LOS NARCOS HACEN Y DESHACEN Y EL ESPURIO? BIEN, GRACIAS!!
miércoles, 04 de abril de 2007
Los narcotraficantes cada día le dicen al gobierno federal que ahí están, fuertes y poderosos, dispuestos a mantener su hegemonía sobre el Estado a cualquier precio
Tal pareciera que la vida nacional sigue su curso sin alteración alguna, que la Semana Santa invita a todos al descanso y a olvidarse de los problemas.
Buena semana para que los funcionarios de alto nivel del gobierno del Distrito Federal lleguen a sus oficinas en bicicleta -incluyendo a Marcelo Ebrard quien no vacila en pasarse los altos-, para demostrar quién sabe que cosa.
Mejor aún para que el jefe de gobierno capitalino traiga las playas al Distrito Federal, para aquellos que ni soñando tienen dinero para viajar a los balnearios del país.
Pero valga la obviedad, pues cada año es lo mismo, los únicos que no descansan, al contrario, son los delincuentes.
Y, por si fuera poco, la gran delincuencia, aquellos que controlan el narcotráfico en México, no se detienen ante nada ni ante nadie. Los narcotraficantes cada día le dicen al gobierno federal que ahí están, fuertes y poderosos, dispuestos a mantener su hegemonía sobre el Estado a cualquier precio.
Y para que no quede duda de que ellos no amenazan, sino que simplemente avisan y cumplen, ahí están las nuevas ejecuciones Nuevo León y Guerrero, con sus mensajes sangrientos.
"No maten señoras y niños", decía parte de un mensaje que dejaron sobre el cuerpo de un hombre, atado de pies y manos y con un balazo en la cabeza en una populosa colonia de Monterrey, Nuevo León.
Muy humanos los ejecutores, pero la sangre sigue corriendo en todas partes, en tanto que los operativos emprendidos por el gobierno de Felipe Calderón desde que se hizo cargo de la presidencia, palidecen por más que soldados y agentes de la Agencia Federal de Investigaciones vigilen las calles de Monterrey.
Pero lo mismo sigue ocurriendo en Michoacán y Guerrero, esto si contar que el Distrito Federal se ha sumado a la lista de los hechos sangrientos.
Y lo único que se dice es que nadie se va a echar para atrás, cuando lo que se debe hacer es echarse para adelante, siempre un paso delante de los delincuentes.
La Procuraduría General de la República avanza en esa dirección. En Tampico, Tamaulipas agentes federales decomisaron el lunes pasado armas, granadas, chalecos antibalas y vehículos blindados en una bodega en esa ciudad.
Pero ahí está el gobernador de Nuevo León, José Natividad González Parás, diciendo: "No es casual que en los últimos 20 días la mayoría de los ejecutados hayan sido policías, es una estrategia del narcotráfico para amedrentar a las autoridades, pero no nos vamos a echar para atrás".
El pasado mes de marzo se convirtió en el más violento de la historia reciente de Nuevo León; ocurrieron cerca de 20 ejecuciones y la mayoría de ellos fueron policías. En lo que va del año se han registrado 45 crímenes relacionados con la delincuencia organizada y 18 de ellos fueron policías.
La casualidad no tiene espacio en esta lucha. Nadie duda que algunos buenos policías hayan caído en ella, pero la mayoría han sido ejecutados por sus empleadores, porque ya no les sirven o porque les han fallado.
Quizá por ello, en la encuesta colocada por Fuerzas Armadas en su portal, con la pregunta "¿Qué se debe hacer de continuar las ejecuciones a manos de la delincuencia organizada?
El 63% de los participantes votaron por "depurar los cuerpos policíacos"; el 25%, "implantar el toque de queda en las ciudades de mayor incidencia delictiva"; y, el 13%, "aumentar los efectivos militares".
El fuego del narcotráfico apunta en todas direcciones y sin amenazas mediáticas, manda sus mensajes de sangre. Ahí están los atentados contra dos generales del Ejército en Tabasco y en el Distrito Federal, uno directo y el segundo indirecto.
La hija del general Luis Humberto Portillo Leal fue acribillada -se dice que tenía cuatro meses de embarazo- junto con su esposo con poderosas armas que sólo pueden entrar a México por contrabando y a un precio muy alto.
Pero una nueva pista en la investigación del caso saltó sobre la existencia de una agencia de seguridad privada a la que se contrató tiempo atrás para custodiar los 200.6 millones de dólares que se encontraron en una lujosa residencia.
Quizá esta pista, que ya se comenta con cierta precaución entre círculos militares, pudiera arrojar una gran sorpresa.
Entre tanto, el presidente Felipe Calderón no deja de advertir que si no se detiene a la delincuencia, México se perderá, por más que las culpas se las carga al pasado: "La sociedad hoy padece el embate de una delincuencia que por años se benefició de la ineficacia de las instituciones, de la corrupción y de la complicidad. Este clima de impunidad puso en franca vulnerabilidad a los ciudadanos frente a los criminales".
Lamentablemente, este clima sigue y la delincuencia se beneficiando de ello.
Así, nada ha cambiado: plata o plomo, esa es la fórmula que impera en el país.