DESAFIO
Rafael Loret de Mola
*Combates Eficaces
*Temores Enfermizos
*El Gran “Contacto”
La administración federal actual no encuentra salidas propias. Así comenzó también la anterior hasta que el entonces mandatario, Vicente claro, acabó reconociendo los avances de la hegemonía priísta alegando que antes los cuestionaba porque no tenía información precisa. No hubo, pues, cambio alguno, mucho menos en cuanto a los desafíos mayores como, por ejemplo, la infiltración de los mandos militares por parte de las mafias del narcotráfico; tampoco respecto al auge espectacular de algunos consorcios, incluyendo instituciones bancarias multinacionales privilegiadas por el gobierno de Ernesto Zedillo, gracias a la industria del “lavado de dinero” con sus respectivas conexiones con el poder público. Las cosas, desde luego, quedaron en punto muerto.
La misma ruta explora Felipe Calderón cuyos afanes por modificar las cosas han encendido sus discursos iniciales. Una muestra: sin proceder al saneamiento de los mandos del ejército, obviamente sin generalizar porque todavía son más los limpios, basó los respectivos operativos en las entidades presas de vendettas, ejecuciones y ajustes de cuentas en la capacidad de respuesta, que ya sabemos está copada no sólo por las limitaciones de pertrechos, de los uniformados, policías y soldados, que en muchos casos conforman el primer escalón de la pirámide infectada.
¿O acaso el ex mandatario hablantín puede presumir por los resultados concretos en el renglón cuando los reacomodos en los “cárteles” y su extendida territorialidad, representaron la peor de las herencias para el nuevo inquilino de Los Pinos, vulnerable además por su controvertido origen electoral? La debilidad del gobierno se exhibe por partida doble. Ni modo que puedan taparse las evidencias sobre el desbordamiento de la violencia en la mayor parte de las ciudades fronterizas y en, cuando menos, un tercio de las entidades federales. El colmo: ¡ya hasta en Aguascalientes, la ciudad pacífica por antonomasia, se ejecuta a cuatro policías como si se tratara de un evento cualquiera!
De allí la preocupación inicial de Calderón cuya ansiosa búsqueda de legitimidad política marcha a la par con las reiteradas promesas de recobrar el orden, combatir a la delincuencia organizada y asegurar un entorno pacífico para los mexicanos... sin sanear las estructuras infectadas dentro del aparato de seguridad del Estado. Es absurdo, insisto, pretender construir un edificio sobre las ruinas dejadas por los antiguos inquilinos. Si se hace, sólo puede preverse que el colapso será mayor.
Hay un recurso que el mandatario no usa: no son pocos los oficiales dispuestos a colaborar para limpiar las estructuras militares. Si se acercan al columnista, aun cuando pidan una explicable confidencialidad, más lo harían si, de verdad, perciben una intención en pro de la recomposición del tejido social y castrense antes de observar pasivamente como se sigue colocando a la Iglesia en manos de Lutero. Caigo en el refranero de los iconos religiosos a ver si así algunos “monaguillos” entienden.
Otra cosa es la realidad y la apuesta por una estabilidad cernida a las negociaciones soterradas, los lugares comunes, los compromisos adquiridos durante la campaña en la que los “peligros” se tazaron de acuerdo a una puja interminable de intereses. El pago apremiante de facturas y el permanente acecho de quienes se consideran con derecho a ser protegidos desde la cúpula del poder central no coinciden con el elevado tono de las promesas oficiales destinadas a asegurar que no habrá más sitio para los corruptos en las escenas públicas.
¿Quién lo cree a estas alturas?
Debate
En contraste, debemos anotar, por efectiva, una de las ofertas hechas recientemente por el jefe del gobierno defeño, Marcelo Ebrard, cuyo cuestionable origen sigo señalando, en el sentido de expropiar las viviendas que sean detectadas como puntos de ventas de drogas incluso en pequeña escala. Lo hemos mencionado siempre: contra infecciones profundas, medidas extraordinarias y no sólo analgésicos pasajeros. Ni modo que se destaque el derecho a la propiedad privada contra el interés colectivo dañado, severamente, por el imperio del narco. Pero, cuidado, no vaya a ser que por allí los amparos, tan eficazmente promovidos por los delincuentes mayores, terminen en una parodia semejante a la del famoso predio “El Encino” que desnudó las perversidades y torpezas de la administración foxista.
Desde luego, Ebrard no es un ingenuo ni tampoco es monedita de oro. No se olvide que durante su actuación como director de seguridad pública en el Distrito Federal fue evidente la crecida del narcomenudeo e incluso la protección a las pequeñas mafias que en realidad son células de las más grandes en una espiral del horror interminable. Primero debería comenzar explicando el porqué de su tolerancia anterior, cuando regía los destinos de la metrópoli su exaltado jefe Andrés Manuel y tanto se requerían los votos –y los apoyos- hasta de los facinerosos... no fuera a ser que éstos formaran mayoría.
Más allá del antecedente, en principio no suena mal el plan para combatir a los traficantes indignos que no respetan escuelas ni centros de reuniones familiares. Lo lamentable sería que, por no contar con respaldos en la órbita federal, los “tiros” acabaran saliéndole por la culata. No se desdeñe que están al acecho no pocos elementos policíacos de la peor ralea, más perversos incluso que algunos de los mafiosos a quienes persiguen, listos a venderse al mejor postor y pescadores, siempre, a río revuelto. La crispación política termina por beneficiar a los sinvergüenzas que saben negociar. Los ejemplos abundan en la perspectiva actual; y bien lo saben Calderón y Ebrard, divididos por el fuego partidista pero habitantes de la misma, convulsa capital de México.
Por supuesto, el hecho de que la macrourbe sea la sede de los poderes federales complica pesquisas y acciones relacionadas con el combate a las grandes mafias. Porque, como están las cosas, cada bando puede pedir el refugio de alguna de las contrapartes y seguir con ello desafiando a los adversarios comunes.
El Reto
No olvidemos aquella sentencia, contundente, sobre los permanentes reacomodos de las grandes mafias:
--Cada sexenio –me dijo un conocido abogado-, estrena a sus propios narcos.
Le faltó decir: cada régimen, sea local o federal, protege a un bando para perseguir a otro. ¿En cuántas entidades federales se tiene la percepción de que sus respetivos gobernadores han signado algún trato con los “cárteles” que se disputan territorios y espacios sociales? Lo peor es que, en no pocos casos, las sospechas se confirman... años después de los respectivos periodos gubernamentales. Así y todo, hasta el momento, sólo un ex mandatario estatal ha sido confinado: Mario Villanueva Madrid, de Quintana Roo a quien, obvio es decirlo, no le alcanzaron protecciones ni padrinazgos. Sin embargo, a su mayor aliado, el yucateco Víctor Cervera, sólo lo aquietó la muerte.
El círculo vicioso está a la vista. Y no puede alegarse ingenuidad e impericia en quienes tienen, en este momento, la grave responsabilidad de abrir perspectivas, y no cerrarlas, a las nuevas generaciones que son, sin duda, blancos vulnerables para mafias y socios. Abundaremos.
La Anécdota
El defenestrado general Jesús Gutiérrez Rebollo, desde su celda de Almoloya de Juárez –“Confidencias Peligrosas”, Océano, 2002-, denunció que a él, al ser nombrado Comisionado del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, le habían tendido una trampa:
--Menos de ochenta días después (de su designación) estaba yo tras las rejas... señalado como cómplice de Amado Carrillo Fuentes, “el señor de los cielos”. Figúrese, me acusaban a mí que lo tuve a tiro tres veces. Y yo no fui quien lo dejó ir.
La razón podría ser otra. El propio Gutiérrez Rebollo, preso desde febrero de 1997, acusa:
--Enrique Cervantes Aguirre –titular de la Defensa Nacional entre 1994 y 2000-, recibió sesenta millones de dólares para fraguar un encuentro entre los hermanos Arellano Félix y Amado Carrillo. Y algo más: el dinero fue transportado en una patrulla de la Federal de Caminos asignada a la residencia oficial de Los Pinos.
Allí comienzan las conexiones. ¿Se atreve a seguir la trama, señor Calderón?
*Combates Eficaces
*Temores Enfermizos
*El Gran “Contacto”
La administración federal actual no encuentra salidas propias. Así comenzó también la anterior hasta que el entonces mandatario, Vicente claro, acabó reconociendo los avances de la hegemonía priísta alegando que antes los cuestionaba porque no tenía información precisa. No hubo, pues, cambio alguno, mucho menos en cuanto a los desafíos mayores como, por ejemplo, la infiltración de los mandos militares por parte de las mafias del narcotráfico; tampoco respecto al auge espectacular de algunos consorcios, incluyendo instituciones bancarias multinacionales privilegiadas por el gobierno de Ernesto Zedillo, gracias a la industria del “lavado de dinero” con sus respectivas conexiones con el poder público. Las cosas, desde luego, quedaron en punto muerto.
La misma ruta explora Felipe Calderón cuyos afanes por modificar las cosas han encendido sus discursos iniciales. Una muestra: sin proceder al saneamiento de los mandos del ejército, obviamente sin generalizar porque todavía son más los limpios, basó los respectivos operativos en las entidades presas de vendettas, ejecuciones y ajustes de cuentas en la capacidad de respuesta, que ya sabemos está copada no sólo por las limitaciones de pertrechos, de los uniformados, policías y soldados, que en muchos casos conforman el primer escalón de la pirámide infectada.
¿O acaso el ex mandatario hablantín puede presumir por los resultados concretos en el renglón cuando los reacomodos en los “cárteles” y su extendida territorialidad, representaron la peor de las herencias para el nuevo inquilino de Los Pinos, vulnerable además por su controvertido origen electoral? La debilidad del gobierno se exhibe por partida doble. Ni modo que puedan taparse las evidencias sobre el desbordamiento de la violencia en la mayor parte de las ciudades fronterizas y en, cuando menos, un tercio de las entidades federales. El colmo: ¡ya hasta en Aguascalientes, la ciudad pacífica por antonomasia, se ejecuta a cuatro policías como si se tratara de un evento cualquiera!
De allí la preocupación inicial de Calderón cuya ansiosa búsqueda de legitimidad política marcha a la par con las reiteradas promesas de recobrar el orden, combatir a la delincuencia organizada y asegurar un entorno pacífico para los mexicanos... sin sanear las estructuras infectadas dentro del aparato de seguridad del Estado. Es absurdo, insisto, pretender construir un edificio sobre las ruinas dejadas por los antiguos inquilinos. Si se hace, sólo puede preverse que el colapso será mayor.
Hay un recurso que el mandatario no usa: no son pocos los oficiales dispuestos a colaborar para limpiar las estructuras militares. Si se acercan al columnista, aun cuando pidan una explicable confidencialidad, más lo harían si, de verdad, perciben una intención en pro de la recomposición del tejido social y castrense antes de observar pasivamente como se sigue colocando a la Iglesia en manos de Lutero. Caigo en el refranero de los iconos religiosos a ver si así algunos “monaguillos” entienden.
Otra cosa es la realidad y la apuesta por una estabilidad cernida a las negociaciones soterradas, los lugares comunes, los compromisos adquiridos durante la campaña en la que los “peligros” se tazaron de acuerdo a una puja interminable de intereses. El pago apremiante de facturas y el permanente acecho de quienes se consideran con derecho a ser protegidos desde la cúpula del poder central no coinciden con el elevado tono de las promesas oficiales destinadas a asegurar que no habrá más sitio para los corruptos en las escenas públicas.
¿Quién lo cree a estas alturas?
Debate
En contraste, debemos anotar, por efectiva, una de las ofertas hechas recientemente por el jefe del gobierno defeño, Marcelo Ebrard, cuyo cuestionable origen sigo señalando, en el sentido de expropiar las viviendas que sean detectadas como puntos de ventas de drogas incluso en pequeña escala. Lo hemos mencionado siempre: contra infecciones profundas, medidas extraordinarias y no sólo analgésicos pasajeros. Ni modo que se destaque el derecho a la propiedad privada contra el interés colectivo dañado, severamente, por el imperio del narco. Pero, cuidado, no vaya a ser que por allí los amparos, tan eficazmente promovidos por los delincuentes mayores, terminen en una parodia semejante a la del famoso predio “El Encino” que desnudó las perversidades y torpezas de la administración foxista.
Desde luego, Ebrard no es un ingenuo ni tampoco es monedita de oro. No se olvide que durante su actuación como director de seguridad pública en el Distrito Federal fue evidente la crecida del narcomenudeo e incluso la protección a las pequeñas mafias que en realidad son células de las más grandes en una espiral del horror interminable. Primero debería comenzar explicando el porqué de su tolerancia anterior, cuando regía los destinos de la metrópoli su exaltado jefe Andrés Manuel y tanto se requerían los votos –y los apoyos- hasta de los facinerosos... no fuera a ser que éstos formaran mayoría.
Más allá del antecedente, en principio no suena mal el plan para combatir a los traficantes indignos que no respetan escuelas ni centros de reuniones familiares. Lo lamentable sería que, por no contar con respaldos en la órbita federal, los “tiros” acabaran saliéndole por la culata. No se desdeñe que están al acecho no pocos elementos policíacos de la peor ralea, más perversos incluso que algunos de los mafiosos a quienes persiguen, listos a venderse al mejor postor y pescadores, siempre, a río revuelto. La crispación política termina por beneficiar a los sinvergüenzas que saben negociar. Los ejemplos abundan en la perspectiva actual; y bien lo saben Calderón y Ebrard, divididos por el fuego partidista pero habitantes de la misma, convulsa capital de México.
Por supuesto, el hecho de que la macrourbe sea la sede de los poderes federales complica pesquisas y acciones relacionadas con el combate a las grandes mafias. Porque, como están las cosas, cada bando puede pedir el refugio de alguna de las contrapartes y seguir con ello desafiando a los adversarios comunes.
El Reto
No olvidemos aquella sentencia, contundente, sobre los permanentes reacomodos de las grandes mafias:
--Cada sexenio –me dijo un conocido abogado-, estrena a sus propios narcos.
Le faltó decir: cada régimen, sea local o federal, protege a un bando para perseguir a otro. ¿En cuántas entidades federales se tiene la percepción de que sus respetivos gobernadores han signado algún trato con los “cárteles” que se disputan territorios y espacios sociales? Lo peor es que, en no pocos casos, las sospechas se confirman... años después de los respectivos periodos gubernamentales. Así y todo, hasta el momento, sólo un ex mandatario estatal ha sido confinado: Mario Villanueva Madrid, de Quintana Roo a quien, obvio es decirlo, no le alcanzaron protecciones ni padrinazgos. Sin embargo, a su mayor aliado, el yucateco Víctor Cervera, sólo lo aquietó la muerte.
El círculo vicioso está a la vista. Y no puede alegarse ingenuidad e impericia en quienes tienen, en este momento, la grave responsabilidad de abrir perspectivas, y no cerrarlas, a las nuevas generaciones que son, sin duda, blancos vulnerables para mafias y socios. Abundaremos.
La Anécdota
El defenestrado general Jesús Gutiérrez Rebollo, desde su celda de Almoloya de Juárez –“Confidencias Peligrosas”, Océano, 2002-, denunció que a él, al ser nombrado Comisionado del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, le habían tendido una trampa:
--Menos de ochenta días después (de su designación) estaba yo tras las rejas... señalado como cómplice de Amado Carrillo Fuentes, “el señor de los cielos”. Figúrese, me acusaban a mí que lo tuve a tiro tres veces. Y yo no fui quien lo dejó ir.
La razón podría ser otra. El propio Gutiérrez Rebollo, preso desde febrero de 1997, acusa:
--Enrique Cervantes Aguirre –titular de la Defensa Nacional entre 1994 y 2000-, recibió sesenta millones de dólares para fraguar un encuentro entre los hermanos Arellano Félix y Amado Carrillo. Y algo más: el dinero fue transportado en una patrulla de la Federal de Caminos asignada a la residencia oficial de Los Pinos.
Allí comienzan las conexiones. ¿Se atreve a seguir la trama, señor Calderón?