El sepulcro blanqueado de Creel
Por Esto / Isabel Arvide
* Acabado políticamente lucra con la fama pública a través de una hija tardíamente reconocida...
La intencionalidad del panista Santiago Creel fue política. Su pretensión, cierta, fue la de convertir la paternidad de una hija fuera de matrimonio, aceptada tardíamente, en un activo para su protagonismo público.
Que vino a despertar los peores demonios del machismo mexicano.
Y a confundir lo privado con la licitud de la persona pública para manipular a la opinión pública a partir de sus vicios, sus costumbres, sus decisiones emocionales, su familia y hasta su religión.
Que es lo que suelen hacer los panistas. Vestirse de santos en el día y actuar como “demonios” en las noches. Fustigar la libertad sexual, exigir que se baje el largo del dobladillo, cuestionar temas como el aborto en pro de una “moral”, de las buenas costumbres, cuando en los hechos su conducta está totalmente alejada de esto.
Lo que la Biblia llama “sepulcros blanqueados”. Ahí está el gobernador de Jalisco sin ir más lejos.
Santiago Creel pudo mantener en secreto su paternidad y su relación equis con un actriz, de haberlo querido. Pudo, también, en su momento hacer lo que era lógico, consecuente con sus actos: admitir legalmente que la niña González llevase el apellido Creel.
Formas para que esto permaneciese en el anonimato sobran. Nadie había molestado a la señora Edith González con su hija sin apellido oficial en lo que va del sexenio. Fue el senador panista quien provocó todo este escándalo, no los medios, no el amarillismo alimentado con sus “comunicados” pidiendo discreción estilo “Hola”, cuando ellos mismos son los que dieron motivo a las publicaciones.
¿Esta paternidad tardíamente admitida influye en la carrera política de Santiago Creel?
Definitivamente no porque no existe tal.
Creel no tiene fuerza alguna, su posición en el Senado es cómoda y le permite navegar entre el ostracismo y la medianía porque las broncas internas del PAN así lo han dictado. Es un panista que no tuvo pena ni gloria en Gobernación, que no consiguió la candidatura de su partido con el apoyo absoluto de la pareja presidencial, del dinero oficial y de su oficina pública.
Está acabado. Punto.
Ahora tiene fama, tiene espacios en los medios, por un acta de nacimiento que en los hechos, simplemente, ha permitido la expresión más supina del machismo mexicano que se ha apurado para felicitarlo por su “hombría” al reconocer un “pecado”… Si a esas vamos…
Lo cierto es que Creel está lucrando con su relación sentimental, pasada además, con la protagonista de “Aventurera” y que no debería sorprendernos si vende su historia a la revista “Hola” como hizo el embajador, panista, en España. Ese es el nivel que tienen…
* Acabado políticamente lucra con la fama pública a través de una hija tardíamente reconocida...
La intencionalidad del panista Santiago Creel fue política. Su pretensión, cierta, fue la de convertir la paternidad de una hija fuera de matrimonio, aceptada tardíamente, en un activo para su protagonismo público.
Que vino a despertar los peores demonios del machismo mexicano.
Y a confundir lo privado con la licitud de la persona pública para manipular a la opinión pública a partir de sus vicios, sus costumbres, sus decisiones emocionales, su familia y hasta su religión.
Que es lo que suelen hacer los panistas. Vestirse de santos en el día y actuar como “demonios” en las noches. Fustigar la libertad sexual, exigir que se baje el largo del dobladillo, cuestionar temas como el aborto en pro de una “moral”, de las buenas costumbres, cuando en los hechos su conducta está totalmente alejada de esto.
Lo que la Biblia llama “sepulcros blanqueados”. Ahí está el gobernador de Jalisco sin ir más lejos.
Santiago Creel pudo mantener en secreto su paternidad y su relación equis con un actriz, de haberlo querido. Pudo, también, en su momento hacer lo que era lógico, consecuente con sus actos: admitir legalmente que la niña González llevase el apellido Creel.
Formas para que esto permaneciese en el anonimato sobran. Nadie había molestado a la señora Edith González con su hija sin apellido oficial en lo que va del sexenio. Fue el senador panista quien provocó todo este escándalo, no los medios, no el amarillismo alimentado con sus “comunicados” pidiendo discreción estilo “Hola”, cuando ellos mismos son los que dieron motivo a las publicaciones.
¿Esta paternidad tardíamente admitida influye en la carrera política de Santiago Creel?
Definitivamente no porque no existe tal.
Creel no tiene fuerza alguna, su posición en el Senado es cómoda y le permite navegar entre el ostracismo y la medianía porque las broncas internas del PAN así lo han dictado. Es un panista que no tuvo pena ni gloria en Gobernación, que no consiguió la candidatura de su partido con el apoyo absoluto de la pareja presidencial, del dinero oficial y de su oficina pública.
Está acabado. Punto.
Ahora tiene fama, tiene espacios en los medios, por un acta de nacimiento que en los hechos, simplemente, ha permitido la expresión más supina del machismo mexicano que se ha apurado para felicitarlo por su “hombría” al reconocer un “pecado”… Si a esas vamos…
Lo cierto es que Creel está lucrando con su relación sentimental, pasada además, con la protagonista de “Aventurera” y que no debería sorprendernos si vende su historia a la revista “Hola” como hizo el embajador, panista, en España. Ese es el nivel que tienen…