Poniendo la mesa

Diario Libertad / Editorial

Ya deberíamos estar acostumbrados a leer entre líneas las declaraciones de los políticos mexicanos. El coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, Héctor Larios Córdova, anunció los preparativos para entrar al tema de la Reforma Energética, que supone la participación del capital privado extranjero en la modernización de PEMEX.

El tema ha desatado todo tipo de reacciones, y todas ellas encontradas. Le sobran recursos y panegiristas al gobierno para tratar de sensibilizar a la sociedad en torno a la necesidad de que los grandes capitales trasnacionales vengan a llevarse nuestros recursos a cambio de un poco de tecnología que, dicho sea de paso, podría adquirirse con suma facilidad si la corrupción no hiciera mella en la Empresa que más recursos fiscales aporta al País.

En contraparte, hay diversos sectores cuyas voces se han hecho oír, precisamente en oposición a lo que se considera, la más entreguista de las acciones del gobierno de Felipe Calderón, El Frente Amplio Progresista ha anunciado una serie de movilizaciones, al igual que Andrés Manuel López Obrador, quien ha tomado para sí la lucha en contra de la privatización de PEMEX.

El tabasqueño, quien ya tiene experiencia en la lucha civil cuando hace ya casi una década tomó las instalaciones petroleras de su tierra natal. Hoy dio a conocer la conformación de grupos de miles de hombres y mujeres dispuestos a participar en las acciones de resistencia en contra del proceso de privatización.

Bueno, pues con todo y la aparición con los mismos fines del Ejercito Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), todos los elementos nos llevan a concluir que a pesar de estas reacciones, la reforma se llevará a cabo.

El propio Larios desestima las protestas: “no nos preocupan las amenazas de López Obrador, que son hechas todos los días y a todas horas. No es un tema que deba preocuparle a ningún mexicano”.

El sustento de nuestras afirmaciones está a la vista: el PRI lleva un buen rato poniendo la mesa. Conquistará más espacios políticos y hasta negociará algunas de las seis gubernaturas a disputarse el año que entra, a cambio de iniciar el debate por el petróleo y al final, al dar su voto a favor de la reforma energética.

Esta es una decisión ya tomada en la que muy pocos participan. Si acaso la Presidencia de la República y los líderes parlamentarios del PAN y del PRI solo servirán de amables gestores para beneficio de las grandes trasnacionales que, como los gigantes financieros, tienes décadas dictando el rumbo de naciones emergentes como la nuestra.

Lo lamentable del caso es que independientemente de la sinceridad de las protestas, no faltarán, por un lado, los provocadores, y por otro, aquellos dispuestos a llevar hasta las últimas consecuencias las razones del Estado, que no son otras que la de los intereses que representan.