POBRE ESPURIO, NI A QUIEN ECHARLE LA CULPA
VladimirGaleana
23/02/2007 12:03:39 a.m.
La mayor parte de los problemas que ha enfrentado el Presidente Felipe Calderón en los primeros cien días de su mandato han sido escogidos por él, y por tanto ha contado con una amplia capacidad de maniobra para salir airoso, aún cuando el problema del combate al narcotráfico pareciera por momentos salirse del control. Debemos reconocer que ésta es una batalla que no podía ser postergada, porque el Presidente Fox se limitó a aprehender a los principales líderes de los cárteles sin combatir de fondo el problema hasta el desmembramiento de las bandas organizadas. La consecuencia fue el erosionamiento del estado de derecho y el rompimiento de la legalidad en casi todos los rincones del país. La ley pasó a ser un producto de negociación antes que de obediencia.
Felipe Calderón inició su mandato con la firme convicción de que solamente recuperando el estado de derecho, el respeto y la obediencia a la ley, México podría obtener la viabilidad para avanzar, sobre todo en el ámbito de la seguridad que tanto claman y reclaman los inversionistas. El campo mexicano se convirtió en el refugio ideal de las bandas de narcotraficantes, incluso en algunos lugares de la sierra sinaloense y la montaña de Guerrero fue territorio gobernado por ellas. Mucho se ha criticado al Presidente Calderón haber sacado a las calles al Ejército Mexicano, pero en descargo habremos de señalar que no se contaba con la capacidad suficiente para cubrir todos los frentes. Por otra parte el reciente incremento a los efectivos militares ha sido tomado por las oposiciones como el principal indicativo de lo que será la tónica de su gobierno: represor y autoritario. Yo creo que habrá que concederle el beneficio de la duda, pero también creo que el incremento salarial tendrá consecuencias en los índices de inflación.
El primer escollo resultó imprevisible: el incremento del precio del maíz, lo que provocó escasez y desabasto del producto más solicitado en la canasta alimenticia de los mexicanos. Con todo y las críticas que se han vertido contra Calderón, se puede decir que sorteó con relativo éxito la crisis, pero con todo y que se detuvo el alza de la tortilla no existe todavía un programa que incremente la producción de maíz en el campo mexicano, por lo que tendremos que depender más de las importaciones que mantendrán altos sus precios por las cantidades de grano que se dedican a la producción de etanol, que con el calentamiento global pasará a ser un artículo de primera necesidad.
El segundo escollo para Felipe Calderón Hinojosa es abatir la tasa del desempleo, máxime que uno de sus más exitosos slogans de campaña fue aquella promesa de ser el “Presidente del Empleo”. Los comentarios que ha vertido en semanas pasadas acerca de que el gobierno federal no produce empleos y que éstos tienen que ser impulsados por las inversiones, pareciera más una excusa a lo que ahora se deja venir. Durante el mes de enero la tasa de desempleo en México alcanzó la cifra del 3.96% de las Personas económicamente Activas (PEA), un porcentaje superior al registrado durante el mismo mes del año pasado, cuando se ubicó en 3.53%, según informó el Instituto Nacional de Estadística, geografía e Informática. El reporte indica que las personas con ocupación laboral en el período referido, alcanzó el 96.04% del PEA, concentrándose en 39.6% en el sector servicios; 20% en el comercio; 16.7% en la industria manufacturera; 13.7% en el sector agropecuario y 8.3% en la construcción.
Para informar mejor podemos decir que el desempleo puede ser de varias clases: cíclico, estacional o estructural. Cíclico es el que se produce en la fase recesiva de una economía, caracterizada por la subutilización de los factores de la producción: trabajo, capital y tecnología. El estacional corresponde a un lapso del año productivo en que, debido a determinadas circunstancias, la economía pierde dinamismo. Esa época varía entre los países de acuerdo a su tipo de producción. Por lo que corresponde al desempleo estructural, es el que se origina en la incapacidad de una economía para absorber mano de obra, sea porque el tamaño de su aparato productivo es insuficiente, sea porque el crecimiento demográfico desborda las posibilidades de empleo, sea porque el índice de crecimiento del Producto Interno Bruto no lo permite, o sea porque la aplicación de tecnología automatizada ahorra trabajo humano en las faenas de la producción industrial.
Pero también hay que decir que una alta proporción de la llamada globalización de la economía es culpable del enorme volumen del desempleo en los países del tercer mundo. La invasión de sus mercados y la sustitución de su producción interna por la importada obliga al cierre de miles de pequeñas y medianas empresas causando una masiva desocupación laboral. Como es lógico, esta circunstancia ha generado graves desequilibrios en la economía que obligarán en algún momento a imponer correctivos muy severos al modelo de desarrollo que hoy está en boga en el mundo bajo la inspiración de las ideas neoliberales. El empleo no se puede generar mediante decreto, por eso este segundo reto le resultará más difícil de controlar al Presidente Calderón, y lo deseable, por el bien de México, es que las inversiones comiencen a llegar. Al tiempo.