De que es BRUTO, lo es, el hamburguesero presidente municipal de la bizarra capital Zacatecana
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Acudimos al estribillo de una de las rondas infantiles de más tradición y en lamentable proceso de desaparición para ilustrar una de las chiquilladas en que ha incurrido el joven alcalde capitalino Cuauhtémoc Calderón Galván.
Como buen sobrino y aprendiz político de Raymundo Cárdenas Hernández, por estos días metido en el papel de diputado federal de mayoría, al munícipe le ha dado no sólo por la ceguera y la sordera que generan, a veces en forma pasajera y otras tantas para siempre, las posiciones de poder público.
Ahora el presidente municipal ignora olímpicamente que no se manda solo, que ciertamente encabeza el Ayuntamiento pero no por ello es autónomo, libre, soberano y/o emancipado en automático.
Si a eso le agregamos la loquera de que ya desde ahora, cuando sólo ha mostrado sus lados flacos, se siente candidato ¡y ganador! de la siguiente elección de gobernador de Zacatecas, por allá en el año 2010, pues bien fritos estamos, como pescados en aceite hirviendo o papas a la francesa para acompañar las hamburguesas que, en medio del caos global, atropellan a nuestros tradicionales taquitos y garnachas.
Al punto y sin rodeos
Pues bien, el joven Cuate se fue sin autorización del cabildo capitalino a ser testigo, porque así es como según él, especulamos, uno ocupa un sitio en la historia, del cambio de poderes en Baja California, los 2 primeros días del mes en curso.
No conforme con ahorrarse el fastidioso trámite de solicitar autorización a los demás miembros del cuerpo edilicio para lanzarse al paseo referido, el joven alcalde se fue con todo y hebra.
Pidió viáticos que le fueron facilitados por la tesorería municipal y se llevó de compañero, no de corbata, a David Gallardo, director de Participación y Gestión Social en la primera administración panista de Zacatecas capital.
Total que según el más incómodo de los regidores azules, aunque tricolor de origen, Rodrigo Román Ortega, al multicitado Cuate hay que exigirle que devuelva el dinero que indebidamente se gastó y que además aprenda, de una buena vez por todas, que los demás ediles no están pintados con brocha gorda y pueden, según se demuestra, salir a decir esta cara y esta boca es mía.
El criticón Román Ortega plantea, además, que a Cuauhtémoc Calderón se la aplique la dolorosa y se le descuenten, sin más averiguaciones, 2 días de salario por largarse sin permiso a Baja California.
Del Serpentario
Consultando, que es gerundio, a nuestro especialistas en asuntos de borracheras y alturas, amablemente nos han disipado alguna dudas existenciales.
Acrofobia, nos dicen, es la forma con que se identifican las ñáñaras por las alturas, que luego generan vértigo.
Mareos sin alcohol ni embarazo de por medio, por otra parte, son síntoma común entre quienes se suben a un ladrillo y creen que ya llegaron al más alto escalón en la carrera política.
Te hablan, Cuauhtémoc.