Pemex, por demás rentable, según cifras que maneja EU
Diario Libertad / Carlos Fernández Vega (México, SA)
* Ni un pelo se mueve contra la corrupción
Otrora manejado como top secret por el gobierno federal, poco a poco se retiraron los “candados informativos” que para los mortales impedían conocer el costo promedio que a los mexicanos significa la extracción de un barril de petróleo crudo equivalente. Si bien ese dato no aparece en todos los documentos elaborados por Petróleos Mexicanos, sí se registra en unos cuantos de ellos, aunque si lo que el preguntón busca es exactitud, lo mejor es recurrir al detallado reporte que sobre sus finanzas envía la paraestatal, anual y puntualmente, a la Securities and Exchange Commision (SEC) del gobierno estadunidense.
Lo anterior no sólo permite a los mortales conocer el monto preciso de tal extracción, sino compararlo con las apocalípticas versiones que por estos días circulan en torno a que para las finanzas nacionales comienza a “no ser costeable” tal actividad, por lo que urge la presencia del capital privado, de preferencia extranjero, si no es mucha la molestia.
De hecho, el informe que Pemex envía a la SEC es más preciso que el aportado por la propia paraestatal en otro tipo de publicaciones para el consumo interno. Así, por ejemplo, en su anuario 2005 la empresa mexicana dice que el referido costo de extracción fue, ese año, de 4.29 dólares por barril, pero al organismo del gobierno estadunidense le asegura que en realidad fue de 4.24 centavos, dirían algunos, pero multiplicados por 365 días y millones de barriles, esos centavos permitirían amasar una fortuna por demás respetable (algo así como 25.5 millones de dólares en el periodo).
El hecho es que para México el costo de extracción del barril de petróleo crudo equivalente comparado con el precio de venta en los mercados internacionales siempre será un buen negocio, especialmente ahora con los niveles históricos que reporta.
Dada su creciente “colocación” (léase endeudamiento) de certificados bursátiles en los mercados internacionales, principalmente el estadunidense, Petróleos Mexicanos debe cubrir el requisito de la SEC de informarle detalladamente sobre el estado de sus finanzas, y todo lo que ello implica, y es así que lo que para los mexicanos durante muchos años se mantuvo bajo 50 candados, en Wall Street y otras selectas partes financieras y políticas foráneas de siempre ha sido información corriente y actualizada.
Así, con la información de la SEC se puede puntualizar que el costo promedio de extracción registró un incremento de 73.53 por ciento de 1998 a 2006, un balance que para algunos jilgueros pro privatización resulta más que contundente para “confirmar” que tal actividad comienza a “no ser costeable” para el erario y de allí la “urgencia” de que el capital privado fluya por los ductos petroleros aún nacionales.
Pues bien, a ese dato que algunos consideran terrorífico hay que sumar la contraparte, esto es, el precio promedio de venta del barril mexicano de exportación en igual periodo: de 1998 a 2006, este indicador reportó un incremento cercano a 400 por ciento, al pasar de 10.77 a 53.04 dólares, o lo que es lo mismo un avance casi 5.5 veces superior al que en igual lapso observó el costo promedio de extracción.
Si en 1998 la diferencia favorable fue de 8.39 dólares por barril, en 2006 llegó a 48.91 dólares. Si este margen no es negocio y comienza a “no ser costeable” para el erario, entonces cuál sería el indicado para no necesitar con urgencia la salvadora llegada del capital privado. Si las condiciones no han cambiado y el costo promedio de extracción de mantiene en 4.13 dólares, entonces dicho margen habría crecido a 57.53 dólares en 2007 y a 75.47 dólares en 2008 (enero). Pero insisten en aquello de lo “no costeable” y que Pemex es una empresa “no rentable”.
Por ejemplo, el peor año del gobierno foxista en materia de precios petroleros internacionales fue 2001, cuando el barril mexicano de exportación promedió 18.57 dólares. Ese año el costo promedio de extracción por barril fue de 3.34 dólares, de tal suerte que el margen fue de 15.23 dólares, o lo que es igual 456 por ciento. Ese fue el peor (se entiende que en precios petroleros, porque en otras materias peor fue el sexenio completo).
A Ernesto Zedillo le tocó un año más complicado: 1998, con un precio promedio de la mezcla mexicana de 10.77 dólares (el más bajo en una década) y un costo de extracción de 2.21 dólares, es decir, un margen favorable de 387 por ciento. Cerró el sexenio con el barril a 24.62 dólares y el costo de extracción a 2.97 dólares, una diferencia de 729 por ciento.
En igual sentido, el gobierno de Vicente Fox comenzó mal (en precios petroleros internacionales, desde luego, porque terminó peor en todo lo demás), pero en 2006 el barril mexicano promedió 53.04 dólares, con un costo de extracción de 4.13 dólares, un margen favorable de casi mil 100 por ciento.
A Felipe Calderón le ha ido de maravilla (insisto que en materia de precios petroleros internacionales). Si el costo de 4.13 dólares se ha mantenido y es oficial que el barril mexicano promedió 61.66 dólares en 2007, entonces el margen favorable sería de mil 300 por ciento, y en enero de 2008 de mil 830 por ciento, al promediar en enero 79.60 dólares el barril.
Como se puede observar (gracias a Pemex, pero especialmente a la SEC), Petróleos Mexicanos es una empresa por demás rentable y el negocio petrolero mexicano verdaderamente generoso y redituable, de tal suerte que no hay que confundirse: la caja registradora de la paraestatal no deja de tintinear y el oro negro aporta multimillonarias ganancias al Estado. Otra cosa, muy distinta, es la rapacidad de la Secretaría de Hacienda y la complacencia de los legisladores.
Las rebanadas del pastel
El secretario de la Función Pública hace lo que a Calderón le gusta: nada. Primero fue Germán Martínez, 10 meses instalado en el cargo sin mover un pelo en contra de la corrupción; su remplazo, Salvador Vega Casillas, hace lo mismo, y sobre las presuntas corruptelas de Fox y compañía en Michoacán (por ejemplo, la playa El Tamarindillo ubicada en el municipio de Aquila de aquel estado) recomienda que las investiguen en otra parte, porque “es un asunto político que lo tiene que ver la Cámara de Diputados”. Como si fuera tema nuevo.
* Ni un pelo se mueve contra la corrupción
Otrora manejado como top secret por el gobierno federal, poco a poco se retiraron los “candados informativos” que para los mortales impedían conocer el costo promedio que a los mexicanos significa la extracción de un barril de petróleo crudo equivalente. Si bien ese dato no aparece en todos los documentos elaborados por Petróleos Mexicanos, sí se registra en unos cuantos de ellos, aunque si lo que el preguntón busca es exactitud, lo mejor es recurrir al detallado reporte que sobre sus finanzas envía la paraestatal, anual y puntualmente, a la Securities and Exchange Commision (SEC) del gobierno estadunidense.
Lo anterior no sólo permite a los mortales conocer el monto preciso de tal extracción, sino compararlo con las apocalípticas versiones que por estos días circulan en torno a que para las finanzas nacionales comienza a “no ser costeable” tal actividad, por lo que urge la presencia del capital privado, de preferencia extranjero, si no es mucha la molestia.
De hecho, el informe que Pemex envía a la SEC es más preciso que el aportado por la propia paraestatal en otro tipo de publicaciones para el consumo interno. Así, por ejemplo, en su anuario 2005 la empresa mexicana dice que el referido costo de extracción fue, ese año, de 4.29 dólares por barril, pero al organismo del gobierno estadunidense le asegura que en realidad fue de 4.24 centavos, dirían algunos, pero multiplicados por 365 días y millones de barriles, esos centavos permitirían amasar una fortuna por demás respetable (algo así como 25.5 millones de dólares en el periodo).
El hecho es que para México el costo de extracción del barril de petróleo crudo equivalente comparado con el precio de venta en los mercados internacionales siempre será un buen negocio, especialmente ahora con los niveles históricos que reporta.
Dada su creciente “colocación” (léase endeudamiento) de certificados bursátiles en los mercados internacionales, principalmente el estadunidense, Petróleos Mexicanos debe cubrir el requisito de la SEC de informarle detalladamente sobre el estado de sus finanzas, y todo lo que ello implica, y es así que lo que para los mexicanos durante muchos años se mantuvo bajo 50 candados, en Wall Street y otras selectas partes financieras y políticas foráneas de siempre ha sido información corriente y actualizada.
Así, con la información de la SEC se puede puntualizar que el costo promedio de extracción registró un incremento de 73.53 por ciento de 1998 a 2006, un balance que para algunos jilgueros pro privatización resulta más que contundente para “confirmar” que tal actividad comienza a “no ser costeable” para el erario y de allí la “urgencia” de que el capital privado fluya por los ductos petroleros aún nacionales.
Pues bien, a ese dato que algunos consideran terrorífico hay que sumar la contraparte, esto es, el precio promedio de venta del barril mexicano de exportación en igual periodo: de 1998 a 2006, este indicador reportó un incremento cercano a 400 por ciento, al pasar de 10.77 a 53.04 dólares, o lo que es lo mismo un avance casi 5.5 veces superior al que en igual lapso observó el costo promedio de extracción.
Si en 1998 la diferencia favorable fue de 8.39 dólares por barril, en 2006 llegó a 48.91 dólares. Si este margen no es negocio y comienza a “no ser costeable” para el erario, entonces cuál sería el indicado para no necesitar con urgencia la salvadora llegada del capital privado. Si las condiciones no han cambiado y el costo promedio de extracción de mantiene en 4.13 dólares, entonces dicho margen habría crecido a 57.53 dólares en 2007 y a 75.47 dólares en 2008 (enero). Pero insisten en aquello de lo “no costeable” y que Pemex es una empresa “no rentable”.
Por ejemplo, el peor año del gobierno foxista en materia de precios petroleros internacionales fue 2001, cuando el barril mexicano de exportación promedió 18.57 dólares. Ese año el costo promedio de extracción por barril fue de 3.34 dólares, de tal suerte que el margen fue de 15.23 dólares, o lo que es igual 456 por ciento. Ese fue el peor (se entiende que en precios petroleros, porque en otras materias peor fue el sexenio completo).
A Ernesto Zedillo le tocó un año más complicado: 1998, con un precio promedio de la mezcla mexicana de 10.77 dólares (el más bajo en una década) y un costo de extracción de 2.21 dólares, es decir, un margen favorable de 387 por ciento. Cerró el sexenio con el barril a 24.62 dólares y el costo de extracción a 2.97 dólares, una diferencia de 729 por ciento.
En igual sentido, el gobierno de Vicente Fox comenzó mal (en precios petroleros internacionales, desde luego, porque terminó peor en todo lo demás), pero en 2006 el barril mexicano promedió 53.04 dólares, con un costo de extracción de 4.13 dólares, un margen favorable de casi mil 100 por ciento.
A Felipe Calderón le ha ido de maravilla (insisto que en materia de precios petroleros internacionales). Si el costo de 4.13 dólares se ha mantenido y es oficial que el barril mexicano promedió 61.66 dólares en 2007, entonces el margen favorable sería de mil 300 por ciento, y en enero de 2008 de mil 830 por ciento, al promediar en enero 79.60 dólares el barril.
Como se puede observar (gracias a Pemex, pero especialmente a la SEC), Petróleos Mexicanos es una empresa por demás rentable y el negocio petrolero mexicano verdaderamente generoso y redituable, de tal suerte que no hay que confundirse: la caja registradora de la paraestatal no deja de tintinear y el oro negro aporta multimillonarias ganancias al Estado. Otra cosa, muy distinta, es la rapacidad de la Secretaría de Hacienda y la complacencia de los legisladores.
Las rebanadas del pastel
El secretario de la Función Pública hace lo que a Calderón le gusta: nada. Primero fue Germán Martínez, 10 meses instalado en el cargo sin mover un pelo en contra de la corrupción; su remplazo, Salvador Vega Casillas, hace lo mismo, y sobre las presuntas corruptelas de Fox y compañía en Michoacán (por ejemplo, la playa El Tamarindillo ubicada en el municipio de Aquila de aquel estado) recomienda que las investiguen en otra parte, porque “es un asunto político que lo tiene que ver la Cámara de Diputados”. Como si fuera tema nuevo.