PALABRA DE ANTAGONIA
Por Sara Lovera*
México, DF, 27 marzo 07 (CIMAC).-En el momento menos esperado, la despenalización del aborto en el Distrito Federal está a punto de celebrarse. Se inscribe en una lucha central para las mujeres desde hace medio siglo. Es algo fundamental para la libertad de las mujeres y, sin ánimo de demagogia, si se aprueba, salvará muchas vidas.
Lo curioso es que el debate está desarrollándose exclusivamente entre los hombres políticos y partidarios. Y pone a los del gobierno, ahora panista, en la picota y frente a los reflectores, en condición de derrota.
Sin que se me quite un ápice la alegría, porque la posibilidad de que el aborto deje de ser clandestino, repito, salvará vidas, liberará la conciencia de miles de mujeres y ayudará en la educación sexual, tengo que preguntarme a quién beneficia, porque los hombres no lo hacen por nosotras, estoy segura.
Coincide, desafortunadamente, con las reformas al ISSSTE. Coincide con el momento de mayor voracidad del capital en el neoliberalismo. Tengo que preguntarme otra vez en qué momento estamos, a quién beneficia, porque las feministas hemos documentado los costos económicos, sociales, culturales y psicológicos del aborto, sin éxito aparente.
Al menos los costos de hospitalización -una de cada 10 camas son usadas para las secuelas de aborto- podrían haber formado parte de las cuentas del ISSSTE. Si las mujeres siempre somos usadas para sus intereses, esta vez me parece que hay un gato encerrado, aunque nos beneficie.
También hay costos productivos. Las mujeres con secuelas de aborto dejan de producir varios días. Recuerdo que desde el Comité por Una Maternidad sin riesgos hicimos los estudios comparativos. No hallábamos cómo convencer a las autoridades y a los políticos de los estragos económicos del aborto clandestino.
Los argumentos los fuimos perfeccionando. Los estudios de Gire, por ejemplo, son de toda clase, los de salud, de bioética, sobre la conveniencia económica, sobre el atropello social y a la dignidad de las personas, sobre la modernidad, sobre la libertad de las mujeres.
Hay estudios que muestran que una vez autorizado el aborto como una opción de conciencia individual no aumentan ni el número, ni los costos. Al contrario y sÍ se acaba con una industria sin chimeneas, de baja tecnología, en los hospitales públicos hay tecnología y capacitación.
Lo que me parece más importante es acabar con el doble discurso de sectores absolutamente conservadores respecto del aborto y tremendamente sometidos. Veía decir al Secretario de Gobernación, y al señor Felipe Calderón: su parafernalia de la defensa de “la vida” y un segundo después que hay que conformarse, que la lucha contra el narcotráfico, que resultará en “pérdida de muchas vidas”, muchas, y por mucho tiempo.
Es como la historia de un absurdo, se curaron en salud, pero admiten en los medios que han sido derrotados. Que en el terreno conservador y de control, desde la capital del país ya fueron derrotados: ley de convivencia, anticoncepción de emergencia, ampliación de causales del aborto (Ley Robles) y ahora, despenalización casi total.
¿Por qué se habla de derrota? Me pregunto. Ellos nos han derrotado sistemáticamente, si las mujeres hoy pueden acceder al aborto, ¿con qué infraestructura hospitalaria? ¿Con la del IMSS, con la del debilitado ISSSTE, con la de los hospitales del sistema?, ¿cómo? Si el neoliberalismo ha derrotado a la seguridad social, si millones de trabajadores y trabajadoras, y sus hijas, no tendrán opción de salud, ni de empleo, ni de trabajo y sin jubilación.
En realidad seguimos viviendo un mareo de confusiones y simulaciones, sin políticos que realmente profundicen, analicen, tomen decisiones congruentes.
Hay otras linduras de esta historia. Pero mientras conocemos el final de la obra teatral, tenemos que reivindicar que la sola modificación de ley, no garantiza. Que esta vez ya no son los parches jurídicos y las declaraciones altisonantes lo único que necesitamos. Que queremos más, como se dijo en la instalación de la Constituyente Feminista, que queremos un nuevo pacto, otras reglas, otro trato, otra vida, otras instituciones.
Además del discurso conservador y los esfuerzos de la jerarquía eclesiástica, son las mujeres, las no organizadas, sin información, y sin transformación las que podrían no beneficiarse de esta decisión política que, como dije hace 15 años, nos ha llegado del PRI paradójicamente y del partido Alternativa, con el apoyo del PRD.
Naturalmente los grupos de mujeres jamás dejaron de pelear. Lo curioso es la sorpresa, el anuncio, mientras las mujeres nos tratábamos de organizar para protestar por todo el sistema, contra toda institucionalidad.
Llama la atención el empate de la legislación sobre aborto con la que se dio sobre la transformación del ISSSTE.
Me pregunto qué tienen en común y, con toda malicia, cómo ambas legislaciones pueden beneficiar a los neoliberales y privatizadores de los servicios médicos.
Simplemente me pregunto.
* Periodista y feminista mexicana, reportera en los diarios El Día, unomásuno y La Jornada, candidata en 2005 al Premio Nobel Mil Mujeres por la Paz.