Hacienda vive en otro país
Revista Siempre
El paquete económico para 2009 que presentó el secretario de Hacienda, Agustín Carstens —que incluye tanto el presupuesto de ingresos y el de gasto, como las previsiones gubernamentales sobre el comportamiento de la economía—, muestra en primer lugar que la única prioridad de la actual administración es fortalecer a las Fuerzas Armadas y a las distintas policías; ya que estas áreas recibirán, según la propuesta presidencial, el mayor aumento: 32.9 por ciento. Los hechos revelan muy claramente que desde que Felipe Calderón inició una guerra contra el narcotráfico la actividad delictiva y en particular los asesinatos del crimen organizado han aumentado a niveles inusitados; de modo que un nuevo aumento a los recursos otorgados a la Procuraduría, al Ejército, a la Marina y a las policías no tendrán efecto sobre la disminución de la violencia.
Además, el paquete económico deja ver que o bien los economistas gubernamentales tienen nula capacidad para pronosticar el comportamiento de la economía y para identificar las áreas de peligro, o bien viven en otro país o en otro mundo o finalmente, lo que también es posible, creen que, cuando la realidad los desmienta, a todos se nos va a olvidar qué pronósticos habían hecho. De otro modo, cómo se explica que aseguren que la inflación alcanzará apenas un 3.8 por ciento. En el terreno del crecimiento establecen un modesto 3 por ciento, creyendo en que se cumplirá la muy difícil promesa de los políticos estadounidenses de que la economía de su país se recuperará en el 2009.
Pero quizá lo peor de la propuesta está en los dos aspectos claves de la economía en estos momentos: los alimentos y el petróleo. En cuanto a los alimentos, que hoy registran precios excepcionalmente altos, debido precisamente a la crisis hipotecario-financiera que llevó a los capitales a refugiarse en la especulación con los futuros de alimentos, el equipo de Calderón ha elegido el peor camino: en vez de apoyar a los productores nacionales del campo, propició una mayor importación, o sea una estrategia al revés de la que han adoptado todos los países que, como indica hasta el sentido común, han procurado proteger y financiar a sus propios agricultores. Aquí, no sólo se aumentan las importaciones, sino que según la propuesta de Hacienda, se le disminuyen en un 9.4 por ciento los recursos a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
En lo que atañe al petróleo, fija un precio base de exportación de 80.30 dólares, cuando se espera una gran volatilidad, pues la recesión en Estados Unidos puede afectar la demanda, y en las últimas semanas se han registrado caídas significativas. En el precio interno de las gasolinas, se anuncia un aumento extraordinario, que buscaría reducir el subsidio en un 42.5 por ciento. En este terreno se ha querido correr el rumor de que los aumentos, ahora semanales, sólo afectan a los ricos que son los que poseen automóviles, lo cual no sólo es mentira, sino una tontería, ya que los trabajadores tienen que transportarse necesariamente y, aunque utilicen autobús, los pasajes terminarán subiendo al parejo del aumento de las gasolinas.
Además, como es obvio, todas las mercancías y particularmente los alimentos también tienen que transportarse y la gasolina o el diesel; por lo tanto, es un insumo indispensable que finalmente repercutirá en los precios. El gasolinazo, pues, será un importante impulsor del alza de precios.
El paquete económico para 2009 que presentó el secretario de Hacienda, Agustín Carstens —que incluye tanto el presupuesto de ingresos y el de gasto, como las previsiones gubernamentales sobre el comportamiento de la economía—, muestra en primer lugar que la única prioridad de la actual administración es fortalecer a las Fuerzas Armadas y a las distintas policías; ya que estas áreas recibirán, según la propuesta presidencial, el mayor aumento: 32.9 por ciento. Los hechos revelan muy claramente que desde que Felipe Calderón inició una guerra contra el narcotráfico la actividad delictiva y en particular los asesinatos del crimen organizado han aumentado a niveles inusitados; de modo que un nuevo aumento a los recursos otorgados a la Procuraduría, al Ejército, a la Marina y a las policías no tendrán efecto sobre la disminución de la violencia.
Además, el paquete económico deja ver que o bien los economistas gubernamentales tienen nula capacidad para pronosticar el comportamiento de la economía y para identificar las áreas de peligro, o bien viven en otro país o en otro mundo o finalmente, lo que también es posible, creen que, cuando la realidad los desmienta, a todos se nos va a olvidar qué pronósticos habían hecho. De otro modo, cómo se explica que aseguren que la inflación alcanzará apenas un 3.8 por ciento. En el terreno del crecimiento establecen un modesto 3 por ciento, creyendo en que se cumplirá la muy difícil promesa de los políticos estadounidenses de que la economía de su país se recuperará en el 2009.
Pero quizá lo peor de la propuesta está en los dos aspectos claves de la economía en estos momentos: los alimentos y el petróleo. En cuanto a los alimentos, que hoy registran precios excepcionalmente altos, debido precisamente a la crisis hipotecario-financiera que llevó a los capitales a refugiarse en la especulación con los futuros de alimentos, el equipo de Calderón ha elegido el peor camino: en vez de apoyar a los productores nacionales del campo, propició una mayor importación, o sea una estrategia al revés de la que han adoptado todos los países que, como indica hasta el sentido común, han procurado proteger y financiar a sus propios agricultores. Aquí, no sólo se aumentan las importaciones, sino que según la propuesta de Hacienda, se le disminuyen en un 9.4 por ciento los recursos a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
En lo que atañe al petróleo, fija un precio base de exportación de 80.30 dólares, cuando se espera una gran volatilidad, pues la recesión en Estados Unidos puede afectar la demanda, y en las últimas semanas se han registrado caídas significativas. En el precio interno de las gasolinas, se anuncia un aumento extraordinario, que buscaría reducir el subsidio en un 42.5 por ciento. En este terreno se ha querido correr el rumor de que los aumentos, ahora semanales, sólo afectan a los ricos que son los que poseen automóviles, lo cual no sólo es mentira, sino una tontería, ya que los trabajadores tienen que transportarse necesariamente y, aunque utilicen autobús, los pasajes terminarán subiendo al parejo del aumento de las gasolinas.
Además, como es obvio, todas las mercancías y particularmente los alimentos también tienen que transportarse y la gasolina o el diesel; por lo tanto, es un insumo indispensable que finalmente repercutirá en los precios. El gasolinazo, pues, será un importante impulsor del alza de precios.