NADIE "MANDATA" A GAMBOA
Indice Político
DECÍA BERTOLT BRECHT que " el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales."
Tenía razón Brecht. Porque la ignorancia muchas veces nos lleva hasta a aplaudir estupideces. Y por supuesto a quien las profiere.
Le platico: Hace unos días, entrevistado en el Senado, el coordinador de la diputación federal priísta Emilio Gamboa Patrón declaró muy ufano que el ex candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, quiere volver a posicionarse en los medios e imponer una agenda al Congreso, cual recientemente ya lo ha hecho no sólo con la toma de las tribunas, sobremanera con el movimiento popular de resistencia en las calles.
Y a gritos, para que sus palabras se escribieran subrayadas, Gamboa afirmó: "pero no vamos a dejar que nos mandate ni López Obrador ni nadie".
Sí, así como le lee y tal vez escuchó.
Gamboa no permite que nadie lo "mandate".
En su analfabetismo político, exdiputado yucateco ignora lo que al respecto apunta la ley: que los diputados amén de ser representantes populares son servidores públicos, que están obligados a actuar conforme se lo mandaten sus representados los ciudadanos, que no se mandan solos, que actúan bajo los principios de un partido político por cuyos programas votan los electores y… ¡uf!, demasiado todo esto para que lo entienda el señor Gamboa.
Egresado de una carrera similar a la de capataz de factoría o maquiladora, Gamboa es un caso prototípico de la política a la mexicana. Ha sobrevivido en muy buenos cargos durante los últimos cinco sexenios, a partir de su inicial secretaría auxiliar del entonces secretario de Programación y Presupuesto Ricardo García Sainz, al inicio del gobierno de don José López Portillo. Maroma de por medio, conservó la chamba con Miguel de la Madrid, de quien sería secretario particular ahí en la desaparecida SPP y, después, en la Presidencia de la República.
Director general del Infonavit, del IMSS, Fonatur, Lotería, secretario de Comunicaciones, subsecretario de Gobernación, coordinador de la frustrada campaña presidencial de Labastida, senador y ahora diputado, Gamboa ha navegado por los procelo$o$ océanos de la grilla con una sola frase que ni siguiera le es original –se la copió a don Francisco Galindo Ochoa: "hay que ayudar al señor Presidente". Whoever. Cualquiera le da igual, mientras sea "el señor Presidente".
Por eso es que grita que a él nadie lo "mandata". Sólo "el señor Presidente". Nadie más.
¿Nadie? ¿Le cái?
¿Ni siquiera "el rey de la mezclilla", papá?
DECÍA BERTOLT BRECHT que " el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales."
Tenía razón Brecht. Porque la ignorancia muchas veces nos lleva hasta a aplaudir estupideces. Y por supuesto a quien las profiere.
Le platico: Hace unos días, entrevistado en el Senado, el coordinador de la diputación federal priísta Emilio Gamboa Patrón declaró muy ufano que el ex candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, quiere volver a posicionarse en los medios e imponer una agenda al Congreso, cual recientemente ya lo ha hecho no sólo con la toma de las tribunas, sobremanera con el movimiento popular de resistencia en las calles.
Y a gritos, para que sus palabras se escribieran subrayadas, Gamboa afirmó: "pero no vamos a dejar que nos mandate ni López Obrador ni nadie".
Sí, así como le lee y tal vez escuchó.
Gamboa no permite que nadie lo "mandate".
En su analfabetismo político, exdiputado yucateco ignora lo que al respecto apunta la ley: que los diputados amén de ser representantes populares son servidores públicos, que están obligados a actuar conforme se lo mandaten sus representados los ciudadanos, que no se mandan solos, que actúan bajo los principios de un partido político por cuyos programas votan los electores y… ¡uf!, demasiado todo esto para que lo entienda el señor Gamboa.
Egresado de una carrera similar a la de capataz de factoría o maquiladora, Gamboa es un caso prototípico de la política a la mexicana. Ha sobrevivido en muy buenos cargos durante los últimos cinco sexenios, a partir de su inicial secretaría auxiliar del entonces secretario de Programación y Presupuesto Ricardo García Sainz, al inicio del gobierno de don José López Portillo. Maroma de por medio, conservó la chamba con Miguel de la Madrid, de quien sería secretario particular ahí en la desaparecida SPP y, después, en la Presidencia de la República.
Director general del Infonavit, del IMSS, Fonatur, Lotería, secretario de Comunicaciones, subsecretario de Gobernación, coordinador de la frustrada campaña presidencial de Labastida, senador y ahora diputado, Gamboa ha navegado por los procelo$o$ océanos de la grilla con una sola frase que ni siguiera le es original –se la copió a don Francisco Galindo Ochoa: "hay que ayudar al señor Presidente". Whoever. Cualquiera le da igual, mientras sea "el señor Presidente".
Por eso es que grita que a él nadie lo "mandata". Sólo "el señor Presidente". Nadie más.
¿Nadie? ¿Le cái?
¿Ni siquiera "el rey de la mezclilla", papá?