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martes, 22 de mayo de 2007

EL ENGAÑO A LOS YUCATECOS

Por “Fast Track” concreta Calderón la primera “concertacesión”


Por Lilia Arellano
martes, 22 de mayo de 2007

* El Presidente exige a los priístas cumplir su parte del acuerdo
* La SCJN decidirá si el Congreso “renegocia” la “Ley Televisa”
* Siguen las movilizaciones por la derogación de la “Ley Gordillo”
* Difícil que pase en el Congreso de EU la reforma migratoria

“La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana”.
John Fitzgerald Kennedy

El rápido reconocimiento de la derrota del candidato del PAN a la gubernatura de Yucatán, Xavier Abreu, por parte de Felipe Calderón concretó por “fast track” la primera “concertacesión” del “presidente de las manos limpias”.

A tan sólo unas horas de que el dirigente nacional de su partido, Manuel Espino, y del propio abanderado del blanquiazul declararán al cierre de las casillas electorales en esa entidad su certeza en que habían triunfado por un margen de 3 puntos porcentuales del total de los sufragios yucatecos, sorprendió la velocidad que el titular del Ejecutivo Federal le imprimió al reconocimiento del triunfo de la priísta Ivonne Ortega Pacheco, y la inmediata exigencia a las fracciones priístas en el Congreso de la Unión para aprobar con urgencia “las reformas estructurales que el país necesita”.

Como en su momento lo hizo Ernesto Zedillo Ponce de León en la elección del 2000 al adelantarse a “su partido”, el Revolucionario Institucional, y reconocer la victoria del candidato presidencial del PAN, Vicente Fox Quesada, por sobre el priísta Francisco Labastida Ochoa, lo que cerró toda una etapa histórica de la vida nacional, Calderón también actuó rápidamente para adelantarse a Manuel Espino y al grupo foxista que domina la dirigencia nacional del PAN: el Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana (Ipepac) cerró este lunes a mediodía el Programa de Resultados Preliminares (PREP), con el 80.52 por ciento de las casillas computadas que registraban el 49.70 por ciento del total de la votación a favor de la candidata, contra el 42.76 por ciento de los sufragios emitidos para Xavier Abreu.

De inmediato Felipe Calderón llamó a Ivonne Ortega para felicitarla por su triunfo, ofrecerle el reconocimiento del Gobierno federal a su próxima gestión al frente de los destinos de los yucatecos, expresarle su deseo de trabajar coordinadamente una vez que asuma la gubernatura y acordar reunirse próximamente para dialogar sobre su plan de gobierno y definir las prioridades de esa entidad.

Acto seguido, como si se tratase de una obra largamente ensayada, el gobernador de Yucatán, Patricio Patrón, reconoció la derrota de su delfín, y le deseó éxito a la sobrina y heredera política del extinto cacique Víctor Cervera Pacheco.

Al leer su guión en la conferencia de prensa preparada especialmente para tal efecto, dijo: “deseo que el próximo gobierno sea el mejor que haya tenido Yucatán, pues es lo que menos se merecen los habitantes de este gran Estado”; “ayer se impuso la voluntad del electorado y es una decisión que el Gobierno del Estado respeta y reconoce”, “mi gobierno está preparado para hacer la entrega a la próxima administración”.

También Xavier Abreu desempeñó magistralmente su papel en esta comedia política: tan sólo unas horas después de que había asegurado el hecho de que todas las encuestas en poder su partido apuntaban a que superó a su rival priísta, al borde de las lagrimas, con voz entrecortada, reconoció su derrota en los comicios del domingo; y admitió que no habrá un segundo sexenio -bueno en este caso quinquenio- panista al frente del gobierno del único estado del sureste mexicano que gobierna el PAN.

El que no fue convincente fue el líder nacional del PAN, Manuel Espino, quien a pesar de haber asegurado que el candidato panista tenía una ventaja de al menos tres puntos porcentuales en la preferencia electoral, señaló que “los resultados echan por tierra la idea de una elección de Estado”, y prometió que harán “un análisis a profundidad para determinar qué fue lo que salió mal en esta elección”, en la que por cierto Abreu arrancó con una ventaja sobre Ortega de casi 20 puntos porcentuales en la intención del voto.

El dirigente panista no tiene que ir muy lejos por la respuesta ni desviar grandes recursos de dinero público para pagar a asesores extranjeros que le hagan un sesudo análisis de lo ocurrido. Sería suficiente con que contratara a un estudiante promedio de la carrera de comunicación de cualquier universidad seria, para que a través de un simple trabajo de recopilación de las notas informativas de los últimos 20 días pueda recordar que a principios de este mes se reunió el presidente Felipe Calderón con los integrantes de la cúpula priísta con los que acordó mantener y renovar su “pacto político”, les ofreció no intervenir en los procesos electorales y suspender la designación de nuevos delegados federales en el país.

Durante el encuentro, al que asistieron los 17 gobernadores del PRI, la presidenta nacional priísta, Beatriz Paredes, el gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, y los líderes de sus fracciones parlamentarias en la Cámara Baja, Emilio Gamboa, y en el Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, le reclamaron al presidente su falta de reciprocidad debido a que ellos habían logrado la gobernabilidad de su administración y a cambio recibían sólo ataques y agresiones.

Le recriminaron que su partido, Acción Nacional, en los diferentes estados de la República se convierten -con la activa participación de los delgados federales- en grupos beligerantes contra los gobiernos estatales del PRI, destacando los conflictos de Oaxaca y Puebla, mientras que ellos “mantienen una posición institucional”.

Ante tan airados reclamos, Calderón los tranquilizó y les dijo que era su interés mantener “su pacto” a fin de concretar las reformas legislativas que “le urgen al país”, por lo que haría lo posible para que el ambiente político en las entidades del país no se convierta en un conflicto. Su disposición a mantener la alianza con los priístas llegó al punto de ofrecerles la revisión del calendario del ejercicio del gasto y entregarles las partes que les corresponden a las entidades federativas que gobiernan; la suspensión de la designación de nuevos delegados, así como la creación de un equipo de trabajo que evaluara la pertinencia o no de que esa figura se mantenga.

Esos fueron los acuerdos “en lo oscurito”. Sin embargo, no había pasado ni una semana cuando los priístas se sintieron “chamaqueados” por el accionar del PAN en Yucatán y la intensa actividad que desarrollaba el gobernador Patricio Patrón, secundado por el líder panista Manuel Espino y un buen número de delegados federales en esta entidad.

Por eso, hasta la blanca Mérida corrió el sonorense Malio Fabio Beltrones, coordinador parlamentario del PRI en el Senado de la República, para advertirle al Presidente que si no cumplía su palabra y los gobiernos federal y estatal no sacaban las manos del proceso electoral de Yucatán y, por supuesto, les entregaban la entidad, las reformas estructurales en el Congreso de la Unión simplemente no pasarían y considerarían roto su pacto político.

En esa ocasión, Beltrones amenazó abiertamente con que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión exigiría al gobierno del estado y el federal “respetar la voluntad de los yucatecos” y pediría al vicepresidente, perdón, al jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Juan Camilo Mouriño, que obedezca a su patrón y que no se involucre en el proceso electoral yucateco en apoyo a Patrio Patrón.

Ante la serie de circunstancias y compromisos que rodean la elección yucateca, lo único verdaderamente cierto es que jamás nos enteraremos de quién ganó voto por voto esta contienda. Por un lado, aparece el aborrecido gobierno de Patrón Laviada, pero también los errores cometidos por el propio Calderón desde que asumió la presidencia, lo cual justifica la derrota de Xavier Abreu. El otro lado revela el regreso de los dinos y la muy particular forma de la que se valió Cervera Pacheco para, de plano, resucitar, a lo que suma la prisa de don Felipe por lograr que le aprueben sus reformas estructurales. Este caso tendrá sus acostumbrados 12 años de reserva informativa y, llegado el plazo, ya habrán quemado las boletas. El resto de la historia lo puede usted leer en la primera plana de cualquier periódico nacional de este país, en donde se enterará del capítulo que sigue: “YO YA CUMPLÍ, AHORA LES TOCA A USTEDES”

En efecto, tras entregarle a los dinosaurios priístas el destino de Yucatán, Calderón les demandó que a su vez cumplan su parte del acuerdo. Al presentar en el Alcázar del Castillo de Chapultepec la visión México 2030, un estudio de prospectiva en el que se delinean las metas a las que se pretende llegar en 23 años, el “presidente del empleo”, acompañado de su gabinete legal y ampliado, le advirtió a Beatriz Paredes, presente en ese acto, que “el tiempo para concretar las reformas que el país necesita se está agotando”.

Como si ella y su partido fueran sus únicos interlocutores, destacó que “México está inmerso en un proceso de transformaciones que no pueden ni deben detenerse, nuestro destino dependerá de lo que hoy hagamos o dejemos de hacer los mexicanos”.

Ya encarrerado Calderón señaló: “hoy no tenemos tiempo, no tenemos margen para eludir nuestra responsabilidad, hay asuntos que exigen una respuesta firme y contundente y el tiempo se acabó, no podemos ni debemos agachar la cabeza frente a retos como el que nos representa la sociedad del conocimiento, la competitividad del mundo, el calentamiento global, el crimen organizado, la equidad de género y muchos, muchos otros”.

Y es que a Felipe le gusta pagar de inmediato sus deudas, tal y como ya lo hizo con Elba Esther Gordillo, y ahora con la cúpula priísta, pero aún le falta cumplir sus compromisos con el capital internacional cuyas directrices son dictadas desde Washington y Paris, a través del Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que han sentenciado a la pobreza a cientos de millones de habitantes en todo el mundo.

El catecismo de Calderón en política económica son los postulados de esos dos nefastos organismos internacionales, que le repiten un día si y otro también que “las reformas estructurales son la única manera para avanzar y mejorar los niveles de vida”, para lo cual los mandamientos que debe seguir para completar el proceso de entrega de la Nación son: mejorar la educación otorgada a la población joven y capacitar a la fuerza de trabajo, es decir la reforma educativa; eliminar los obstáculos que existen en las regulaciones con el propósito de captar inversión foránea en sectores del área de servicios y de infraestructura; impulsar la competitividad en el transporte, especialmente en el aéreo, el ferroviario y en telecomunicaciones; reducir los costos para abrir empresas en el país; implantar políticas más eficientes que garanticen la fuerza de las leyes y evitar el uso indiscriminado del amparo para evadir la ley, para lo cual deberá llevar a cabo las reformas energética, laboral y, sobre todo, la fiscal, que estuvieron en peligro por la elección en Yucatán, estado donde el único que perdió fue México.





De los pasillos

El Senado de los Estados Unidos abrió el debate sobre el proyecto negociado entre demócratas y republicanos de reforma migratoria, que reforzará el control de la frontera con México y, en teoría, regularizaría a cerca de 12 millones de indocumentados. Ante la cercanía de las elecciones primarias en ese país poco futuro se le ve a esa propuesta. En el seno del Partido República predomina la opinión de que dicho proyecto legislativo representa una “amnistía” para los indocumentados, por lo que no están dispuestos a dejarla pasar, a pesar del costo electoral que ello les represente. Además, también tendrá que ser debatido en la Cámara de Representantes, en donde la oposición a las medidas que incluye se vislumbra también muy fuerte.

Servidores públicos integrantes de los sindicatos de la UNAM, del ISSSTE, de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), entre otros, bloquearon diversos puntos de la Ciudad de México y realizaron una marcha del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino, donde concluyeron un largo día de protestas contra las reformas a la denominada “Ley Gordillo”. Sobre este asunto, el Consejo de la Judicatura Federal dio a conocer que ha recibido alrededor de 167 mil amparos contra la Ley del ISSSTE, que serán resueltos en los juzgados a más tardar en el mes de octubre. Mientras eso ocurre, los líderes sindicales de los burócratas proyectan realizar caravanas desde los estados a la capital de la República para presionar por la cancelación de la ley elaborada en el escritorio de Agustín Carstens con el equipo gordillista, totalmente a espaldas de los interesados.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación dio inicio a la sesión en la que se analiza la acción de constitucionalidad contra la llamada “Ley Televisa”. Ex senadores que promovieron ese recurso, como Javier Corral y Manuel Bartlett, acusaron que las ponencias de especialistas presentadas este lunes carecieron de consideraciones técnicas y “estuvieron más en la actividad de los negocios”. Si la SCJN resuelve a favor de las reformas, será el Congreso de la Unión quien tenga que hacer las correcciones necesarias, para lo cual los integrantes de los grupos legislativos deberán mostrar una independencia que hasta el momento no se ha visto por ningún lado, toda vez que se han alineado a los dictados de sus coordinadores parlamentarios. La negociación de nuevas reglas del juego entre el gobierno federal y el duopolio que domina los medios de comunicación en el país es uno de los tareas fundamentales y pendientes del actual inquilino de Los Pinos.