Margallate
Jacobo Zabludovsky
Cuando el informe presidencial se troquela en el mismo molde que los chiclets Adams, algo debe estar descoyuntado en México.
Exiliado del recinto legislativo, se improvisan tres informes supletorios que convierten la obligación del Ejecutivo en un despiporre.
Informe A. Para curarse del desaire de no poder entrar hoy a la Cámara, ni siquiera por su transitada puerta trasera, el presidente Felipe Calderón tomó dos decisiones precipitadas: cancelar su informe de esta mañana desde Palacio y una serie de spots como campaña para cambiarle sabor al tutifruti. En el del lunes (son diarios entre las dos novelas de más pegue) el Presidente me habló de tú. “Es por ello que ahora te hablaré…”. Agradezco la confianza, don Felipe, pero no recuerdo cuándo rompimos el turrón. Tal vez es cosa de tantos estudios en universidades gringas. En inglés no hay tú y usted. Con el you igual piden sus hamburguesas, que le hablan al Papa. Pero en español hay reglas. Y el usted, si no obligado por decreto, es base del trato establecido por la tradición y las buenas maneras, cuando el acuerdo o el permiso mutuo no ha dejado atrás el tú.
Más que una observación trivial o asunto semántico, refleja cierta confusión, conducta errática en Los Pinos, y eso sí es grave, porque el estilo, aconsejado obviamente por sus publicistas para llegarle al populacho y fomentar simpatías, cambió al día siguiente, martes, en un foxista “Mexicanos y mexicanas”, con un simpático agregado el miércoles: estimados y estimadas. Y así, sin volver al tú, excepto en carta depositada desde antes en el correo, por eso tardó tanto, en que se dirige de tú a los derechohabientes del IMSS, saludándolos personalmente y en persona, como diría Cantinflas. Lo malo es que nos acusa con un “Todos somos responsables”.
Tiene razón, si se acepta que los funcionarios ineptos son más responsables que los ciudadanos víctimas. Y nos ordena: “Entre todos debemos solucionarlo”. Más bien ustedes, señor, porque para eso están donde están.
Informe B. Una enorme manifestación de protesta por el fracaso del combate a la delincuencia expresa la irritación nacional. Se acaba la paciencia, estamos hartos. Por vez primera este gobierno nos unifica. En contra, por supuesto. “Ahora sí estamos enfrentando en serio la delincuencia”, dijo el Presidente en el chocho homeopático del lunes. En las calles recoja la respuesta.
Se han colgado cartelones y mantas en edificios, puentes, calles y carreteras para denunciar el contubernio de autoridades y delincuentes, con fotos del Presidente y nombres de generales, policías y políticos a quienes se acusa de complicidad. Se ignora quién los puso, tan similares en su factura, tan simultáneos en su colocación.
Informe C. Hombres armados hasta los dientes, seguramente analfabetas pues no respetaron la cercanía de la Universidad Fox, atacaron un campamento militar en San Francisco del Rincón. Granadas de fragmentación, armas de alto poder, camionetas “de lujo”, intercambio de balazos. Cuatro asaltantes muertos. En el vehículo un arsenal poderoso y moderno. En el ánimo público la percepción de que los combates alcanzan otra dimensión y no se trata ya de ajuste de cuentas entre traficantes de drogas. Un ataque directo al Ejército .
Los yucatecos, de suyo trovadores y pacíficos, dedicaron este fin de semana a embonar 12 cadáveres decapitados con algunas cabezas perdidas entre los henequenes.
La gobernadora dice haber estado enterada de lo que iba a pasar. Qué bueno, eso es eficiencia.
Mientras tanto, con esa devoción de algunos místicos por las causas perdidas, los magos del salón de la Tesorería empiezan a medir el tiempo de ejecución de las 74 vaciladas con que pretenden justificar sus emolumentos.
Ganancia de pescadores, despojos de zopilotes. Aparecen convocatorias para reunirse, luchar por nuestros derechos, defender la calidad de vida, establecer una estrategia, la seguridad pública es demanda apremiante, la sociedad indignada, pueblo agraviado, presenten sus propuestas, abandonen su apatía, no sean indolentes. Exíjanme cuentas. Palabras. Frases hechas.
Muchos fierros en la lumbre. Se forjan lanzas y flechas. No se ve la punta de la informe, femenino, reforma a la ley petrolera que es el conflicto listo para sustituir o agregarse a todos lo demás, la historia de una crisis anunciada. No nos caería mal una buena brújula. Tal vez es eso: saber cuál es el camino.
Extraña manera de llegar al día del informe, de sustituir la comedia por el drama, de hacernos ver el tamaño de la encrucijada, la complicación del laberinto. En este 1 de septiembre también nosotros queremos informar. Bastan dos palabras.
Tenemos miedo.
Cuando el informe presidencial se troquela en el mismo molde que los chiclets Adams, algo debe estar descoyuntado en México.
Exiliado del recinto legislativo, se improvisan tres informes supletorios que convierten la obligación del Ejecutivo en un despiporre.
Informe A. Para curarse del desaire de no poder entrar hoy a la Cámara, ni siquiera por su transitada puerta trasera, el presidente Felipe Calderón tomó dos decisiones precipitadas: cancelar su informe de esta mañana desde Palacio y una serie de spots como campaña para cambiarle sabor al tutifruti. En el del lunes (son diarios entre las dos novelas de más pegue) el Presidente me habló de tú. “Es por ello que ahora te hablaré…”. Agradezco la confianza, don Felipe, pero no recuerdo cuándo rompimos el turrón. Tal vez es cosa de tantos estudios en universidades gringas. En inglés no hay tú y usted. Con el you igual piden sus hamburguesas, que le hablan al Papa. Pero en español hay reglas. Y el usted, si no obligado por decreto, es base del trato establecido por la tradición y las buenas maneras, cuando el acuerdo o el permiso mutuo no ha dejado atrás el tú.
Más que una observación trivial o asunto semántico, refleja cierta confusión, conducta errática en Los Pinos, y eso sí es grave, porque el estilo, aconsejado obviamente por sus publicistas para llegarle al populacho y fomentar simpatías, cambió al día siguiente, martes, en un foxista “Mexicanos y mexicanas”, con un simpático agregado el miércoles: estimados y estimadas. Y así, sin volver al tú, excepto en carta depositada desde antes en el correo, por eso tardó tanto, en que se dirige de tú a los derechohabientes del IMSS, saludándolos personalmente y en persona, como diría Cantinflas. Lo malo es que nos acusa con un “Todos somos responsables”.
Tiene razón, si se acepta que los funcionarios ineptos son más responsables que los ciudadanos víctimas. Y nos ordena: “Entre todos debemos solucionarlo”. Más bien ustedes, señor, porque para eso están donde están.
Informe B. Una enorme manifestación de protesta por el fracaso del combate a la delincuencia expresa la irritación nacional. Se acaba la paciencia, estamos hartos. Por vez primera este gobierno nos unifica. En contra, por supuesto. “Ahora sí estamos enfrentando en serio la delincuencia”, dijo el Presidente en el chocho homeopático del lunes. En las calles recoja la respuesta.
Se han colgado cartelones y mantas en edificios, puentes, calles y carreteras para denunciar el contubernio de autoridades y delincuentes, con fotos del Presidente y nombres de generales, policías y políticos a quienes se acusa de complicidad. Se ignora quién los puso, tan similares en su factura, tan simultáneos en su colocación.
Informe C. Hombres armados hasta los dientes, seguramente analfabetas pues no respetaron la cercanía de la Universidad Fox, atacaron un campamento militar en San Francisco del Rincón. Granadas de fragmentación, armas de alto poder, camionetas “de lujo”, intercambio de balazos. Cuatro asaltantes muertos. En el vehículo un arsenal poderoso y moderno. En el ánimo público la percepción de que los combates alcanzan otra dimensión y no se trata ya de ajuste de cuentas entre traficantes de drogas. Un ataque directo al Ejército .
Los yucatecos, de suyo trovadores y pacíficos, dedicaron este fin de semana a embonar 12 cadáveres decapitados con algunas cabezas perdidas entre los henequenes.
La gobernadora dice haber estado enterada de lo que iba a pasar. Qué bueno, eso es eficiencia.
Mientras tanto, con esa devoción de algunos místicos por las causas perdidas, los magos del salón de la Tesorería empiezan a medir el tiempo de ejecución de las 74 vaciladas con que pretenden justificar sus emolumentos.
Ganancia de pescadores, despojos de zopilotes. Aparecen convocatorias para reunirse, luchar por nuestros derechos, defender la calidad de vida, establecer una estrategia, la seguridad pública es demanda apremiante, la sociedad indignada, pueblo agraviado, presenten sus propuestas, abandonen su apatía, no sean indolentes. Exíjanme cuentas. Palabras. Frases hechas.
Muchos fierros en la lumbre. Se forjan lanzas y flechas. No se ve la punta de la informe, femenino, reforma a la ley petrolera que es el conflicto listo para sustituir o agregarse a todos lo demás, la historia de una crisis anunciada. No nos caería mal una buena brújula. Tal vez es eso: saber cuál es el camino.
Extraña manera de llegar al día del informe, de sustituir la comedia por el drama, de hacernos ver el tamaño de la encrucijada, la complicación del laberinto. En este 1 de septiembre también nosotros queremos informar. Bastan dos palabras.
Tenemos miedo.