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martes, 22 de mayo de 2007

INTINERARIO POLITICO

Ricardo Alemán


Ganan el PRI y Calderón

¿Por qué en Yucatán perdió el partido en el poder, el PAN, que antes arrasó a favor de su candidato presidencial?

En el terreno político, son cuatro los ganadores del proceso electoral de Yucatán: la candidata del PRI, Ivonne Ortega, la dirigente nacional de ese partido, Beatriz Paredes, la ex panista Ana Rosa Payán y -por increíble que parezca- el presidente Felipe Calderón.

Los derrotados -contra la voz popular que asegura que la derrota es huérfana- en este caso son muchos: el candidato del PAN, Xavier Abreu, el gobernador de Yucatán, Patricio Patrón Laviada, el presidente del partido, Manuel Espino, y -por contradictorio que se antoje- el panismo todo, que no sólo reduce el número de gobiernos estatales en su poder, sino que camina sobre sus propios pasos y retrocede a un pasado que recuerda la negociación del voto popular.

Y en ese terreno, el de la cultura democrática, la elección para renovar la gubernatura, el Congreso local y los ayuntamientos yucatecos fue una derrota para todos: para la democracia electoral, el sistema de partidos, las instituciones y, especialmente, para los ciudadanos, cuyo voto fue manoseado de manera grosera por "el interés superior".

¿Qué fue lo que pasó en Yucatán? ¿Por qué perdió el partido en el poder, el PAN, que 10 meses antes arrasó a favor de su candidato presidencial? ¿Por qué en ese corto tiempo el PAN dilapidó una robusta preferencia electoral, mientras que el PRI fue capaz del "milagro"? La de Yucatán, hay que decirlo, fue una elección profundamente atípica, no sólo al interior de las fuerzas en disputa, no sólo en la península, sino en el escenario nacional. Y tampoco se puede hablar de una sorpresa, porque lo que venía en Yucatán no lo vio sólo aquel que no quiso verlo.

La primera señal llegó desde que arribó al poder presidencial el panista Felipe Calderón, cuyo grupo político, estrechamente vinculado con el gobernador Patricio Patrón, se empeñó en imponer como candidato al felipista Xavier Abreu. Los calderonistas "plancharon" a la candidata natural, la espinista Ana Rosa Payán Cervera, quien en protesta por el "planchazo" renunció al PAN para buscar la gubernatura por una coalición opositora. Es decir, la renovación de poderes en Yucatán y la sucesión del gobierno panista se vieron marcados por la lucha nacional entre el presidente Calderón y el presidente del PAN, Manuel Espino.

Resulta que el candidato "oficial" -que contó con todo el apoyo de los gobiernos estatal y federal-, el señor Xavier Abreu, no sólo resultó un mal candidato sino que realizó una campaña deplorable, lo que sumado a la fractura del partido y a una desastrosa gestión de Patrón Laviada -que hizo perder al PAN las simpatías en los centros urbanos-, impulsó la imagen y la propuesta de la candidata del PRI, Ivonne Ortega, una mujer política que no sólo ofreció su imagen de novedad -de género- en una elección como la yucateca, sino su pertenencia a la vieja clase política estatal, pues es sobrina del otrora poderoso cacique Víctor Cervera Pachecho.

De esa manera, la grieta que se abrió en el buque panista y el repunte que mostró la candidatura de Ivonne Ortega fueron aprovechados de manera inteligente por la nueva dirigencia del PRI, en manos de otra mujer, de Beatriz Paredes, quien pareció encontrar la fórmula para catapultar su naciente liderazgo al frente del PRI. Es decir, recurrió a la política y condicionó la alianza del PRI con el Presidente Calderón, al respeto de los resultados electorales en Yucatán. La señora Paredes entendió que las condiciones del naciente gobierno de Calderón mostraba características similares -que no iguales- a las que vivieron los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Por eso siguió la misma ruta crítica seguida en esos casos. Y por eso la respuesta del presidente Calderón fue la reedición de 1988.

En efecto, nadie puede documentar una eventual negociación entre Felipe Calderón y Beatriz Paredes -nomás faltaba que lo reconocieran de manera pública-, pero lo cierto es que a los ojos de todos aparecieron las evidencias de un acuerdo político, sobre todo porque al tiempo que el gobierno federal sacó las manos del proceso yucateco -e intentó sin mucha suerte amarrar las manos al gobierno estatal-, el PRI mandó a Yucatán a operadores políticos y dinero en abundancia, procedentes de los gobiernos priístas del estado de México y Quintana Roo.

Desde el mes de enero pasado -Itinerario Político 16/01/07-, en este espacio documentamos en cinco entregas la evolución de ese proceso, que apuntaba a la moderna versión de las "concertacesiones" y que en el pragmatismo que caracteriza a políticos y gobernantes mexicanos, del partido que se quiera, se resumió en una pregunta: ¿qué vale más, el gobierno de Yucatán o la alianza del gobierno de Calderón con el PRI? Y el punto final lo pondrá el candidato derrotado, Xavier Abreu, quien no ira a tribunales. Ganó Calderón porque aseguró sus reformas, pero también ganaron tres mujeres: Ivonne Ortega, que será gobernadora, Beatriz Paredes, que empieza con el pie de derecho, y Ana Rosa Payán, que derrota a su histórico adversario, Patricio Patrón. Vienen premios y venganzas. ¿Pero quién sancionará el cochinero?