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jueves, 10 de mayo de 2007

ASIMETRIAS

Fausto Fernández Ponte

Oposición

I

Adviértense ya doquiera manifestaciones de hartura en varios estamentos de la sociedad mexicana acerca de la campaña de las fuerzas coactivas del Estado contra las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de estupefacientes y psicotrópicos.

Esta campaña --en realidad, una guerra que se libra sin declaración constitucional contra un enemigo sin rostro e inasible-- ha cobrado no sin espectacular dramatismo varias vidas y causado destrucción de bienes tangibles.

Pero es la destrucción de vidas humanas --militares y policías muertos en refriega bajo la modalidad de contrataques emboscados, los propios sicarios de las organizaciones del narcotráfico, e inocentes-- la que ha crispado a la sociedad.

Esa crispación social se traduce en preocupaciones y, a su vez, dichas preocupaciones conturban, escandalizan, sacuden y finalmente trauman a la sociedad y, como secuela, se formula la conclusión de que el costo es muy alto para todos.

"No vale la pena pagar esta factura tan costosa en vidas humanas", escribe el caro leyente Fidel Rodríguez Alcántara, quien lee nuestros pergeños en Nogales, Arizona. "En realidad, el gobierno no parece tener un objetivo claro al combatir al narco".

Y es que la ausencia de un objetivo claro, al decir del leyente Rodríguez Alcántara, mueve al parecer a dudas y suspicacias de los mexicanos con respecto a las causales de estas acciones gubernamentales contra las organizaciones del narcotráfico.

II

"¿Qué pretende lograr el gobierno con esta guerra?", se inquiere a sí mismo el leyente aquí identificado. "¿Destruir a esas organizaciones? ¿Acabar con el consumo de drogas y su abasto comercial ilícito?"

"Pienso que no", concluye el señor Rodríguez Alcántara. "Pienso que, como usted bien escribió hace poco, el gobierno trata de quitarle a esas organizaciones el control de un comercio muy lucrativo, que deja muchísimo dinero".

Otra cara leyente, Maru Vidales, quien nos lee en Cancún, Quintana Roo, tiene una solución para este problema, el que representa el comercio execrable de estupefacientes y psicotrópicos y la campaña sangrienta del gobierno contra estos comerciantes.

Cambiar la forma de organización económica, política y social, es la propuesta de la señora Vidales, quien, pensaríase, recogería el sentir y el parecer de otros mexicanos cuyo número presumiríase copioso.

Antojaríase cierto, empíricamente discernido, que ese sentir y ese parecer de la leyente Vidales es generalizado. Observaríanse indicios de que la ciudadanía parece cada vez más convencida de que es imposponible modificar nuestras formas de organizarnos.

Y es que, a la luz de los resultados, nuestras formas de organización en lo político, lo económico y lo social acusan decrepitud temprana, por desgaste y erosión y por su inviabilidad intrínseca e inherente.

III

La ciudadanía parece cansada del estado de cosas prevaleciente, cansancio cuya obviedad ha sido detonada precisamente por la campaña --o guerra, si así lo prefiere el leyente-- del gobierno contra las empresas dedicadas al narcotráfico.

Ese detonante adquirió tal condición porque, pensaríase, la sociedad sospecha acerca de la motivación verdadera del gobierno. La percepción pública parece ser la de que el gobierno utiliza esta campaña con fines ajenos a los verdaderos.

Y esos fines verdaderos, según el sentir y el parecer de la opinión pública, se representan en el hecho de que un nuevo jefe ha entrado a la escena de esta vertiente lucrativa del crimen organizado y quiere imponer sus reglas y que se le rinda tributo.

"Ha llegado un nuevo pistolero al poblado", escribe el leyente Rodríguez Alcántara. "Y quiere que la gente lo sepa y los demás malosos también lo sepan. El que manda ahora aquí soy yo, dice ese nuevo pistolero a los lugareños".

"Pero nadie le hace caso", añade el leyente aludido. "Nadie le hace caso al recién llegado y quiere hacer escuchar, que todos lo sepan que ya llegó y que quiere mandar y que de ahora en adelante los negocios locales tienen que tratar con él".

"El gobierno --afirma el leyente-- no desea destruir ese gran negocio del narcotráfico, sino simplemente reemplazar a sus operadores actuales. Sólo así se explica que no actúe contra el consumo ni la producción, sino sólo la venta".

Glosario:

Pergeños: Traza, apariencia, disposición exterior de una persona o cosa.