CONJETURAS
Alvaro Cepeda Neri
viernes, 15 de junio de 2007
Traidor traicionado por traidores
Carlos Ramos, el comunicador-periodista en la radio y televisión entrevista a ese cadáver político, alma en pena del que ni la "grilla" gana para vergüenzas. Es el domingo 10 de junio, cuando de tantos fierros en la lumbre de la información y en la mira de la crítica, cuesta trabajo seleccionar el tema. Pero hagamos una excepción. Roberto Madrazo ya pasó, no a la historia, pues nunca estuvo siquiera en el umbral, pero sí al mundo de lo anecdótico. Al montón de la basura de lo que pudo haber sido y no fue... afortunadamente.
Lo menos que se pueda debe uno ocuparse del tristemente célebre, nacido en la capital del país, pero "naturalizado" tabasqueño por intereses puramente electorales. Fue siempre un pésimo politiquillo y quienes lo conocen y sobre todo los que tuvieron trato con él, no hay uno que manifieste, al menos, alguna justificación (¡ya no explicación!) sobre sus traiciones a unos y otros, para cosechar lo que destila en la entrevista-conversación con Manuel S. Garrido.
En ella, Madrazo se va con la finta de que es, además de víctima, un mártir. Y no es ni una ni lo otro. Su rosario de fracasos le fueron impuestos por quienes no lo comprendieron y pasaron por alto que tenía una misión... historicista. Todos lo fueron traicionando, para llevarlo al desastre con el que carga a cuestas. Verbigracia: tuvo la oportunidad de oro de que expulsaran a la Gordillo del PRI, y en lugar de eso voló hasta su lecho de enferma y le rogó que tampoco renunciara... ¡que la necesitaba! Traicionó al PRI.
Sus respuestas, aparecidas en el libro: La traición: Roberto Madrazo muestra, en blanco y negro a un priísta que está fuera de onda. Con semejante timbre de voz, gangosa y seca, a la de su archienemigo Robinson-Bours, contesta las preguntas de Carlos Ramos y el escucha-televidente se queda con la imagen de un Madrazo profundamente enraizado en odios y ganas de venganza, sin mostrar al político del que presume. En el libro se deshace en elogios, "guayabazos", para Slim.
El título del mismo debió ser: "Traidor traicionado por traidores". Se va encima de López Obrador en la misma sintonía de Fox y los foxistas. Se dice amigos de Salinas y enemigo de Zedillo. Parafraseando aquello de que hay vida después de la muerte, asegura que "hay un mundo más allá de la política". ¿Lo hay para Madrazo? Salvo que sea el mundo de las traiciones, a las que se dedicó desde que estuvo al frente del priísmo juvenil, hasta que fue derrotado en la contienda presidencial por López Obrador.
Manuel S. Garrido lo pone contra las cuerdas, al cuestionarle, con sus propias palabras, por qué no cedió la candidatura presidencial a quienes el mismo Madrazo considera dos protagonistas que hubieron competido realmente contra Calderón y López Obrador. Y respondió con su clásica traición de que había "obstáculos", para así quedarse en la candidatura y hacer el ridículo que arrastró al PRI al desastre electoral del que ahora intenta reponerse en la coyuntura de la crisis del PAN y los conflictos del PRD.
viernes, 15 de junio de 2007
Carlos Ramos, el comunicador-periodista en la radio y televisión entrevista a ese cadáver político, alma en pena del que ni la "grilla" gana para vergüenzas. Es el domingo 10 de junio, cuando de tantos fierros en la lumbre de la información y en la mira de la crítica, cuesta trabajo seleccionar el tema. Pero hagamos una excepción. Roberto Madrazo ya pasó, no a la historia, pues nunca estuvo siquiera en el umbral, pero sí al mundo de lo anecdótico. Al montón de la basura de lo que pudo haber sido y no fue... afortunadamente.
Lo menos que se pueda debe uno ocuparse del tristemente célebre, nacido en la capital del país, pero "naturalizado" tabasqueño por intereses puramente electorales. Fue siempre un pésimo politiquillo y quienes lo conocen y sobre todo los que tuvieron trato con él, no hay uno que manifieste, al menos, alguna justificación (¡ya no explicación!) sobre sus traiciones a unos y otros, para cosechar lo que destila en la entrevista-conversación con Manuel S. Garrido.
En ella, Madrazo se va con la finta de que es, además de víctima, un mártir. Y no es ni una ni lo otro. Su rosario de fracasos le fueron impuestos por quienes no lo comprendieron y pasaron por alto que tenía una misión... historicista. Todos lo fueron traicionando, para llevarlo al desastre con el que carga a cuestas. Verbigracia: tuvo la oportunidad de oro de que expulsaran a la Gordillo del PRI, y en lugar de eso voló hasta su lecho de enferma y le rogó que tampoco renunciara... ¡que la necesitaba! Traicionó al PRI.
Sus respuestas, aparecidas en el libro: La traición: Roberto Madrazo muestra, en blanco y negro a un priísta que está fuera de onda. Con semejante timbre de voz, gangosa y seca, a la de su archienemigo Robinson-Bours, contesta las preguntas de Carlos Ramos y el escucha-televidente se queda con la imagen de un Madrazo profundamente enraizado en odios y ganas de venganza, sin mostrar al político del que presume. En el libro se deshace en elogios, "guayabazos", para Slim.
El título del mismo debió ser: "Traidor traicionado por traidores". Se va encima de López Obrador en la misma sintonía de Fox y los foxistas. Se dice amigos de Salinas y enemigo de Zedillo. Parafraseando aquello de que hay vida después de la muerte, asegura que "hay un mundo más allá de la política". ¿Lo hay para Madrazo? Salvo que sea el mundo de las traiciones, a las que se dedicó desde que estuvo al frente del priísmo juvenil, hasta que fue derrotado en la contienda presidencial por López Obrador.
Manuel S. Garrido lo pone contra las cuerdas, al cuestionarle, con sus propias palabras, por qué no cedió la candidatura presidencial a quienes el mismo Madrazo considera dos protagonistas que hubieron competido realmente contra Calderón y López Obrador. Y respondió con su clásica traición de que había "obstáculos", para así quedarse en la candidatura y hacer el ridículo que arrastró al PRI al desastre electoral del que ahora intenta reponerse en la coyuntura de la crisis del PAN y los conflictos del PRD.