Sin romper un solo vidrio
Indice Político
EN POLÍTICA, LO que cuenta son los resultados. Y por lo que hace a Andrés Manuel López Obrador, a su movimiento popular en contra de las iniciativas de la Administración calderonista para reformar a la industria petrolera, está claro que el tabasqueño ganó esta batalla y ya se apresta para dar la guerra. Lo mejor es que, en sus propias palabras, en todo esto no se ha roto siquiera un vidrio.
Movimiento civil de resistencia pacífica –y vale subrayar: pacífica— fundamentado en el pragmatismo, consiguió efectivamente "frenar el "madruguete" legislativo de Felipe Calderón... que se aceptara nuestra propuesta de debate nacional... (y) que la sociedad esté más alerta y vigilante sobre las intenciones del gobierno de entregar el petróleo a empresas extranjeras", de acuerdo a un comunicado recién emitido por el Frente Amplio Progresista (FAP) donde confluyen las siglas del PRD, PT y Convergencia.
Pragmatismo. Costoso en imagen por la toma de las tribunas, pero efectivo al fin y al cabo. Porque, vale repetirlo, en política lo que cuenta es el resultado.
Pragmatismo puro. Actuación –definen los diccionarios— que prescindió de cosmovisiones teolológicas, para llevar a cabo lo que, circunstancialmente, se consideró fue lo más adecuado: ocupar las tribunas camerales, sí, pero también dar inicio a una movilización popular. La suma de ambas rindió frutos, pues el señor Calderón fue a Nueva Orleáns sin llevar en el portafolio su ofrenda al imperio. Su chiqui-reforma petrolera para beneficio de los intereses privados del señor George W. Bush.
Y es que por tal "obsequio" es que había premura por sacar adelante, votadas favorablemente por el PAN, PRI y Nueva Alianza, las mentadas reformas. Se frenó la intentona.
Para regalar a los intereses petroleros de la familia Bush & Co., efectivamente, había prisa para que nadie o sólo muy pocos se percataran de que dichas iniciativas, sin tocar la Constitución, sí la lesionan muy claramente, cual apenas advirtieron un puñado de legisladores priístas –Beatriz Pagés, Héctor Hugo Olivares, Alfredo Ríos, et al--, lo que viene a desvirtuar el monolitismo que presumen aquellos que en el tricolor negocian con el señor Calderón.
Haber obtenido mayor tiempo –71 días— para debatir públicamente las intenciones del panismo, provocará que el rechazo de la sociedad a las mismas se acreciente, al percatarse cada vez más ciudadanos del objetivo real de las mismas que no es precisamente el de "construir más escuelas, carreteras y hospitales". No, al menos, en territorio nacional.
Ha sido tan bonancible el resultado para AMLO que, por supuesto, no sólo el coordinador senatorial priísta Manlio Fabio Beltrones ha tratado de atribuírselo con el clásico "ganó la política, ganamos todos", incluso el mismo señor Calderón ha mentido este fin de semana a sus correligionarios panistas, al decir que han sido derrotados quienes atentan contra las sacrosantas (sic) instituciones políticas.
El resultado es lo que cuenta. Sin romper siquiera un vidrio.
EN POLÍTICA, LO que cuenta son los resultados. Y por lo que hace a Andrés Manuel López Obrador, a su movimiento popular en contra de las iniciativas de la Administración calderonista para reformar a la industria petrolera, está claro que el tabasqueño ganó esta batalla y ya se apresta para dar la guerra. Lo mejor es que, en sus propias palabras, en todo esto no se ha roto siquiera un vidrio.
Movimiento civil de resistencia pacífica –y vale subrayar: pacífica— fundamentado en el pragmatismo, consiguió efectivamente "frenar el "madruguete" legislativo de Felipe Calderón... que se aceptara nuestra propuesta de debate nacional... (y) que la sociedad esté más alerta y vigilante sobre las intenciones del gobierno de entregar el petróleo a empresas extranjeras", de acuerdo a un comunicado recién emitido por el Frente Amplio Progresista (FAP) donde confluyen las siglas del PRD, PT y Convergencia.
Pragmatismo. Costoso en imagen por la toma de las tribunas, pero efectivo al fin y al cabo. Porque, vale repetirlo, en política lo que cuenta es el resultado.
Pragmatismo puro. Actuación –definen los diccionarios— que prescindió de cosmovisiones teolológicas, para llevar a cabo lo que, circunstancialmente, se consideró fue lo más adecuado: ocupar las tribunas camerales, sí, pero también dar inicio a una movilización popular. La suma de ambas rindió frutos, pues el señor Calderón fue a Nueva Orleáns sin llevar en el portafolio su ofrenda al imperio. Su chiqui-reforma petrolera para beneficio de los intereses privados del señor George W. Bush.
Y es que por tal "obsequio" es que había premura por sacar adelante, votadas favorablemente por el PAN, PRI y Nueva Alianza, las mentadas reformas. Se frenó la intentona.
Para regalar a los intereses petroleros de la familia Bush & Co., efectivamente, había prisa para que nadie o sólo muy pocos se percataran de que dichas iniciativas, sin tocar la Constitución, sí la lesionan muy claramente, cual apenas advirtieron un puñado de legisladores priístas –Beatriz Pagés, Héctor Hugo Olivares, Alfredo Ríos, et al--, lo que viene a desvirtuar el monolitismo que presumen aquellos que en el tricolor negocian con el señor Calderón.
Haber obtenido mayor tiempo –71 días— para debatir públicamente las intenciones del panismo, provocará que el rechazo de la sociedad a las mismas se acreciente, al percatarse cada vez más ciudadanos del objetivo real de las mismas que no es precisamente el de "construir más escuelas, carreteras y hospitales". No, al menos, en territorio nacional.
Ha sido tan bonancible el resultado para AMLO que, por supuesto, no sólo el coordinador senatorial priísta Manlio Fabio Beltrones ha tratado de atribuírselo con el clásico "ganó la política, ganamos todos", incluso el mismo señor Calderón ha mentido este fin de semana a sus correligionarios panistas, al decir que han sido derrotados quienes atentan contra las sacrosantas (sic) instituciones políticas.
El resultado es lo que cuenta. Sin romper siquiera un vidrio.