LA FAMILIA PRESIDENCIAL
Punto g realizo una entrevista a las periodistas Anabel Hernández y Arelí Quintero el 9 de spetiembre del 2005, a raíz de la publicación del libro "LA FAMILIA PRESIDENCIAL, debido a la serie de corruptelas que el "gobierno del cambio" se ha visto involucrado durante el sexenio de Vicente Fox Quesada, Anabel Hernández es la autora del libro "Fin De Fiesta En Los Pinos", que recientemente salio a la venta
Fox, el Presidente millonario
Arelí Quintero y Anabel Herández dan cuenta de la otra cara de Vicente Fox en La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción, publicado por la editorial Grijalbo
Eduardo Castañeda H
Aquel día de comienzos del verano Arelí Quintero regresó al rancho secreto de Vicente Fox, presidente de México, para echar un vistazo a una de las revelaciones que hicieron ella y Anabel Hernández en su libro La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción, publicado por la editorial Grijalbo. De frente, por el camino, vio venir al mandatario al volante de un Hummer plateado seguido por otro idéntico, cargado con guardias. Las miradas de ella y de él se cruzaron. El rictus de Fox se endureció al tiempo que pisaba el acelerador para escabullirse.
La escena fue narrada por la revista Proceso, una de las pocas publicaciones que ha hecho eco de la investigación de las jóvenes reporteras que han colocado una bomba informativa en el mero corazón del gobierno del cambio. Las pruebas que ellas aportan sobre el enriquecimiento de Fox no han sido refutadas.
Un rancho de más de 300 hectáreas no declarado propiedad de Vicente Fox donde ha gastado millones de pesos en su infraestructura y decoración; nuevas empresas, gastos excesivos de sus esposa, Martha Sahagún; los negocios de los hijos de ambos, que han florecido como ninguno en este sexenio; la promoción en el extranjero de los hermanos del Presidente como empresarios boyantes. Toda una serie de certezas sobre lo que ha forjado la familia presidencial acompañada de documentos y testimonios, como nunca se había hecho sobre un jefe del Poder Ejecutivo en funciones.
La editorial Norma se negó a última hora a publicarlo por temor a perder millonarios contratos con el gobierno Federal; la televisión abierta nacional calla; los diarios de circulación nacional callan en general aunque los columnistas lo comentan y lo critican, en general positivamente; las estaciones de radio más escuchadas en el país callan; sólo medios aislados han retomado el tema, eso sí, en número que ha hecho sonar el libro.
Entrevistadas por vía telefónica, Anabel Hernández de 33 años, reportera en el diario El Universal y Arelí Quintero, de 30 años, reportera de Diario Monitor, hablan sobre las incógnitas que despeja su investigación que les ha llevado más de cinco años; expresan su deseo de que sean fiscalizados los gobernantes y que la sociedad los llamea a cuentas; y explican qué ha sido lo más importante para ellas de la publicación que no sólo confirma lo que muchos ciudadanos hartos de la política ya se imaginaban, sino que obliga a seguirle los pasos al que siga en la silla Presidencial.
¿Cómo comenzaron a seguirle la pista a Vicente Fox?
Anabel Hernández: De hecho Arelí Quintero y yo nos conocimos cubriendo la campaña por la presidencia de Vicente Fox. Ella desde 1999 y yo en enero de 2000. Me tocó cubrir la campaña, la etapa de transición y la llegada a la Presidencia de la República. Yo no estaba asignada a cubrir las actividades del presidente, sino a hacer trabajos sobre las oficinas de la Presidencia. Es así que contaba con más tiempo y no me enfocaba sólo a lo que hacía el Presidente, trataba de buscar más allá. Es así que hago el hallazgo de la compra del menaje de casa, entre esto la compra de las toallas de 4 mil 25 pesos y a raíz de eso sí me sorprendió mucho esta conducta, porque siempre había prometido ser un gobierno austero, habían prometido que los derroches se habían terminado. De hecho era excusa por la que él ya no iba a vivir en la residencia Miguel Alemán de Los Pinos, sino en las famosas cabañas acogedoras. Una para él y una para sus hijos, pero al encontrarme con lo de las toallas veo que ninguna austeridad, incluso las remodelaciones de las cabañas costó 8 millones de pesos, algo muy elevado y el mobiliario de alrededor de 4 millones de pesos, en total más de 12 millones de pesos para acondicionar un espacio para que vivieran mientras que la residencia oficial estaba ya totalmente equipada.
Es a raíz de esto que empiezo a notar una contradicción en el discurso y empiezo a poner énfasis en qué era lo que estaba pasando ahí. Hice un reportaje sobre el vestuario de Martha Sahagún, ya para El Universal; el primer trabajo documentado sobre cuánto gasta la primera dama en ropa y accesorios, cuánto es con cargo al erario público y cuánto no; y quién paga el que no es con cargo al erario público, que es importante. En general me he enfocado mucho en hacer reportajes sobre corrupción en diferentes lugares, en la Cámara de Diputados, en Banobras, en una Embajada y es así que me interesó seguir a la pareja presidencial.
¿Cómo es que siguieron emprender este trabajo en conjunto?
Arelí Quintero: Ambas traíamos un respaldo interesante de trabajos sobre la Presidencia de la República, no sólo del Presidente sino de sus colaboradores, gabinete y demás. No era solamente el Presidente y su esposa. Vimos que teníamos la oportunidad de hacer esto, enfocado hacia el final del sexenio. Las dos teníamos planes en ese sentido y dijimos: ‘por qué no empezarlo de nuevo’. Y sobre todo porque habíamos un cambio inexplicable en ambas familias, la del Presidente y en la de Martha Sahagún. Ese cambio que hemos notado desde hace cinco, seis años en que hemos estado siguiéndolos. Un cambio que salta, un modo de vida que no tenían antes y que incluso ahora es un poco burdo en algunos casos. Dijimos: ‘De que está pasando algo, está pasando algo y tenemos que ver por dónde’. Fue así que comenzamos el año pasado pensando en hacer algo mucho más profundo, que no se quede en una nota, sino que abarque varios temas.
El libro tiene varios capítulos, pero la línea es el enriquecimiento inexplicable de ambas familias. Empezamos con el Presidente y su rancho este secreto; las riquezas que ha ido acumulando su hijo ‘Vicentillo’, después nos vamos con los hermanos del Presidente, que viajan en el avión presidencial y se van a las giras con el Presidente y nosotros los mexicanos estamos pagando la promoción de ellos como empresarios en el extranjero, lo cual es completamente irregular. Seguimos después con los hermanos de Martha Sahagún, con los hijos de Martha Sahagún. Teníamos el antes y nos faltaba documentar el después. Nos preocupamos por conseguir documentos, fotografías, todo conseguido lícitamente, documentos en el Registro Público de Guanajuato, de San Francisco del Rincón, de Celaya y del DF.
¿Se han atenido a la máxima del periodismo de síguele la pista al dinero?
Arelí Quintero: Sí, pero no hemos encontrado de dónde viene. El eje principal del libro es que no hay de dónde. Si nos basamos en las declaraciones patrimoniales del Presidente las cifras no cuadran.
Hay un año, que es 1999 donde el Presidente declara que solamente alcanzó a ahorrar 10 mil pesos. Eso no nos habla de un empresario exitoso para nada, sino de uno que por el contrario está pasando por una situación precaria, a la baja. Entonces, al momento que llega ser Presidente, esa situación económica cambia y tiene toda esta bonanza, todos estos bienes. De dónde salió todo este dinero. Pero el secreto bancario no deja llega a las cuentas. Los documentos están ahí y serán las autoridades competentes las que se encarguen de este tema.
¿Fox no se puede escudar en la empresa familiar que tienen para sustentar sus recursos económicos?
Arelí Quintero: Bueno, de hecho dos de las empresas, El Cerrito y Congelados Don José fueron revisadas por el Instituto Federal Electoral porque supuestamente habían servido para triangular recursos a Amigos de Fox. En ese inter, los hermanos dejaron claro que Fox ya no era accionista, que no tenía ninguna participación accionaria y que entonces no formaba parte. Incluso en 2002 recibe todavía algunos ingresos por parte de El Cerrito, pero fueron ya los últimos y en esa declaración patrimonial él afirma que se deslindó totalmente, y es en 2003 cuando sale a flote todo el asunto de las finanzas de los Amigos de Fox.
En realidad no, el Presidente no tiene la capacidad, según sus propios recursos para sufragar ni la construcción del rancho secreto, que no tenía, era un cerro, y en unos cuantos meses lo convirtió en una maravilla de finca. Ni siquiera fue algo que dijeras le llevó todo el sexenio, con sus pequeños ahorros. El rancho San Cristóbal también sufrió una transformación inmediata. La creación de al empresa agropecuaria La Estancia también fue inmediata. Compró una casa en Santa Fe de dos millones de pesos; todo esto ocurrió en un mismo año y es lo que llama la atención. Hay documentos a la vista que muestran que el titular de todas esas propiedades es Vicente Fox Quesada y no hay una explicación de dónde sale este dinero. Lo que nosotras ponemos ahí como un dato que hay que seguir y no se ha podido porque la Presidencia se ha negado a dar la información es sobre el fideicomiso llamado de la Transición, que era una bolsa de 30 millones de pesos, que la Secretaría de Hacienda le da a Vicente Fox a su nombre, el fideicomiso está a su nombre y sólo él era el único que podía manejarlo.
Es la fecha que nadie ha querido decir qué pasó con ese dinero. Algunos han querido desviar la atención diciendo que de ahí salieron los sueldos para el equipo de transición en 2000; eso es mentira, porque la Secretaría de Hacienda a exigencia del Instituto Federal de Acceso a la Información ha tenido que revelar que aparte de esos millones, directamente de la nómina de la Secretaría salieron los sueldos del equipo de Fox. Entonces, esos 30 millones no fueron para sueldos… para qué fue entonces. ¿Cómo te gastas en cinco meses 30 millones de pesos? Y no han entregado ningún comprobante, ni factura de en qué se lo han gastado. Defienden el secreto a capa y espada diciendo que fue una donación y por lo tanto no están obligados a decir nada. Este dinero coincide, estos depósitos coinciden con la repentina bonanza y poder económico del Presidente. Nosotros no afirmamos, simplemente son coincidencias y tiene que aclararse qué pasó con el dinero del fideicomiso y de dónde Vicente Fox obtuvo la liquidez repentina para hacer todos estos cambios en un solo año, sin mermar en nada sus cuentas de ahorro. Sus cuentas de ahorro quedan intactas, Él inicia el sexenio con 1.7 millones de pesos en un fideicomiso a nombre de sus hijos y 800 mil pesos de una cuenta de ahorros, de acuerdo con declaración patrimonial de enero de 2001. Sin embargo, ese mismo año gasta más de 12 millones de pesos. Su sueldo de Presidente tampoco le da, cómo le hizo.
¿Qué implica para ustedes como reporteras asignadas a la Presidencia por parte de sus diarios escribir un libro como éste? Ustedes tienen un trato sistemático con la Presidencia…
Arelí Quintero: Hemos dejado de cubrir la fuente. Anabel después del caso de las toallas fue retirada de la fuente y yo en mi caso, desde que estoy en Diario Monitor asignada a trabajos especiales, cuando se tenían que sacar temas de la Presidencia yo los hacía, pero no requerían de una cobertura diaria.
¿Entonces no tienen que cruzarse la cara con él?
Arelí Quintero: Lo que nos queda claro es que nosotros, los reporteros, no vamos a las fuentes a hacer amistades. Nosotros suponemos que si tenemos que regresar pues la tendremos que pasar mal, pero eso en realidad no es algo que nos preocupe. Estaremos agradecidas porque estamos haciendo bien nuestro trabajo. Si el gobernante se mantiene enojado contigo, en lugar de sentirte mal debemos sentirnos satisfechas de que estamos haciendo bien nuestro trabajo, y no sólo por tenerlos un tanto inconformes, sino porque la Presidencia no ha podido responder a este trabajo.
¿Este tipo de trabajo de investigación como el que hicieron cambia algo las cosas? ¿Siguen creyendo en la política?
Anabel Hernández: Más que creer en la política, creemos en las instituciones. Este libro no es para golpear a la institución presidencial, ésta nos debe todo nuestro respeto, finalmente es el régimen en el que vivimos, está perfectamente limitada en la Constitución. Pero aquí lo que estamos haciendo es cuestionar a los hombres que ejercen ese poder. Seríamos injustas y poco objetivas si no dijéramos que los actos de corrupción en la Presidencia de la República no se inauguraron en este sexenio. Vienen desde mucho tiempo a tras y por desgracia nos enteramos hasta después, hasta pasado el sexenio que nos enteramos y los lamentamos.
Es el primer libro que se hace cuestionando a un Presidente con tales argumentos y con tantas pruebas mientras está en el puesto, eso nunca había sucedido y me parece que ese es un mérito de todos los mexicanos que hemos luchado por la libertad de expresión. El libro es una oportunidad para exigir cuentas aquí y ahora y el dinero que se tenga que regresar si ese el caso, que se regrese, y si se tiene que sancionar a este Presidente, que se haga, y a los que vienen, que sepan que tienen una sociedad vigilante.
¿Hay cómo cobrársela a Fox? El libro da rabia, pero la gente en general a lo mejor dice que no hay sorpresa en que un Presidente se haga rico en su puesto…
Arelí Quintero: Hay una nueva generación y personas en las anteriores que no están dispuestas a aguantarse esto. Nosotras no somos activistas, lo único que sí es que también como ciudadanas nos corresponde decir que tiene que rendir cuentas. No vamos a hacer activismo político ni a perseguir funcionarios como reporteras, simplemente presentamos el trabajo. Los jóvenes tienen ahora este material en sus manos, nosotros nunca tuvimos algo así. Es invaluable que las nuevas generaciones estén creciendo con algo como esto, con una conciencia más ciudadanizada y la necesidad de exigir cuentas.
Anabel Hernández: Hay quienes están diciendo que este tipo de libros son muy malos, que lo único que alientan es el regreso al pasado, al PRI. Lo que pensamos es que al contrario, que este tipo de libros deben motivar a la sociedad a ser mejor, aspirar a mejores políticos. Lo que debe motivar es a saber para este 2006 quiénes son los aspirantes, cuáles son sus cuentas bancarias, quiénes son sus esposas, quienes son sus hermanos o esposas potencialmente incómodas y vigilarlos perfectamente. Elegir al mejor, al que sea… por supuesto regresar al pasado sería un retroceso en el sentido de tener un presidente como los que tuvimos o como el que tenemos. Tenemos que aspirar a mejores hombres y mejores mujeres que gobiernen a este país.
¿Por qué al libro si no se ha hecho propiamente censura sí se le ha hecho un vacío, sobre todo en los medios impresos?
Arelí Quintero: Sí lo hemos sentido, es una realidad que no todos los medios escritos lo han publicado. Eso no se puede negar. Diario Monitor ha hecho una excelente cobertura de esto, la revista Proceso igual, medios de los estados de la República lo están haciendo muy bien, y los medios electrónicos, sobre todo radio, han dado una batalla ejemplar.
Lo de los periódicos son decisiones internas, respetables. El trabajo puede resultarle a algunas personas interesante y a otras decidan que no les interesa para el estilo del periódico que tienen. Creemos que el trabajo está lo suficientemente soportado para que le interesara a cierto tipo de periódicos que siguen este tipo de investigaciones. Hemos recibido llamadas de medios internacionales y creemos que muchas veces desgraciadamente es lo que se necesita para que lo volteen a ver. Pero nos queremos quedar con la idea de que son decisiones internas de los medios.
¿Por qué a ustedes no las han demandado como sí se hizo con Olga Wornat (quien publicó un libro sobre Martha Sahagún)?
Anabel Hernández: El libro está basado en por lo menos 58 documentos que citamos y que están ahí. Estamos hablando de registros de propiedad, actas constitutivas de empresas, solicitudes al IFAI, cheques, actas de nacimiento… Lo menciono porque quién puede decir que eso no es cierto, quién se va a atrever a decir que lo que emite un Registro Público de la Propiedad es mentira; es un asunto muy delicado. Pero por qué no esperamos ser demandadas, no es por ser arrogantes, sino porque tratamos de hacer un trabajo muy meticuloso, cuidamos el lenguaje… no es un libro para ofender a nadie, para cuestionar la vida íntima de nadie, es un libro sobre Vicente Fox y Martha Sahagún, actores involuntarios del libro, porque están ahorita en esa posición de poder. Habría que hacer un libro de quien estuviera y habrá que hacerlo si da motivo para ello.
¿Consideran a Fox ingenuo o perverso?
Mucha gente había pensado que el presidente Vicente Fox era una persona que tenía muy buenas intenciones pero que estaba siendo manipulado aparentemente por su esposa, que su esposa y su familia eran los que querían abusar del poder y que él por amor no quería hacerlo. Daba la impresión que era una situación así; sin embargo este libro sin duda alguna que las cuestiones no son así, que también hay un interés económico, que también la familia del Presidente y del propio Presidente aparentemente se han visto beneficiados de este poder. Las mismas críticas que se le pueden hacer a Martha Sahagún y a su familia son exactamente las mismas críticas que se le pueden hacer al Presidente de la República.
punto g
Fox, el Presidente millonario
Arelí Quintero y Anabel Herández dan cuenta de la otra cara de Vicente Fox en La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción, publicado por la editorial Grijalbo
Eduardo Castañeda H
Aquel día de comienzos del verano Arelí Quintero regresó al rancho secreto de Vicente Fox, presidente de México, para echar un vistazo a una de las revelaciones que hicieron ella y Anabel Hernández en su libro La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción, publicado por la editorial Grijalbo. De frente, por el camino, vio venir al mandatario al volante de un Hummer plateado seguido por otro idéntico, cargado con guardias. Las miradas de ella y de él se cruzaron. El rictus de Fox se endureció al tiempo que pisaba el acelerador para escabullirse.
La escena fue narrada por la revista Proceso, una de las pocas publicaciones que ha hecho eco de la investigación de las jóvenes reporteras que han colocado una bomba informativa en el mero corazón del gobierno del cambio. Las pruebas que ellas aportan sobre el enriquecimiento de Fox no han sido refutadas.
Un rancho de más de 300 hectáreas no declarado propiedad de Vicente Fox donde ha gastado millones de pesos en su infraestructura y decoración; nuevas empresas, gastos excesivos de sus esposa, Martha Sahagún; los negocios de los hijos de ambos, que han florecido como ninguno en este sexenio; la promoción en el extranjero de los hermanos del Presidente como empresarios boyantes. Toda una serie de certezas sobre lo que ha forjado la familia presidencial acompañada de documentos y testimonios, como nunca se había hecho sobre un jefe del Poder Ejecutivo en funciones.
La editorial Norma se negó a última hora a publicarlo por temor a perder millonarios contratos con el gobierno Federal; la televisión abierta nacional calla; los diarios de circulación nacional callan en general aunque los columnistas lo comentan y lo critican, en general positivamente; las estaciones de radio más escuchadas en el país callan; sólo medios aislados han retomado el tema, eso sí, en número que ha hecho sonar el libro.
Entrevistadas por vía telefónica, Anabel Hernández de 33 años, reportera en el diario El Universal y Arelí Quintero, de 30 años, reportera de Diario Monitor, hablan sobre las incógnitas que despeja su investigación que les ha llevado más de cinco años; expresan su deseo de que sean fiscalizados los gobernantes y que la sociedad los llamea a cuentas; y explican qué ha sido lo más importante para ellas de la publicación que no sólo confirma lo que muchos ciudadanos hartos de la política ya se imaginaban, sino que obliga a seguirle los pasos al que siga en la silla Presidencial.
¿Cómo comenzaron a seguirle la pista a Vicente Fox?
Anabel Hernández: De hecho Arelí Quintero y yo nos conocimos cubriendo la campaña por la presidencia de Vicente Fox. Ella desde 1999 y yo en enero de 2000. Me tocó cubrir la campaña, la etapa de transición y la llegada a la Presidencia de la República. Yo no estaba asignada a cubrir las actividades del presidente, sino a hacer trabajos sobre las oficinas de la Presidencia. Es así que contaba con más tiempo y no me enfocaba sólo a lo que hacía el Presidente, trataba de buscar más allá. Es así que hago el hallazgo de la compra del menaje de casa, entre esto la compra de las toallas de 4 mil 25 pesos y a raíz de eso sí me sorprendió mucho esta conducta, porque siempre había prometido ser un gobierno austero, habían prometido que los derroches se habían terminado. De hecho era excusa por la que él ya no iba a vivir en la residencia Miguel Alemán de Los Pinos, sino en las famosas cabañas acogedoras. Una para él y una para sus hijos, pero al encontrarme con lo de las toallas veo que ninguna austeridad, incluso las remodelaciones de las cabañas costó 8 millones de pesos, algo muy elevado y el mobiliario de alrededor de 4 millones de pesos, en total más de 12 millones de pesos para acondicionar un espacio para que vivieran mientras que la residencia oficial estaba ya totalmente equipada.
Es a raíz de esto que empiezo a notar una contradicción en el discurso y empiezo a poner énfasis en qué era lo que estaba pasando ahí. Hice un reportaje sobre el vestuario de Martha Sahagún, ya para El Universal; el primer trabajo documentado sobre cuánto gasta la primera dama en ropa y accesorios, cuánto es con cargo al erario público y cuánto no; y quién paga el que no es con cargo al erario público, que es importante. En general me he enfocado mucho en hacer reportajes sobre corrupción en diferentes lugares, en la Cámara de Diputados, en Banobras, en una Embajada y es así que me interesó seguir a la pareja presidencial.
¿Cómo es que siguieron emprender este trabajo en conjunto?
Arelí Quintero: Ambas traíamos un respaldo interesante de trabajos sobre la Presidencia de la República, no sólo del Presidente sino de sus colaboradores, gabinete y demás. No era solamente el Presidente y su esposa. Vimos que teníamos la oportunidad de hacer esto, enfocado hacia el final del sexenio. Las dos teníamos planes en ese sentido y dijimos: ‘por qué no empezarlo de nuevo’. Y sobre todo porque habíamos un cambio inexplicable en ambas familias, la del Presidente y en la de Martha Sahagún. Ese cambio que hemos notado desde hace cinco, seis años en que hemos estado siguiéndolos. Un cambio que salta, un modo de vida que no tenían antes y que incluso ahora es un poco burdo en algunos casos. Dijimos: ‘De que está pasando algo, está pasando algo y tenemos que ver por dónde’. Fue así que comenzamos el año pasado pensando en hacer algo mucho más profundo, que no se quede en una nota, sino que abarque varios temas.
El libro tiene varios capítulos, pero la línea es el enriquecimiento inexplicable de ambas familias. Empezamos con el Presidente y su rancho este secreto; las riquezas que ha ido acumulando su hijo ‘Vicentillo’, después nos vamos con los hermanos del Presidente, que viajan en el avión presidencial y se van a las giras con el Presidente y nosotros los mexicanos estamos pagando la promoción de ellos como empresarios en el extranjero, lo cual es completamente irregular. Seguimos después con los hermanos de Martha Sahagún, con los hijos de Martha Sahagún. Teníamos el antes y nos faltaba documentar el después. Nos preocupamos por conseguir documentos, fotografías, todo conseguido lícitamente, documentos en el Registro Público de Guanajuato, de San Francisco del Rincón, de Celaya y del DF.
¿Se han atenido a la máxima del periodismo de síguele la pista al dinero?
Arelí Quintero: Sí, pero no hemos encontrado de dónde viene. El eje principal del libro es que no hay de dónde. Si nos basamos en las declaraciones patrimoniales del Presidente las cifras no cuadran.
Hay un año, que es 1999 donde el Presidente declara que solamente alcanzó a ahorrar 10 mil pesos. Eso no nos habla de un empresario exitoso para nada, sino de uno que por el contrario está pasando por una situación precaria, a la baja. Entonces, al momento que llega ser Presidente, esa situación económica cambia y tiene toda esta bonanza, todos estos bienes. De dónde salió todo este dinero. Pero el secreto bancario no deja llega a las cuentas. Los documentos están ahí y serán las autoridades competentes las que se encarguen de este tema.
¿Fox no se puede escudar en la empresa familiar que tienen para sustentar sus recursos económicos?
Arelí Quintero: Bueno, de hecho dos de las empresas, El Cerrito y Congelados Don José fueron revisadas por el Instituto Federal Electoral porque supuestamente habían servido para triangular recursos a Amigos de Fox. En ese inter, los hermanos dejaron claro que Fox ya no era accionista, que no tenía ninguna participación accionaria y que entonces no formaba parte. Incluso en 2002 recibe todavía algunos ingresos por parte de El Cerrito, pero fueron ya los últimos y en esa declaración patrimonial él afirma que se deslindó totalmente, y es en 2003 cuando sale a flote todo el asunto de las finanzas de los Amigos de Fox.
En realidad no, el Presidente no tiene la capacidad, según sus propios recursos para sufragar ni la construcción del rancho secreto, que no tenía, era un cerro, y en unos cuantos meses lo convirtió en una maravilla de finca. Ni siquiera fue algo que dijeras le llevó todo el sexenio, con sus pequeños ahorros. El rancho San Cristóbal también sufrió una transformación inmediata. La creación de al empresa agropecuaria La Estancia también fue inmediata. Compró una casa en Santa Fe de dos millones de pesos; todo esto ocurrió en un mismo año y es lo que llama la atención. Hay documentos a la vista que muestran que el titular de todas esas propiedades es Vicente Fox Quesada y no hay una explicación de dónde sale este dinero. Lo que nosotras ponemos ahí como un dato que hay que seguir y no se ha podido porque la Presidencia se ha negado a dar la información es sobre el fideicomiso llamado de la Transición, que era una bolsa de 30 millones de pesos, que la Secretaría de Hacienda le da a Vicente Fox a su nombre, el fideicomiso está a su nombre y sólo él era el único que podía manejarlo.
Es la fecha que nadie ha querido decir qué pasó con ese dinero. Algunos han querido desviar la atención diciendo que de ahí salieron los sueldos para el equipo de transición en 2000; eso es mentira, porque la Secretaría de Hacienda a exigencia del Instituto Federal de Acceso a la Información ha tenido que revelar que aparte de esos millones, directamente de la nómina de la Secretaría salieron los sueldos del equipo de Fox. Entonces, esos 30 millones no fueron para sueldos… para qué fue entonces. ¿Cómo te gastas en cinco meses 30 millones de pesos? Y no han entregado ningún comprobante, ni factura de en qué se lo han gastado. Defienden el secreto a capa y espada diciendo que fue una donación y por lo tanto no están obligados a decir nada. Este dinero coincide, estos depósitos coinciden con la repentina bonanza y poder económico del Presidente. Nosotros no afirmamos, simplemente son coincidencias y tiene que aclararse qué pasó con el dinero del fideicomiso y de dónde Vicente Fox obtuvo la liquidez repentina para hacer todos estos cambios en un solo año, sin mermar en nada sus cuentas de ahorro. Sus cuentas de ahorro quedan intactas, Él inicia el sexenio con 1.7 millones de pesos en un fideicomiso a nombre de sus hijos y 800 mil pesos de una cuenta de ahorros, de acuerdo con declaración patrimonial de enero de 2001. Sin embargo, ese mismo año gasta más de 12 millones de pesos. Su sueldo de Presidente tampoco le da, cómo le hizo.
¿Qué implica para ustedes como reporteras asignadas a la Presidencia por parte de sus diarios escribir un libro como éste? Ustedes tienen un trato sistemático con la Presidencia…
Arelí Quintero: Hemos dejado de cubrir la fuente. Anabel después del caso de las toallas fue retirada de la fuente y yo en mi caso, desde que estoy en Diario Monitor asignada a trabajos especiales, cuando se tenían que sacar temas de la Presidencia yo los hacía, pero no requerían de una cobertura diaria.
¿Entonces no tienen que cruzarse la cara con él?
Arelí Quintero: Lo que nos queda claro es que nosotros, los reporteros, no vamos a las fuentes a hacer amistades. Nosotros suponemos que si tenemos que regresar pues la tendremos que pasar mal, pero eso en realidad no es algo que nos preocupe. Estaremos agradecidas porque estamos haciendo bien nuestro trabajo. Si el gobernante se mantiene enojado contigo, en lugar de sentirte mal debemos sentirnos satisfechas de que estamos haciendo bien nuestro trabajo, y no sólo por tenerlos un tanto inconformes, sino porque la Presidencia no ha podido responder a este trabajo.
¿Este tipo de trabajo de investigación como el que hicieron cambia algo las cosas? ¿Siguen creyendo en la política?
Anabel Hernández: Más que creer en la política, creemos en las instituciones. Este libro no es para golpear a la institución presidencial, ésta nos debe todo nuestro respeto, finalmente es el régimen en el que vivimos, está perfectamente limitada en la Constitución. Pero aquí lo que estamos haciendo es cuestionar a los hombres que ejercen ese poder. Seríamos injustas y poco objetivas si no dijéramos que los actos de corrupción en la Presidencia de la República no se inauguraron en este sexenio. Vienen desde mucho tiempo a tras y por desgracia nos enteramos hasta después, hasta pasado el sexenio que nos enteramos y los lamentamos.
Es el primer libro que se hace cuestionando a un Presidente con tales argumentos y con tantas pruebas mientras está en el puesto, eso nunca había sucedido y me parece que ese es un mérito de todos los mexicanos que hemos luchado por la libertad de expresión. El libro es una oportunidad para exigir cuentas aquí y ahora y el dinero que se tenga que regresar si ese el caso, que se regrese, y si se tiene que sancionar a este Presidente, que se haga, y a los que vienen, que sepan que tienen una sociedad vigilante.
¿Hay cómo cobrársela a Fox? El libro da rabia, pero la gente en general a lo mejor dice que no hay sorpresa en que un Presidente se haga rico en su puesto…
Arelí Quintero: Hay una nueva generación y personas en las anteriores que no están dispuestas a aguantarse esto. Nosotras no somos activistas, lo único que sí es que también como ciudadanas nos corresponde decir que tiene que rendir cuentas. No vamos a hacer activismo político ni a perseguir funcionarios como reporteras, simplemente presentamos el trabajo. Los jóvenes tienen ahora este material en sus manos, nosotros nunca tuvimos algo así. Es invaluable que las nuevas generaciones estén creciendo con algo como esto, con una conciencia más ciudadanizada y la necesidad de exigir cuentas.
Anabel Hernández: Hay quienes están diciendo que este tipo de libros son muy malos, que lo único que alientan es el regreso al pasado, al PRI. Lo que pensamos es que al contrario, que este tipo de libros deben motivar a la sociedad a ser mejor, aspirar a mejores políticos. Lo que debe motivar es a saber para este 2006 quiénes son los aspirantes, cuáles son sus cuentas bancarias, quiénes son sus esposas, quienes son sus hermanos o esposas potencialmente incómodas y vigilarlos perfectamente. Elegir al mejor, al que sea… por supuesto regresar al pasado sería un retroceso en el sentido de tener un presidente como los que tuvimos o como el que tenemos. Tenemos que aspirar a mejores hombres y mejores mujeres que gobiernen a este país.
¿Por qué al libro si no se ha hecho propiamente censura sí se le ha hecho un vacío, sobre todo en los medios impresos?
Arelí Quintero: Sí lo hemos sentido, es una realidad que no todos los medios escritos lo han publicado. Eso no se puede negar. Diario Monitor ha hecho una excelente cobertura de esto, la revista Proceso igual, medios de los estados de la República lo están haciendo muy bien, y los medios electrónicos, sobre todo radio, han dado una batalla ejemplar.
Lo de los periódicos son decisiones internas, respetables. El trabajo puede resultarle a algunas personas interesante y a otras decidan que no les interesa para el estilo del periódico que tienen. Creemos que el trabajo está lo suficientemente soportado para que le interesara a cierto tipo de periódicos que siguen este tipo de investigaciones. Hemos recibido llamadas de medios internacionales y creemos que muchas veces desgraciadamente es lo que se necesita para que lo volteen a ver. Pero nos queremos quedar con la idea de que son decisiones internas de los medios.
¿Por qué a ustedes no las han demandado como sí se hizo con Olga Wornat (quien publicó un libro sobre Martha Sahagún)?
Anabel Hernández: El libro está basado en por lo menos 58 documentos que citamos y que están ahí. Estamos hablando de registros de propiedad, actas constitutivas de empresas, solicitudes al IFAI, cheques, actas de nacimiento… Lo menciono porque quién puede decir que eso no es cierto, quién se va a atrever a decir que lo que emite un Registro Público de la Propiedad es mentira; es un asunto muy delicado. Pero por qué no esperamos ser demandadas, no es por ser arrogantes, sino porque tratamos de hacer un trabajo muy meticuloso, cuidamos el lenguaje… no es un libro para ofender a nadie, para cuestionar la vida íntima de nadie, es un libro sobre Vicente Fox y Martha Sahagún, actores involuntarios del libro, porque están ahorita en esa posición de poder. Habría que hacer un libro de quien estuviera y habrá que hacerlo si da motivo para ello.
¿Consideran a Fox ingenuo o perverso?
Mucha gente había pensado que el presidente Vicente Fox era una persona que tenía muy buenas intenciones pero que estaba siendo manipulado aparentemente por su esposa, que su esposa y su familia eran los que querían abusar del poder y que él por amor no quería hacerlo. Daba la impresión que era una situación así; sin embargo este libro sin duda alguna que las cuestiones no son así, que también hay un interés económico, que también la familia del Presidente y del propio Presidente aparentemente se han visto beneficiados de este poder. Las mismas críticas que se le pueden hacer a Martha Sahagún y a su familia son exactamente las mismas críticas que se le pueden hacer al Presidente de la República.
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