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jueves, 4 de enero de 2007

SERPIENTES Y ESCALERAS

Salvador García Soto
04 de enero de 2007


El trabalenguas de Calderón

"El Presidente que como candidato fue ligado a Salinas se quiere desalinizar , y el desalinizador que lo desalinice un buen desalinizador será". Con esa suerte de trabalenguas político podría explicarse la sorpresiva e inédita comida que tuvo ayer el presidente Felipe Calderón con el ex mandatario Ernesto Zedillo Ponce de León , a quien recibió con todas las cortesías en la casa presidencial de Los Pinos.

No es común que un Presidente en funciones reciba en la residencia oficial a un ex presidente y mucho menos que el encuentro se haga público; en una rápida consulta hemerográfica no hay registros de ningún encuentro parecido al que ocurrió ayer en Los Pinos, y si los hubo debieron ser reuniones de lo más privadas y secretas. Era una regla no escrita del viejo régimen -ese que aún no muere del todo y que tampoco es sustituido por uno nuevo-, que un Presidente no debía ser visto en público con sus antecesores, sobre todo si se trataba del que lo había designado candidato y era su antecesor inmediato.

Aunque en este caso media entre Zedillo y Calderón el sexenio foxista, el encuentro no deja de ser algo inédito en la política mexicana, y por la forma en que se dio y como se difundió, es claro que lleva mensajes implícitos más allá de la simple cortesía política.

Porque si bien entre Calderón y Zedillo hay una cordial relación política que se remonta a los días en que el hoy mandatario dirigía el CEN del PAN y mantenía comunicación con el entonces Presidente, tampoco se trata de una amistad tan cercana ni tan personal que explique el encuentro de ayer.

Incluso, en un libro autobiográfico que sacó durante su campaña, Calderón habla de su relación con el presidente Zedillo y le reprocha no cumplir compromisos que hizo con él cuando era dirigente del PAN. Cuenta Felipe que cuando Zedillo le pidió al PAN su voto para legalizar el Fobaproa y convertirlo en deuda pública, además de crear el IPAB, él le puso dos condiciones: la renuncia de Guillermo Ortiz al Banco de México y el castigo a funcionarios y banqueros que abusaron del rescate bancario.

Una vez que el PAN había dado su voto, Zedillo no cumplió y Calderón narra un encuentro en Los Pinos donde el Presidente le dijo que no podía pedirle la renuncia a Ortiz por compromisos previos. A cambio le ofreció una serie de concesiones políticas que el líder panista rechazó mientras le reprochaba al Presidente no cumplir su palabra. "Esa fue la última vez que vi a Zedillo", dice en su libro el hoy presidente Calderón.

Por eso es claro que la comida de ayer tiene mucho más de fondo que un encuentro "amistoso" en el que los puentes se llaman Luis Téllez y Liébano Sáenz. Porque si se tratara de una nueva práctica de cortesía política, la pregunta es por qué Calderón no invitó a comer a su antecesor Vicente Fox, que además es su compañero de partido, o si ya anda en esas por qué no invita también al ex presidente Carlos Salinas.

El primer mensaje que se desprende de la comida de ayer es, precisamente, que Calderón no quiere nada que lo relacione con Vicente Fox. No es casual que varios de los foxistas que sobrevivieron en cargos públicos estén siendo corridos o desplazados en el mejor de los casos. Porque es más fácil encontrar zedillistas en el gabinete presidencial que foxistas, si es que todavía los hay.

El segundo mensaje que se desprende del encuentro en Los Pinos es igual de claro: para desterrar cualquier versión de que en la campaña tuvo algún acercamiento con Carlos Salinas de Gortari o que como Presidente tendrá alguna relación con el salinismo, Calderón se reúne con el enemigo de Salinas y lo hace además público.

"Me parezco mucho más a Zedillo que a Salinas o que a Fox. Seré un Presidente más cercano a Ernesto que a Vicente o a Carlos", parecen ser los mensajes detrás de la comida de ayer y de la inédita fotografía donde, por primera vez en la historia reciente, un Presidente en funciones y un ex presidente comparten la mesa en la casa presidencial y además sonríen y se dan palmadas en la espalda para que queden registradas en la imagen.