LA MAESTRA ES UNA CABRONA
La Maestra es una cobrona
En su escuelita de la vida, la profesora Gordillo enseña a todos los chiquitines, en especial al jefe de grupo llamado Felipillo, que todo en la vida se paga
Arturo Cano

Claro, el lector avispado dirá “qué articulista tan jalado”, acaso con la misma displicencia con la que un connotado dirigente del PRI decía hace un par de años: “A Elba Esther la vamos a acabar; el voto magisterial es un mito”. Y así les fue a los priístas con su secretaria general, esa mujer “llena de coquetería”, como se define esa incansable soñadora.
Ella lo es, sin duda. Siempre quiso encabezar su sindicato y Carlos Salinas de Gortari lo hizo posible. “Estoy dónde quería estar”, decía, a mediados de 1989.
—¿Y después? –se le preguntaba.
—Después, sueño con hacer cosas para Elba...
Y vaya que las ha hecho. Primero, se eternizó al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a pesar de su promesa de nunca emular a su maestro Carlos Jonguitud Barrios.
Desde esa posición, y gracias a los recursos del sindicato y del inmenso fondo de vivienda magisterial, Gordillo construyó un poderoso clan político –y financiero– que atraviesa medios de comunicación, círculos empresariales y grupos del PRI, del PAN y de su partido Nueva Alianza (Panal, para los cuates), sin contar a sus amigos en el PRD.
La historia de los tiempos recientes es conocida. La Maestra tejió una alianza con la pareja presidencial formada por Vicente Fox y Marta Sahagún, a quienes ofreció aprobar las reformas que tanto anhelaban. Sus entonces correligionarios del PRI se pusieron celosos y la quemaron en leña verde, aunque a fuego lento. La Maestra juró y perjuró que impediría a Roberto Madrazo llegar a la presidencia de la República, intentó echar lazos a Andrés Manuel López Obrador y terminó de aliada de Felipe Calderón, quien apenas ha comenzado a pagarle, con promesas de recursos para su gremio y muchos puestos para sus empleados, el favor electoral.
Ahora, ya pocos cometen el error de los madracistas de darla por muerta.

Ernesto Zedillo confiaba a sus visitantes: “No sé qué pasa con mis órdenes cuando salen por esa puerta”. Josefina Vázquez Mota, titular de la Secretaría de Educación, como entonces lo era Zedillo, debe decir lo mismo.
El ex presidente se refería a las trabas de la vieja burocracia de la SEP y del sindicato magisterial que tienen copadas las estructuras de mando de la educación del país, mucho antes de que Fernando González Sánchez, el yerno de Gordillo, fuera ungido subsecretario.
Su nombramiento fue presentado como una sorpresa, pese a que González Sánchez ya ocupaba una estratégica dirección general en la misma SEP desde el sexenio anterior. El yerno despachaba cerca del entonces secretario, Reyes Tamez, se daba tiempo para formar un nuevo partido político, de presentar un libro de su autoría en el alcázar del Castillo de Chapultepec y convertir el bautizo de su hijo en una exhibición de fuerza política.
(Por cierto, el oficiante fue el jesuita Luis Morfín, otrora director del Centro de Estudios Educativos, cuyos investigadores documentaron largos años el pernicioso papel de la cúpula sindical en la mala calidad de la enseñanza básica. Otro de sus críticos, Emilio Zebadúa, pasó de crítico del papel de la Maestra en la integración del Consejo General del IFE a director de la Fundación SNTE para la Cultura del Maestro Mexicano. Los casos de ambos muestran uno de los rasgos de identidad de Gordillo, que resume una frase: “Ahora no eres mi amigo, pero ya lo serás, ya lo serás”).
González Sánchez tiene sobre todo experiencia en la operación electoral. El mismo ha destacado, de su trayectoria pública, su paso por el PRI y el Instituto Federal Electoral (desde antes que ayudara a su amigo Luis Carlos Ugalde a ser consejero presidente). Claro, ahora que tiene en sus manos los recursos para educar a 23 millones de niños insiste en sus méritos académicos y en el hecho de que ganó una plaza de director general por concurso.
Pero apenas unos meses antes de ser enviado a la SEP, González Sánchez se dedicaba a otras tareas.
Su carrera como funcionario educativo, sin embargo, es cuando menos meteórica.
Poco antes de ingresar a la SEP tenía otras tareas no menos loables.
“Con mucho orgullo, con mucha satisfacción, propongo a ustedes como presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, a una gran luchadora social, a una gran mujer que ha sabido conducir con mano firme, pero inteligente, a esta organización, propongo a la compañera, a la maestra Elba Esther Gordillo Morales”.
Esto se lee en la versión estenográfica del congreso magisterial celebrado en Tonatico, Estado de México, en marzo de 2004. ¿Quién cree usted que leyó esa propuesta aprobada por unanimidad? Pues sí, el yerno de la Maestra, Fernando González Sánchez. El mismo que ahora dice que no es el yerno sino un funcionario público que mantendrá una relación “institucional” con el sindicato comandado por su suegra.
Aunque ha acaparado los reflectores, González Sánchez no llegó solo. Luis Ignacio Sánchez Gómez, integrante del grupo elbista, administra los servicios educativos del Distrito Federal, con rango de subsecretario.
Apenas llegó al cargo se hizo evidente a qué llegaba. Un ejemplo menor aunque no por ello poco significativo sucede en el conflicto, aún en curso, en la Escuela Nacional de Maestros (ENM), en la capital del país. Envalentonados por la llegada de miembros de su mismo grupo al poder, los dirigentes de las secciones 10 y 11 del SNTE ordenaron a sus huestes tomar la escuela para exigir la renuncia del director. Luego de tres días, Sánchez Gómez firmó, a través de su coordinador de asesores Rufino Piña, una minuta de acuerdo en la que cedía a la demanda y ofrecía que la designación del nuevo director sería “consensuado con la representación sindical”. Firman el acuerdo Piña y los secretarios generales de las secciones 10 y 11, Carlos Antonio Pérez y Felipe González Villegas.
—Es como si Calderón tuviera que acordar con el SNTE el nombramiento del secretario de Educación Pública.
Se ríe de la pregunta Carlos Velasco, el dirigente sindical autor de la toma de la ENM, con sus dientes encasquillados en oro.
—Pues no, pero ojalá fuera así.

González Sánchez y Sánchez Gómez, con todo, son apenas las dos figuras más visibles de una extensa red presente en toda la estructura de la SEP y también en sus equivalentes de los estados.
La Maestra y sus huestes dirigen la educación en estados gobernados por el PRI o el PAN. No siempre tienen la primera fila, pero sí les dejan, como sucede en el ámbito federal, el control de las segundas posiciones y muchos de los mandos medios.
La prensa nayarita, por ejemplo, registra que desde el sexenio de Antonio Echevarría a la fecha, Gordillo ha colocado a cinco titulares de la Secretaría de Educación local. Actualmente, dicha secretaría la encabeza Olga Margarita Hernández Rico, sindicalista duranguense y ex titular de finanzas de la federación de burócratas que Gordillo creó al romper con Joel Ayala. La propia hija mayor de Gordillo y esposa de Fernando González Sánchez, Maricruz Montelongo, es representante del gobierno de Nayarit en el D. F., además de dedicarse a rentar un inmueble histórico para elegantes bodas, según documentó a mediados de marzo Karina Avilés en La Jornada.
El caso de Hernández Rico es moneda corriente en las entidades gobernadas por aliados de Gordillo.
En Durango, el secretario de Educación es un ingeniero, pero el segundo de a bordo es el profesor Julián Salvador Reyes, destacado cuadro del SNTE y ex miembro de su comité nacional.
En Tamaulipas, el bombardeo sindical contra la secretaria de Educación terminó con su destitución y reemplazo: a cargo quedó Joaquín Contreras Cantú, viejo conocido de Gordillo, desde que ambos fueron delegados en el D. F. (Benito Juárez y Gustavo A. Madero).
La posible transferencia de los servicios educativos del Distrito Federal al gobierno local pillará a Ramón Navarro Munguía, ex dirigente del magisterio de Zacatecas, como director de servicios educativos en Iztapalapa, la demarcación con mayor número de alumnos en el D. F.
Al frente de las secretarías de educación estatales ha habido, en los últimos años, destacados miembros del SNTE, al menos también en los casos de Campeche, Guerrero, Tlaxcala y Colima. Y en puestos intermedios la presencia de cuadros sindicales se extiende a una decena de entidades más.
Es un asunto de experiencia y persistencia, porque no debe olvidarse que el grupo político que controla el SNTE cumplirá en septiembre próximo 35 años en el poder, aunque su fundador, el profesor y licenciado Jonguitud, haya sido defenestrado. En esa fecha Gordillo superará a su mentor y antecesor como “líder moral” del profesorado.
Dueña del escalafón y otros instrumentos, la cúpula sindical controla una extensa red de supervisores escolares, jefes de sector y mandos medios en las instancias educativas de todo México.
Basta una llamada desde el sindicato para que los supervisores escolares llenen auditorios para el lucimiento de los invitados del SNTE, luego de dar el día franco a los mentores. Así ocurrió, como botón de muestra, durante la reciente conmemoración del Día de la Mujer.
—Llamamos del comité nacional (del SNTE), para informar que tienen liberado el 8 de marzo para asistir al Teatro de la Ciudadela –decían las voces que llamaron a decenas de escuelas en esa fecha.
Y el teatro se llenó.
Los otros brazos de la profesora
Pese al desprecio que tienen por el magisterio (“ah, los maestritos”, suelen decir), los asesores y operadores de la Maestra han aprovechado los votos y el dinero del SNTE para colocarse en el nuevo gobierno.
La lista es conocida. Tomás Ruiz dejó la dirección de la Lotería Nacional para dirigir el Panal. Su sitio fue ocupado por Francisco Yánez, “cerebro” financiero de la Maestra, artífice de los malos manejos del fideicomiso Vivienda Magisterial (VIMA), que estarán nuevamente a resguardo gracias al nombramiento de Miguel Ángel Yunes como director del ISSSTE. El cuadro lo completa el ex candidato presidencial del Panal, Roberto Campa, ahora secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En otra línea de fuego, Gordillo cuenta con senadores, diputados federales y locales, además de una extensa lista de regidores en los ayuntamientos de muchas entidades.
Un caso emblemático es Benjamín González Roaro, a quien Gordillo ha llevado a ocupar la subsecretaría de servicios educativos del DF, que ahora ha recuperado, así como la dirección general del ISSSTE. González Roaro ahora forma parte de la bancada del PAN en San Lázaro, junto con al menos otros 14 legisladores también del grupo de la Maestra.
Todos estos elbistas comandan un ejército que ya batalla en los estados donde este año habrá comicios y que busca, entre otras cosas, afianzar al Panal como cuarta fuerza electoral y legislativa en 2009.
Pragmáticos y expertos en los circos de varias pistas, los elbistas ordenan cerrar escuelas en Yucatán para que los profesores asistan a un acto de campaña de Xavier Abreu, aspirante del PAN a la gubernatura, igual que hacen para los comicios locales de Durango, donde marchan con el PRI (¿pues no que era traidora y por eso fue expulsada?).
Cumpleaños en Los Pinos
A pesar de la presunta resistencia de Margarita Zavala, quien –cuentan los enterados– no puede verla ni en pintura, la Maestra celebró su cumpleaños número 62 en Los Pinos. El pasado 6 de febrero fue recibida ahí por Felipe Calderón, acaso para evidenciar que él sí sabe pagar a quienes lo llevaron a la silla presidencial.
La diferencia de votos obtenida por los candidatos a diputados y a presidente de la República por el Panal, además de la operación de Gordillo con varios gobernadores, ayudaron al panista a obtener sufragios el pasado 2 de julio.
No fue sólo gracias al trasvase de votos con su campaña de “uno de tres”, sino también a la movilización de las estructuras electorales del SNTE, expertas en trapacerías, y a un intenso cabildeo de la Maestra con los gobernadores que le son afines, como lo probó la transcripción de una llamada telefónica entre Gordillo y Eugenio Hernández Flores, mandatario de Tamaulipas.
Con esa factura en mano llegó la Maestra a Los Pinos y salió de ahí con la promesa de 41 mil millones de pesos para la rezonificación salarial del magisterio (especie que, divulgada por ella misma, fue desmentida por la Presidencia), además de con una agenda de reuniones con los secretarios de Hacienda, Gobernación y Educación.
Francisco Ramírez Acuña, titular de Gobernación, dijo en su reunión con la cúpula sindical que la democracia demanda organizaciones como el SNTE.
Pues sí, los panistas saben lo que la democracia requiere. O al menos ellos. Porque el partido de la Maestra está buscando ir en alianza con el PAN en diez de las 14 elecciones locales que se celebran este año. Para ello, el administrador del Panal y ex subsecretario de Hacienda, Tomás Ruiz, ha pedido a su jefa 700 millones de pesos (según un memorándum dado a conocer por José Gil Olmos en la revista Proceso), entre otras cosas para “reclutar” militantes del PRI y el PAN.
De Neza a La Joya
Al principio de los setenta del siglo pasado, Elba Esther Gordillo era una modesta profesora de banquillo en la populosa Ciudad Nezahualcóyotl, que ni siquiera había tenido recursos para estudiar la normal primaria de manera formal. De unos años a la fecha le ha dado por hablar de una misteriosa herencia de su abuelo mezcalero de Comitán, Chiapas, que nunca había mencionado en sus primeros tiempos de cacique magisterial.
A la vuelta de los años, en el arranque del gobierno de su nuevo aliado –todos los presidentes lo han sido– Elba Esther Gordillo tiene una fortuna incalculable, avión privado, 70 millones de pesos en casas en el D. F. y una residencia de 1.7 millones de dólares en La Jolla, California, además de recursos ilimitados para hacer política a su manera, es decir, al servicio de sus intereses y los de sus aliados.
Y todo porque un día la Maestra tuvo el sencillo sueño de “hacer cosas para Elba”.