido para México y Estados Unidos y abre un parteaguas para ambas naciones, que involuntaria y voluntariamente habrán de cambiar el estilo politico y económico de hacer las cosas si ambas naciones esperan sobrevivir al tsunami financiero que arrastó de madre el status quo.
En la Unión Americana, el triunfo predicho hasta la nausea del fenómeno mediático Barack Obama, debió su triunfo en gran medida el odio cerval que 9 de cada 10 estadounidenses siente ya por el peor presidente que ha tenido en su historia esa nación y que es desde luego, el hijo de papi, George W. Bush, mismo que tomó decisiones fundamentales en su país no con base en informaciones confiables y seguras, sino en reacciones viscerales y revanchistas, como la aún inexplicable invasión a Irak.
En las encuestas de salida de esas históricas votaciones que ponen a Obama en la Casa Blanca, 8 de cada 10 estadounidenses manifestaron que es el visible empeoramiento de la economía lo que los impulsó a decantarse por este personaje de extraordinario carisma y facilidad de palabra, al que tengo serios problemas para etiquetarlo como de raza negra porque de hecho es un mestizo, habido de un negro keniata y una rubia mujer de Kansas, combinación que produjo algo que el premier italiano Silvio Berlusconi llama "bronceadito", epíteto que ya causa controversia.
Barack Husein Obama arrasó 3 a1 en las urnas sobre el conservador Mc Cain quien al viejo estilo creyó que decir la verdad era el camino y con ello cavó su tumba, ya que la gente no quiere lecciones ni realidades sino promesas , si bien a la borrachera de atajos mentales ahora habrá que aplicarle el alka seltzer de la verdad que no tardará en alcanzar a los publicistas que tan hábilmente vendieron ese producto político con ofertas ambiguas de cambio y esperanza.
Porque eventualmente el viento de cola que impulsó a Obama a Washington lo encontrará de frente con toda su fuerza en cuanto abrá como presidente la puerta de la Casa Blanca.
Más tempano que tarde tendrá que alimentar a sus votantes con algo más que ilusiones y allí descubrirá que en la oficina oval en la cual despachará se sienta el tigre de dientes de sable que se sacó en la rifa electoral del 4 de Noviembre.
Porque ese regalito es toda una fiera. De entrada, no hay una receta mágica para empujar hacia el movimiento positivo a la economía estadounidense, frenada de golpe por las quiebras de compañias financieras como Lehman Brothers, entre otras.
Una ciudadanía asustada por la amenaza de encontrarse despedida el día de mañana deja de gastar y la que se encuentra en la calle, con la perspectiva de tardar entre 18 y 36 meses en ocuparse de nuevo, ve como su mundo de comodidades se desmantela ante sus ojos comenzando con la hipoteca que al no pagarse lo echa a la calle sin posibilidades de mantener su hogar y de alli, como castillo de naipes comienza la desintegración del american way of life tal y como se ha soñado y promovido por años.
Con el paro brutal de dos industrias impulsoras de la economía vecina como son la construcción y la automotriz, el frenón arrastra a todas las demás: servicios, turística, entretenimiento, culinaria, ventas al detal, etc.
no hay un sólo sector que se escape, hasta la del sexo encuentra que la falta de dinero apacigua la líbido y los servicios de prostitución se hayan como Wall Street, francamente a la baja.
Pero el peor de los problemas que tendra a partir del 20 de Enero del 2009 el nuevo presidente de los Estados Unidos es no romper los sueños y expectativas desmesuradas de quienes votaron por él con la zanahoria de la esperanza, de que la promesa de distribuir la riqueza sería inmediata y representaba una mejoría instantánea.
Quiza nuestros vecinos del norte aprenderán a la mala una triste lección que nosotros recibimos con Vicente Fox y su cacareado cambio: la reversa también es cambio, y que a esta esperanza siga la más profunda desilusión y rechazo por no contar con la fórmula mágica que cada quien entendió a su modo en las desmesuradas promesas de campaña.
Y mientras en Washington comienza el largo y sinuoso camino para formar un gabinete capaz de sortear el campo minado político que deja Bush, en México las circunstancias empujan a Calderón a mover sus piezas, en un juego macabro del destino que parecía empeñado en hacerle saber a las buenas o a las malas que su delfín Juan Camilo Mouriño, no estaba destinado a sucederlo al frente de este país.
A veces asi sucede, detenemos tanto las decisiones que las circunstancias encuentran finalemente la vía para acortar los caminos hacia la única salida posible, tanto en lo político, lo profesional, lo económico o lo humano, y Calderón , hombre al que los movimientos lo alteran y prefiere la conducta del avestruz, esconder la cabeza y que todo siga como está, tipo Gatopardo, hoy no le queda otra que designar a quien sustituirá a un hombre que fue más que un colaborador, un siamés, a juzgar por la excesiva y fuera se lugar égloga con la que aduló hasta la nausea la memoria de Mouriño en unas exequias que parecían más que un homenaje a las víctimas de un desafortunado e inoportuno accidente, un funeral de estado a un prócer de la patria y un lavado de cara a un socio íntimo al que , vale la pena reiterar, le hizo un flaco favor con esos exabruptos públicos.
Porque más que un funcionario marcado por las dudas y cuestionado desde su designación por la validez de sus orígenes, nacionalidad y riqueza, parecía en ese Campo Marte, sede del desmesurado homenaje, que estábamos enterrando a Miguel Hidalgo o Benito Juárez, por decir lo menos y que de encontrarse entre los 9 féretros los cadáveres masacrados a traición de Francisco I. Madero y José Pino Suárez, el aspaviento no hubiese sido mayor.
Así las cosas, convertidos legisladores, miembros de gabinete y colaboradores federales en plañideras azules, parte de una exhibición ya carente de pudor a punto de encumbrar a Mouriño a los altares en olor de santidad, el país necesita seguir adelante, a querer o no de Calderon y éste es el momento ideal que la vida le ofrece para reformar un gabinete que pinta peor que Cuevas y que requiere cirugía mayor.
Ya basta de amiguismos y de solapar a sus socios. México merece que vean por los intereses de la mayoria no del grupo Totalmente Palacio que nos saquea y pone de rodillas cíclicamente.
Felipe Calderón debe, por una vez en su vida, pensar en la nación no en su partido o intereses personales. Ya estamos llegando al punto en que lo insoportable de la situación comience a cobrar cabezas a la mala.
O limpia la casa o el costo político de su negligencia sera terrible para él y para nosotros.
¿Quién sucederá a Mouriño en Gobernación? Si parto de la lógica calderoniana, puedo decir quien NO y ésa es Josefina Vázquez Mota, que se haya más cerca de hacer mutis total del gabinete que de caerse para arriba y ocupar la cartera que ella ansía desde que colaboró en la campaña y en la que fue desde inicio la manzana de la discordia entre su jefe y Juan Camilo, protagonistas ambos de batallas épicas.
De allí en fuera las posibilidades son infinitas, como también lo son lamentáblemente que el siguiente amiguete nombrado tampoco entienda el delicado momento en que vivimos y siga por la libre creyendo que los perros se amarran en México con longaniza como en la mítica Jauja de las fábulas infantiles, colaborador que se encontrará en la oficina de Bucareli, en el antiguo Palacio de Covián, instalado otro tigre dientes de sable, presto a devorarlo si no se pone a la velocidad del rayo la pila.
.
Si quisiera cerrar con un análisis serio de la situación diría que el sexenio de Calderón ya valió gorro y sólo le queda nadar de muertito para intentar llegar a la orilla del 2012 en donde, a como van las cosas todo puede pasar y allí yo no le apostaría todas mis canicas a Enrique Peña Nieto, gobernador priista del Estado de México al que se le avecina otro tsunami, éste de escándalos propios y heredados de su tío Arturo Montiel.
Sino al tiempo....
Como un rayo, el 4 de Noviembre se volvió un "Martes Negro"en más de un sentido para México y Estados Unidos y abre un parteaguas para ambas naciones, que involuntaria y voluntariamente habrán de cambiar el estilo politico y económico de hacer las cosas si ambas naciones esperan sobrevivir al tsunami financiero que arrastó de madre el status quo.
En la Unión Americana, el triunfo predicho hasta la nausea del fenómeno mediático Barack Obama, debió su triunfo en gran medida el odio cerval que 9 de cada 10 estadounidenses siente ya por el peor presidente que ha tenido en su historia esa nación y que es desde luego, el hijo de papi, George W. Bush, mismo que tomó decisiones fundamentales en su país no con base en informaciones confiables y seguras, sino en reacciones viscerales y revanchistas, como la aún inexplicable invasión a Irak.
En las encuestas de salida de esas históricas votaciones que ponen a Obama en la Casa Blanca, 8 de cada 10 estadounidenses manifestaron que es el visible empeoramiento de la economía lo que los impulsó a decantarse por este personaje de extraordinario carisma y facilidad de palabra, al que tengo serios problemas para etiquetarlo como de raza negra porque de hecho es un mestizo, habido de un negro keniata y una rubia mujer de Kansas, combinación que produjo algo que el premier italiano Silvio Berlusconi llama "bronceadito", epíteto que ya causa controversia.
Barack Husein Obama arrasó 3 a1 en las urnas sobre el conservador Mc Cain quien al viejo estilo creyó que decir la verdad era el camino y con ello cavó su tumba, ya que la gente no quiere lecciones ni realidades sino promesas , si bien a la borrachera de atajos mentales ahora habrá que aplicarle el alka seltzer de la verdad que no tardará en alcanzar a los publicistas que tan hábilmente vendieron ese producto político con ofertas ambiguas de cambio y esperanza.
Porque eventualmente el viento de cola que impulsó a Obama a Washington lo encontrará de frente con toda su fuerza en cuanto abrá como presidente la puerta de la Casa Blanca.
Más tempano que tarde tendrá que alimentar a sus votantes con algo más que ilusiones y allí descubrirá que en la oficina oval en la cual despachará se sienta el tigre de dientes de sable que se sacó en la rifa electoral del 4 de Noviembre.
Porque ese regalito es toda una fiera. De entrada, no hay una receta mágica para empujar hacia el movimiento positivo a la economía estadounidense, frenada de golpe por las quiebras de compañias financieras como Lehman Brothers, entre otras.
Una ciudadanía asustada por la amenaza de encontrarse despedida el día de mañana deja de gastar y la que se encuentra en la calle, con la perspectiva de tardar entre 18 y 36 meses en ocuparse de nuevo, ve como su mundo de comodidades se desmantela ante sus ojos comenzando con la hipoteca que al no pagarse lo echa a la calle sin posibilidades de mantener su hogar y de alli, como castillo de naipes comienza la desintegración del american way of life tal y como se ha soñado y promovido por años.
Con el paro brutal de dos industrias impulsoras de la economía vecina como son la construcción y la automotriz, el frenón arrastra a todas las demás: servicios, turística, entretenimiento, culinaria, ventas al detal, etc.
no hay un sólo sector que se escape, hasta la del sexo encuentra que la falta de dinero apacigua la líbido y los servicios de prostitución se hayan como Wall Street, francamente a la baja.
Pero el peor de los problemas que tendra a partir del 20 de Enero del 2009 el nuevo presidente de los Estados Unidos es no romper los sueños y expectativas desmesuradas de quienes votaron por él con la zanahoria de la esperanza, de que la promesa de distribuir la riqueza sería inmediata y representaba una mejoría instantánea.
Quiza nuestros vecinos del norte aprenderán a la mala una triste lección que nosotros recibimos con Vicente Fox y su cacareado cambio: la reversa también es cambio, y que a esta esperanza siga la más profunda desilusión y rechazo por no contar con la fórmula mágica que cada quien entendió a su modo en las desmesuradas promesas de campaña.
Y mientras en Washington comienza el largo y sinuoso camino para formar un gabinete capaz de sortear el campo minado político que deja Bush, en México las circunstancias empujan a Calderón a mover sus piezas, en un juego macabro del destino que parecía empeñado en hacerle saber a las buenas o a las malas que su delfín Juan Camilo Mouriño, no estaba destinado a sucederlo al frente de este país.
A veces asi sucede, detenemos tanto las decisiones que las circunstancias encuentran finalemente la vía para acortar los caminos hacia la única salida posible, tanto en lo político, lo profesional, lo económico o lo humano, y Calderón , hombre al que los movimientos lo alteran y prefiere la conducta del avestruz, esconder la cabeza y que todo siga como está, tipo Gatopardo, hoy no le queda otra que designar a quien sustituirá a un hombre que fue más que un colaborador, un siamés, a juzgar por la excesiva y fuera se lugar égloga con la que aduló hasta la nausea la memoria de Mouriño en unas exequias que parecían más que un homenaje a las víctimas de un desafortunado e inoportuno accidente, un funeral de estado a un prócer de la patria y un lavado de cara a un socio íntimo al que , vale la pena reiterar, le hizo un flaco favor con esos exabruptos públicos.
Porque más que un funcionario marcado por las dudas y cuestionado desde su designación por la validez de sus orígenes, nacionalidad y riqueza, parecía en ese Campo Marte, sede del desmesurado homenaje, que estábamos enterrando a Miguel Hidalgo o Benito Juárez, por decir lo menos y que de encontrarse entre los 9 féretros los cadáveres masacrados a traición de Francisco I. Madero y José Pino Suárez, el aspaviento no hubiese sido mayor.
Así las cosas, convertidos legisladores, miembros de gabinete y colaboradores federales en plañideras azules, parte de una exhibición ya carente de pudor a punto de encumbrar a Mouriño a los altares en olor de santidad, el país necesita seguir adelante, a querer o no de Calderon y éste es el momento ideal que la vida le ofrece para reformar un gabinete que pinta peor que Cuevas y que requiere cirugía mayor.
Ya basta de amiguismos y de solapar a sus socios. México merece que vean por los intereses de la mayoria no del grupo Totalmente Palacio que nos saquea y pone de rodillas cíclicamente.
Felipe Calderón debe, por una vez en su vida, pensar en la nación no en su partido o intereses personales. Ya estamos llegando al punto en que lo insoportable de la situación comience a cobrar cabezas a la mala.
O limpia la casa o el costo político de su negligencia sera terrible para él y para nosotros.
¿Quién sucederá a Mouriño en Gobernación? Si parto de la lógica calderoniana, puedo decir quien NO y ésa es Josefina Vázquez Mota, que se haya más cerca de hacer mutis total del gabinete que de caerse para arriba y ocupar la cartera que ella ansía desde que colaboró en la campaña y en la que fue desde inicio la manzana de la discordia entre su jefe y Juan Camilo, protagonistas ambos de batallas épicas.
De allí en fuera las posibilidades son infinitas, como también lo son lamentáblemente que el siguiente amiguete nombrado tampoco entienda el delicado momento en que vivimos y siga por la libre creyendo que los perros se amarran en México con longaniza como en la mítica Jauja de las fábulas infantiles, colaborador que se encontrará en la oficina de Bucareli, en el antiguo Palacio de Covián, instalado otro tigre dientes de sable, presto a devorarlo si no se pone a la velocidad del rayo la pila.
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Si quisiera cerrar con un análisis serio de la situación diría que el sexenio de Calderón ya valió gorro y sólo le queda nadar de muertito para intentar llegar a la orilla del 2012 en donde, a como van las cosas todo puede pasar y allí yo no le apostaría todas mis canicas a Enrique Peña Nieto, gobernador priista del Estado de México al que se le avecina otro tsunami, éste de escándalos propios y heredados de su tío Arturo Montiel.
Sino al tiempo....