Los callejones y las salidas
Víctor Ardura
1.- Hay tres momentos clave para entender esto que, a falta de otro nombre, puede entenderse como la composición para colocar al país al filo del abismo:
Víctor Ardura
1.- Hay tres momentos clave para entender esto que, a falta de otro nombre, puede entenderse como la composición para colocar al país al filo del abismo:
a) La determinación del grupo gobernante para impedir el arribo de Andrés Manuel López Obrador a las orillas del relevo sexenal. Un proceso que inició con un tecnicismo jurídico que llevó al desafuero del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal. La complejidad de ese laberinto orilló al presidente Fox a recular, con pronósticos en contra, mas la esencia permaneció.
b) El relevo en el Consejo General del IFE. Dos partidos, PRI y PAN, impusieron al grueso del órgano colegiado. La propuesta del PRD, que incluía la reelección de algunos miembros del antiguo consejo, fue desechada. El propósito de Acción Nacional fue garantizar por lo menos cinco consejeros. Antes el PRD había cedido ante un cambio sin aviso ni fortuna respecto de la posición del PAN de buscar ciudadanos imparciales, a pesar de que ya habían llegado los informes sobre la biografía de los propuestos por el PRI, y ninguno de ellos gozaba del imperativo de imparcialidad y conocimiento sobre el tema, incluido su titular, Luis Carlos Ugalde, tal y como lo señala el Cofipe.
c) Con este consejo viciado de origen, el IFE dejó hacer y dejó pasar varios comportamientos atípicos. Si bien no se puede hablar de una elección de Estado en su noción clásica, hubo evidencias claras del poder meta-legal del Presidente. Además, el consejo falló en aquello que protege la legislación electoral vigente: la imparcialidad y de las elecciones. Al permitir la guerra sucia en los medios, no sólo de los publicistas al servicio de Acción Nacional sino de organizaciones empresariales o membretes afines, no se protegió la transparencia de todo el proceso. Son, fueron en tal sentido, unas elecciones bajo sospecha.
2.- La importancia de llegar a una reforma política es, en estos momentos, un asunto de vital importancia. ¿Pero cómo empezar a dialogar si el país entero está dividido por el conflicto postelectoral? ¿Es posible pensar en un acuerdo nacional que pudiera lograr lo que a estas alturas se antoja irrealizable? Para que ello pudiera suceder, en poco más de tres meses el Ejecutivo y el Legislativo tendrían que ponerse de acuerdo para intentar modificar, de raíz, el actual sistema político presidencial. O bien, que el Judicial declare nulas las elecciones, se nombre con el consenso de los involucrados a un presidente interino que convoque a nuevos comicios, y con ello dar tiempo para una reforma de fondo.
3.- En lo personal, no veo que ninguna de las dos vertientes sea posible. Todo apunta a que la estrategia diseñada desde hace tres años está a un paso de ser cierta y tangible. Con todo el caudal de suspicacias que pudiera generar la figura de Carlos Ahumada, personaje sacado de un folletín canalla, lo cierto es que sus revelaciones en Cuba develan lo que se intuía desde hace tiempo: la determinación de acabar política y civilmente con el adversario López Obrador.
4.- ¿Pero a qué país va a gobernar Felipe Calderón Hinojosa? ¿Con quienes? ¿Al servicio de quién?
5.- Es obvio que Calderón Hinojosa administraría una nación con bayonetas. En todas las fases del conflicto, el todavía candidato ha permitido prever que ante el enojo de millones de mexicanos, la cerrazón legal ha sido la propuesta –y no hablo sólo de los simpatizantes de López Obrador, sino de los mexicanos frustrados y enojados por el actual estado de cosas. En tal sentido, lo poco transparente de los comicios no es más que la expresión inmediata de ese México subterráneo en busca de salida del que habla con lucidez Lorenzo Mayer.
6.- Las otras dos preguntas tienen mucho sentido en estas circunstancias. Los conservadores de ayer se han vuelto reaccionarios. Hoy están a la luz pública, incluso aquellas organizaciones confesionales de las que nadie hablaba. Pero es un conservadurismo de nuevo cuño, pragmático, alérgico a todo lo que tenga que ver con la posibilidad de convivir con expresiones políticas de izquierda o que están en proceso de asentarse como tales.
7.- En la búsqueda de mantener vigente al nuevo corporativo, aquel inaugurado por la presidencia de Vicente Fox, los restos del naufragio llamado PRI no han dudado en subirse al barco salvador. Toda la ralea de políticos posmodernos, o tecnócratas, como quiera llamárseles, han encontrado en esta coyuntura la posibilidad de mantener vigente el esquema de nación impuesto desde hace 20 años, al tiempo que permanece inalterable el sistema político que con mucha razón el jurista Diego Valadés califica como hiperpresidencial.
8.- Pero todo esto que parece estar más o menos claro, para los medios de comunicación masiva, para cierta prensa, no lo es. Sorprende la necedad de insistir en que la querella de estos días se circunscribe al caudillismo de un solo hombre, a su presunta y desmedida ansia de poder.
Bajo este supuesto, no dudan en cantar a coro que nada de lo denunciado es cierto. Que las inconsistencias encontradas en el 9.07 por ciento de las casillas no son más que errores normales en cualquier elección –¿en dónde, qué país donde se organizan elecciones democráticas puede tomarse como referencia? Gente que gozó en el pasado de cierto prestigio, como Ricardo Alemán o Ciro Gómez Leyva, cuya defensa apasionada del preso político Carlos Ahumada –así lo llamó en uno de sus espacios radiofónicos– sostienen esa tesis y nos confirma, de paso, que en materia de política no hemos visto nada todavía.
Bajo este supuesto, no dudan en cantar a coro que nada de lo denunciado es cierto. Que las inconsistencias encontradas en el 9.07 por ciento de las casillas no son más que errores normales en cualquier elección –¿en dónde, qué país donde se organizan elecciones democráticas puede tomarse como referencia? Gente que gozó en el pasado de cierto prestigio, como Ricardo Alemán o Ciro Gómez Leyva, cuya defensa apasionada del preso político Carlos Ahumada –así lo llamó en uno de sus espacios radiofónicos– sostienen esa tesis y nos confirma, de paso, que en materia de política no hemos visto nada todavía.
9.- No puede haber democracia cuando los poderes fácticos diseñan su propia agenda. Esta discriminación per se del adversario ha adquirido en estos días una paranoia que infecta y polariza aún más a la nación.
Cualquiera que sea la decisión del Tribunal, y las reacciones que los ciudadanos inconformes tomen al respecto, sería deseable que se informara y analizara con toda objetividad y mesura. Son varios los arreglos todavía pendientes, entre ellos discutir si el actual sistema político es todavía manejable. Pero ello puede florecer sólo cuando los actores políticos no están metidos en una espiral de disenso polarizado. En esas condiciones, no es posible la normalidad democrática.
10.- Quedan otros asuntos en la libreta. No sólo de política vive el hombre, es cierto, pero aún con esa verdad de silogismo su campo de acción alcanza otros temas. Por ejemplo: este viernes se cumplió un aniversario más del asesinato del poeta Federico García Lorca, a manos sangrientas de la falange española gobernada por gente no muy distinta de la derecha de hoy, en México. Sus huesos no alcanzan reposo y no hace mucho la polémica sobre desenterrarlo o no alcanzó ribetes de demencia.
Cierro mi colaboración con un abrazo solidario a Luis Jaime Cortez, y con mi deseo de que pueda superar la prueba de salud que tiene en puerta.
LA JORNADA DE MICHOACAN
LA JORNADA DE MICHOACAN