INDICE POITICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

MITOMANÍA MADRACISTA

"¡Mientes! ¡Eres un mentiroso! ¡Tú eres la pena de México!"

Elba Esther Gordillo a Roberto Madrazo


YA NO HAY duda. Roberto Madrazo copiaba en los exámenes escolares. Les robaba la torta a sus compañeros. Defraudaba en los procesos electorales. Les ponía el cuerno a sus mujeres. Hacía negocios al amparo del poder… ¡y desaparece en los maratones para reaparecer en la meta minutos después!

El tipo es una basurita, ¡que ni qué!

Durante años, utilizó a su actual esposa cada ocasión que buscaba la conmiseración popular. La enfermaba. La ingresaba a un caro hospital. Le practicaban alguna cirugía estética. Y él aparecía en los medios triste, acongojado, "preocupado por la salud de Isabel". Mentía, claro está.

Y es que, ¿desde cuándo la señora De la Parra no está enferma?

Quien sí lo está es Roberto Madrazo. Enfermo. Muy enfermo. Es paciente de un grave complejo de inferioridad, lo que le hace inseguro. Miente, por tal, para inventarse una realidad en la cual siempre destaca. Y en ese entorno virtual, imaginado por él, es en el cual destaca. Gana. Es el campeón.

En estos enfermos, el deseo de mentir se hace evidente desde la niñez. Los niños mienten imaginándose cosas, mienten imitando a sus padres, mienten al exagerar las cosas, mienten para ser aceptados en su núcleo social, mienten para evitar el castigo, mienten para ser recompensados, mienten con el fin de desquitarse.

A medida que el niño crece, el hábito de mentir es algo que se va quedando atrás. Pero en muchos casos, el hábito de mentir se convierte en una costumbre a medida que el niño llega a joven y luego a adulto. Toda persona en algún momento de su vida miente, aunque luego se arrepienta.

Y es precisamente un complejo de inferioridad en el joven o adulto, el que le puede hacer víctima de la mentira con el fin de impresionar a otros. Aquellos que viven en una falsa relación con sí mismos, constantemente recurren a la mentira para obtener lo que desean y franquearse falsamente el favor de otros.

La persona adicta a las mentiras o el mentiroso crónico, llega al extremo de creer sus propias mentiras.

En estos momentos, Madrazo debe creer que sí, que en efecto ha ganado todos los maratones en los que ha competido… incluso debe pensar que le robaron la elección presidencial del 2006, como también lo hicieron en el 2000.

El mentiroso es un individuo que experimenta un desajuste de personalidad y un desorden de carácter que lo motiva a sentirse inseguro de sí mismo y a refugiarse detrás de las apariencias.

Aparenta ser ganador. Aparenta ser campeón. Aparenta. Sólo aparenta.

Madrazo miente de forma continua. Trata de ser más atractivo hacia los demás o de suplir carencias en distintas áreas de su vida, pero con el paso del tiempo sufrirá aislamiento por despertar desconfianza entre sus semejantes.

Eso es lo que ya le pasa a Roberto Madrazo. Nadie en su sano juicio puede confiar en él. Está acabado.

¿Tú le crees? ¡Yo tampoco!