FeCAL Y SU BEBES DEL SEGURO POPULAR
FRANCISCO RODRÍGUEZ
CALDERONISTAS NEONATOS
EL SEGURO DE Cobertura Amplia que el gobierno del señor Felipe Calderón pretende aplicar para los nacidos en este sexenio resulta a todas luces selectivo, cuando debiera ser por orden constitucional aplicable a toda la población.
No sólo resulta ser restrictivo, sino que los cinco millones de mexicanos que nacerán este sexenio tendrán pocas oportunidades de contar con un sistema de salud eficiente y profesional. Muchas familias registradas por el seguro popular de salud implementado en el sexenio de Vicente Fox no acuden a las clínicas públicas porque la atención es cuando no insuficiente, sí deficiente y poco respetuoso.
Sabido es que 45 millones de mexicanos sobreviven en la pobreza, 25 de ellos en lo que llaman pobreza extrema, gente que es vejada, desdeñada cuando acude por alguna afección de salud, pues la mayoría de ellos no presenta quejas ante las autoridades respectivas.
Cuando sí les proporcionan el servicio médico, no hay medicamentos suficientes para surtir las recetas o bien no cuentan con una canalización adecuada hacia la especialidad requerida.
Por eso la gente no regresa, por la insuficiencia de médicos, a quienes se les exige cierto número de atenciones diarias para ponderar cantidad en vez de calidad en el servicio. El programa foxista es sólo un censo de revisiones generales para ilustrar registros oficiales como personas atendidas por el sexenio "del cambio".
Por ello Felipe Calderón, tal vez influenciado por el hecho de que en Europa están otorgando bonos de paternidad de aproximadamente 240 mil pesos a quienes hayan dado a luz a partir de este 2007, haya querido establecer parte de un programa de salud pública un tanto incongruente.
Y es que como todo fracaso, éste tendrá que nacer huérfano. El seguro a los neonatos calderonistas no es como llegar con aquella "torta bajo el brazo" sino que en afán de cuidar las formas más que los fondos, lanzan anuncios más bien enfocados a captar simpatías que en lograr resolver los problemas que se vienen arrastrando desde hace muchos años.
Por ello, este sexenio realizará tanto derroche en anuncios para televisión y radio. Porque pretende, al igual que Fox en su momento, manejar la imagen sobre la efectiva política pública.
Por eso porta para la foto lo mismo el uniforme militar que la playera de "las chivas" del Guadalajara. Por ello los mensajes familiares en medios electrónicos. Por ello las fotos de las vacaciones. Por ello no ha podido imponer un estilo propio, porque arrastra viejas costumbres de viejos colaboradores, de viejos sistemas.
Urge un plan de salud que cure de una vez por todas a este gobierno, para de ahí poder establecer programas adecuados a la realidad nacional y no sólo para el espectáculo inmediato y mediático que pretenden los nuevos "think-tankers" calderonistas.
Ya vio usted cómo nos fue con Julio Frenk, quien se creyó aspirante a presidir la Organización Mundial de Salud. O cómo, con el ex presidente Fox, a quien bastaba cerrar los ojos y negar la realidad para que todo estuviera "de maravilla".
Deberían incluir el Prozac dentro de la canasta básica de medicamentos populares. Para que todos veamos las cosas igual.
EL SEGURO DE Cobertura Amplia que el gobierno del señor Felipe Calderón pretende aplicar para los nacidos en este sexenio resulta a todas luces selectivo, cuando debiera ser por orden constitucional aplicable a toda la población.
No sólo resulta ser restrictivo, sino que los cinco millones de mexicanos que nacerán este sexenio tendrán pocas oportunidades de contar con un sistema de salud eficiente y profesional. Muchas familias registradas por el seguro popular de salud implementado en el sexenio de Vicente Fox no acuden a las clínicas públicas porque la atención es cuando no insuficiente, sí deficiente y poco respetuoso.
Sabido es que 45 millones de mexicanos sobreviven en la pobreza, 25 de ellos en lo que llaman pobreza extrema, gente que es vejada, desdeñada cuando acude por alguna afección de salud, pues la mayoría de ellos no presenta quejas ante las autoridades respectivas.
Cuando sí les proporcionan el servicio médico, no hay medicamentos suficientes para surtir las recetas o bien no cuentan con una canalización adecuada hacia la especialidad requerida.
Por eso la gente no regresa, por la insuficiencia de médicos, a quienes se les exige cierto número de atenciones diarias para ponderar cantidad en vez de calidad en el servicio. El programa foxista es sólo un censo de revisiones generales para ilustrar registros oficiales como personas atendidas por el sexenio "del cambio".
Por ello Felipe Calderón, tal vez influenciado por el hecho de que en Europa están otorgando bonos de paternidad de aproximadamente 240 mil pesos a quienes hayan dado a luz a partir de este 2007, haya querido establecer parte de un programa de salud pública un tanto incongruente.
Y es que como todo fracaso, éste tendrá que nacer huérfano. El seguro a los neonatos calderonistas no es como llegar con aquella "torta bajo el brazo" sino que en afán de cuidar las formas más que los fondos, lanzan anuncios más bien enfocados a captar simpatías que en lograr resolver los problemas que se vienen arrastrando desde hace muchos años.
Por ello, este sexenio realizará tanto derroche en anuncios para televisión y radio. Porque pretende, al igual que Fox en su momento, manejar la imagen sobre la efectiva política pública.
Por eso porta para la foto lo mismo el uniforme militar que la playera de "las chivas" del Guadalajara. Por ello los mensajes familiares en medios electrónicos. Por ello las fotos de las vacaciones. Por ello no ha podido imponer un estilo propio, porque arrastra viejas costumbres de viejos colaboradores, de viejos sistemas.
Urge un plan de salud que cure de una vez por todas a este gobierno, para de ahí poder establecer programas adecuados a la realidad nacional y no sólo para el espectáculo inmediato y mediático que pretenden los nuevos "think-tankers" calderonistas.
Ya vio usted cómo nos fue con Julio Frenk, quien se creyó aspirante a presidir la Organización Mundial de Salud. O cómo, con el ex presidente Fox, a quien bastaba cerrar los ojos y negar la realidad para que todo estuviera "de maravilla".
Deberían incluir el Prozac dentro de la canasta básica de medicamentos populares. Para que todos veamos las cosas igual.