INDICADOR POLITICO

Carlos Ramírez


EEG, como Carlos Jongitud en 1988

* Poderío sindical y traición a educación

A pesar de haber sido encumbrada por Carlos Salinas en enero de 1989 para contribuir a la mejora de la educación, la señora Elba Esther Gordillo ha comenzado a cometer los mismos errores del depuesto Carlos Jongitud Barrios: usar la organización sindical para beneficio propio y no de la educación.

La clave de la actual crisis educativa no se localiza en la lucha SNTE-CNTE, ni en la revisión salarial anual, ni en el papel ostentoso de la señora Gordillo para mantener al PAN en la presidencia de la república. El punto conflictivo es otro: la negativa de la señora Gordillo a cumplir con el compromiso de la descentralización educativa, es decir, la creación de sindicatos estatales.

Aunque Jongitud efectivamente había conspirado contra la candidatura de Carlos Salinas, en realidad su error fue convertir al sindicato en un poder autónomo y contrapuesto de los intereses del Estado y por tanto del gobierno. Educado en el extranjero, el entonces candidato Salinas y luego presidente de la república tenía el objetivo de modernizar la educación. Y su propuesta de fondo era precisamente la de descentralizar la educación para entregársela a los estados.

La caída de Jongitud --operada por Fernando Gutiérrez Barrios y Manuel Camacho-- tenía un plan de vuelo: la realización por el grupo Nexos --dirigido por Héctor Aguilar Camín-- de un estudio a fondo sobre la educación. El proyecto terminado se llamó La catástrofe silenciosa y fue publicado en 1992 por el Fondo de Cultura Económica. En ese estudio se hizo un diagnóstico del colapso de la educación y se fortaleció la idea de Salinas de la descentralización. El equipo de Nexos concluyó que la descentralización era el único camino posible y que el gran obstáculo estaba en el sindicato comandado por Jongitud. Por ese documento Jongitud fue derrocado. Y Gordillo llegó con el compromiso de ayudar a la descentralización sindical.

Pero he aquí que Gordillo ayudó en todo pero se opuso a la fragmentación del sindicato, desde entonces una caja sin fondo de corrupción con las cuotas. A cambio de no crear 32 sindicatos estatales, Gordillo convenció a Salinas del poder electoral del SNTE. Y se quedó el modelo aberrante de una educación estatal con un sindicato nacional. Gordillo logró persuadir a Zedillo y a Fox de no fragmentar el sindicato por el poder político y electoral. Y hoy le pasa la factura política a Felipe Calderón con cargo al papel del SNTE en la victoria presidencial del PAN.

En el estudio de Nexos --páginas 171-173-- se establece cómo el SNTE se convirtió en un poder capaz de limitar la política educativa del Estado y de dañar el federalismo y la descentralización educativa. “El poder del SNTE ha llegado a plantear amenazas y presiones contra el propio presidente de la república”, al registrar el hecho de que Jongitud impugnó a Salinas para que lo designara secretario de Educación Pública. “La descentralización educativa --dice el estudio en la página 185-- implica costos políticos y sociales, en términos de sacrificio de poder por parte de la SEP y el SNTE”.

Por tanto, Jongitud fue liquidado políticamente por Salinas para poder impulsar la descentralización educativa. Hoy la señora Gordillo ha construido un imperio caciquil exactamente igual al de Jongitud, pero ahora no sólo para impedir la descentralización del sindicato sino para entrarle de lleno a la lucha por el poder con todo y un partido político --el Panal-- e imponer en el 2012 a Gordillo como candidata a la presidencia de la república. Si Jongitud se conformaba con la gubernatura de San Luis Potosí y la SEP, la señora Gordillo quiere todo el poder: Los Pinos.

En el camino, sin embargo, la señora Gordillo ha traicionado los ideales del magisterio: la educación pública, laica y científica. El SNTE gordillista es hoy el principal pilar de la educación panista conservadora. Primero fue la guía de padres con la señora Marta Sahagún y hoy es la alianza del panismo ultraderechista que va a redefinir el sentido de la educación. Los legisladores del SNTE están preparados para reventar el artículo 3º constitucional.

De ahí que el problema de la educación en México sea el sindicato de maestros. El estudio encargado por Salinas concluyó en 1988 que “el enorme poder del SNTE no ha promovido el mejoramiento ni la superación de los maestros en servicio; por el contrario, los maestros se ven sometidos a presiones antidemocráticas que tienen de inhibir los esfuerzos de superación”.

El modelo ideal del SNTE es el de Oaxaca, donde por contrato de trabajo el sindicato disidente --la CNTE-- tiene la facultad de designar al director de educación pública en el estado y posee los cargos ejecutivos en esa oficina, de tal manera que los líderes sindicales son patrones de sí mismos y con ello refuerzan el control sobre la masa magisterial.

El problema en el SNTE se llama poder sindical y se apellida Gordillo. Por ello la educación en México es de las peores del mundo. Los maestros ya no enseñan sino que ejercen el poder político. La señora Gordillo es, pues, la nueva Jongitud del magisterio. Un obstáculo para la educación pública.