LAS AMENAZAS QUE RECIBIO LA EX-COORDINADORA DE CONACULTA
Matasari, jaque mate a la cultura
Nydia Egremy
“Fox, por su lado, nunca se enteró, entre otras cosas, de a qué raza pertenecen los creadores, qué cosa es el patrimonio cultural, con qué se come la literatura, ni por qué habría que apoyar a los músicos. No se interesa por todo aquello que eleva el alma”, denuncia Gloria López, ex coordinadora de Patrimonio Cultural del Conaculta
Díganle a esa señora que se cuide, que con estas cintas la voy a hundir por haber hablado mal del presidente de los mexicanos.”
“¿Qué pude haber dicho del señor Fox? Nada que ameritara ni cárcel ni destierro. Lo cierto es que ya estando las cosas así de calientes, mandamos hacer una nueva inspección de las líneas y, he aquí, que aparecieron los microfonitos en el conmutador y en otros teléfonos directos de nuestras oficinas. Levantamos un acta y por milésima vez, me fui volando a informar a Felipe, sobre lo que yo -ya no ingenua sino idiota- consideré como un gravísimo delito”.
Narra lo anterior Gloria López Morales, coordinadora de Patrimonio Cultural, Desarrollo y Turismo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en los primeros cinco años de la presidencia de Sara Guadalupe Bermúdez (Sari Bermúdez) -quien saltó al primer círculo del gobierno del cambio tras publicar un libro-biografía de Marta Sahagún-.
El paso de Gloria López por Conaculta se tradujo en el libro: “Matasari. Tribulaciones de la cultura en el sexenio de Fox”, de próxima aparición y editado por Grijalbo, con un prólogo del periodista Miguel Ángel Granados Chapa, que titula “Dañinas familias”.
La autora -despedida de su puesto por causas que formalmente ignora- hace un recuento de la forma en que Conaculta se convirtió, desde el año 2000, en el coto privado de Marta Sahagún y Sari Bermúdez.
En Conaculta “se practica el nepotismo, cobro de favores y tráfico de influencias de varias familias, que mezclan sin pudor la gestión de intereses privados con la tarea pública”, denuncia la maestra López Morales, especialista en Patrimonio, quien en el año 2000, tras las elecciones, regresó a México.
Dejó atrás su gestión como directora de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Por sugerencia de un amigo (Porfirio, lo llama en el libro), puso sus 35 años de experiencia profesional al servicio del gobierno de Vicente Fox.
“Mi amor, mi vida, nuestro amigo me dijo que eres lo máximo. Te quiero, mua, mua, mua. A ver mi vida, ¿qué sabes hacer? Bueno, bueno ¡qué maravilla! Vente por acá dentro de unos diez días, a ver qué podemos hacer por ti”, fue el primer diálogo que Gloria sostuvo con quien sería su superior jerárquica. “Su capacidad de escuchar era nula. Aunque sí me había percatado de que, como especialista en cultura, parecía muy buena costurera”.
Una vez ahí, y pese a su entusiasmo, la maestra en letras francesas (por la Sorbona) y doctora en relaciones internacionales (por el Colmex), confirmó el empobrecimiento de la política cultural, debido a la falta de autenticidad, a la improvisación y la frivolidad que caracterizaron (que caracterizan aún, en julio de 2006), la gestión de la presidenta de este organismo. El libro busca elaborar “un balance de lo sucedido en el campo de la cultura durante este sexenio que termina, para contribuir al examen de la gestión del Conaculta como máxima institución de cultura a cargo del Estado”.
El diagnóstico es rotundo: “En México, llegó al gobierno un grupo que no ha sabido preservar lo positivo de la herencia recibida del pasado y, menos aún, tiene la humildad para reconocer qué va a hacer para pasar decorosamente la estafeta a los que vienen”.
Ese informe-testimonio también señala que “a partir del año 2000, quienes tomaron bajo su responsabilidad el sector repartieron, sin discriminar a nadie, atole con el dedo. En este sexenio, el pensamiento quedó subordinado al mercado y la falta de horizonte, pues para promover la creación y potenciar la fuerza cultural de todo un país, se requiere mucho más que el capricho y la atribución facciosa e ignorante de los recursos hacia objetivos que no son prioritarios”.
Desmantelar al INAH
El poco apoyo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), institución creada para proteger el patrimonio nacional “no se puede explicar más que con argumentos propios de la barbarie”.
Gracias al destacado papel de México en la promoción de la “Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural”, de 1972, y al notable trabajo de sus expertos, México pudo inscribir el mayor número de bienes y de sitios en la lista del Patrimonio Mundial en todo el continente americano”, sostiene López Morales.
A Francisco López Morales -funcionario del INAH y hermano de Gloria-, Sari Bermúdez le pidió su renuncia sin mayor explicación. Él presentó una denuncia ante la CNDH por el atentado contra su derecho de libertad de expresión. Luciano -el encargado de cesarlo- respondió a la pregunta sobre la causa del cese de Francisco: “fue por deslealtad y por no haber atendido bien las zonas arqueológicas”.
Antes de dejar al nuevo jefe hablando sólo, Francisco le espetó: “no te has enterado de nada, vete informando de lo que hacemos los que trabajamos en el Instituto. Yo me ocupo del patrimonio mundial y nada tengo que ver con el cuidado de las zonas arqueológicas”. A Francisco López se debe en buena medida que México sea el país que más sitios ha inscrito en la lista del patrimonio mundial, como la zona agavera de Jalisco.
La causa real de su despido fue por el escándalo que suscitó el reportaje del semanario Proceso, sobre el mal estado de la cultura durante la gestión de Sari Bermúdez.
Gloria López asegura: “la señora Sari mantuvo a su lado sólo a quienes no la contradijeron o le proporcionaron un cierto confort afectivo muy afín a su personalidad. Los que tuvieron la desgracia de ser críticos o, simplemente, de expresar lo que pensaban, en general pasaron por la guillotina o solitos se tomaron la cicuta.
“A estas alturas, pienso francamente que Sara Guadalupe le tiene un odio profundo a todo producto de la inteligencia y que, mientras el tiempo le alcance, no importa si son unos días, seguirá tratando de asestarle el tiro de gracia al INAH y a todas aquellas instituciones o personas que se atrevan a plantarle cara o simplemente a hacer cosas nacidas del buen juicio y de la capacidad creadora.
“Por lo pronto, la incapacidad y la soberbia de la presidencia del Consejo condujo a la gradual demolición de un edificio que funcionaba y, en vez de propiciar la construcción de alternativas, se sigue ufanando, como Nerón, de haber quemado Roma.”
Cese por traición
Días después de que Francisco fue despedido, llegó al domicilio de Gloria el abogado Hernández Brito, como emisario de la señora presidenta del Consejo, para entregarle el documento que anunciaba el “término” de su nombramiento. “Dos cesados en el lapso de una semana son muchos para una sola familia. Mi hermano por desleal y yo por traidora”. Al parecer, esas acciones buscaban encubrir el tráfico de influencias en el Consejo.
Jaime Nualart, secretario técnico, le expresó a Gloria: “me pide Sari que en el acto le firmes tu renuncia”. Cuando la coordinadora le preguntó la razón, el funcionario alcanzó a decir: “dice ella que te tienes que ir por traición al presidente”.
“En una de las grabaciones ilícitas de Fernando de León, López Morales había comentado que el presidente merecía orejas de burro”. Nualart le comentó que Fernando, el causante del problema, también saldría del Conaculta. Más tarde se supo que el sujeto exigió dos millones de pesos, “y que si no, iría a contarle todo a su hermanito -el que trabaja con Ramón Muñoz-.” No fue cesado, sino transferido al área de publicaciones del Consejo y ahí le surgió “la gran oportunidad de irse con un muy buen sueldo a Pemex. Ahí seguramente también anda en avioneta”, refiere la autora.
Como conclusión de su experiencia con el nepotismo auspiciado desde Los Pinos, la autora subraya: “el espionaje seguirá siendo práctica común en el país y otros escándalos mayúsculos dejarán a nivel casi imperceptible éste que hizo destilar tanta amargura. Los León Olea seguirán cometiendo pillerías con sus minicamaritas y sus micro-micrófonos”.
La mega biblioteca
Sin negar el valor del proyecto arquitectónico y su futuro aprovechamiento, la mega biblioteca significa el sacrificio del resto del sistema y del programa de cultura, tanto en el centro como en la periferia.
“Para terminar la obra, la señora tejió una urdimbre de alianzas en los círculos políticos y en el sector privado, y con sus compinches del Congreso, así avanzó por túneles subterráneos en donde no se puede ver con claridad lo que realmente pasó en el ámbito administrativo.
“Las estimaciones son: del presupuesto inicial de 700 millones se pasó a 900, ahora los papeles oficiales dicen que el costo final es de mil 225 millones, aunque la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados que investigó las verdaderas cifras aseguran que el desembolso final anda por los 2 mil 500 millones.
“El capricho fue en detrimento de otras áreas: el Canal 22 sólo recibió 13 millones, el fideicomiso para la Cineteca Nacional 2 millones. En cambio, el Polyforum Cultural de León tuvo 26.7 millones, el Foro Monterrey, al menos en papel, 200 millones y la ENAH sólo 2.5 millones”.
Los recursos para la mega biblioteca no tienen un origen claro. Aunque Sari citó nombres de magnates de Monterrey y del matrimonio Gates (de Microsoft), Melinda Gates negó a la periodista del Financial Times, Sara Silver -que desenmascaró el caso Vamos México-, haber destinado 50 millones de dólares a biblioteca alguna.
“Habrá que cuadrar cifras y, eventualmente, acomodar las cuentas, así como justificar partidas y ver que el costoso palacio sirva realmente para lo que fue creado”, concluye Gloria López.
La araña ataca de Nuevo
En agosto del 2002, Luis Vázquez Cano, secretario técnico “A” del Conaculta, presentó a Juan Fernando León Olea con Gloria López Morales para que considerara la posibilidad de incorporarlo a la coordinación a su cargo, al tiempo que le insinuó que tuviera con él consideraciones por tratarse de alguien recomendado “desde arriba”.
Francisco de Paula León, hermano de Fernando, fue el coautor con Sari Bermúdez del libro “Marta. La fuerza del espíritu. La historia del nacimiento de un ideal para cambiar una nación”, publicado en octubre de 2000.
Semanas después, López Morales observó que el recomendado carecía de calificación para desempeñarse en esa área, pero ante la presión, le pidió recopilar catálogos. Más tarde, el aviador -literalmente porque gustaba de tripular aeronaves- le dijo que había reunido los catálogos en un libro que él firmaría y cuya presentación haría Sara Guadalupe Bermúdez.
Cuando Gloria se recuperó de la sorpresa y le indicó que como funcionario no podía firmar libros, comenzó una etapa de acoso, espionaje telefónico -con documentos del Cisen y de la Presidencia de la República- y hostigamiento por parte del recomendado contra ella y su equipo.
Tras el cese de la coordinadora, entre mayo y junio del 2006, algunos colegas de López Morales empezaron a recibir por Internet mensajes firmados por Nancy Águila. En ellos se aludía a aspectos administrativos del Consejo, insinuando la existencia de “irregularidades” y que los presuntos responsables serían sometidos a la autoridad a menos de “llegar a un arreglo” a cambio de la información acusadora.
Los mensajes procedían de un correo situado en España, sus receptores preparaban la denuncia de hechos ante la Contraloría Interna, cuando apareció Juan Fernando León Olea.
“El interfecto se explicó: ya se dieron ustedes cuenta de que los tengo en mis manos y si no quieren líos aflojen 15 mil pesos en moneda constante. La impunidad con la que deambula es inaudita, esta vez fue demasiado lejos ante la mirada complaciente de su madrina Sari. Todo ello se asienta en el acta de los agraviados”, sentencia la autora de Matasari. Tribulaciones de la cultura en el sexenio de Fox.
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