ASTILLERO
Los armados
Vigilancia contra ingenio
Libertades restringidas
Prensa económica española
La política está quedando en manos de los armados. El presidente de la República viaja por el país estableciendo cercos cada vez más rigurosos para tratar de eludir protestas electorales. Ayer, en la Sierra Norte de Puebla (durante una gira en la que pudo departir con otra de las joyas sexenales de la impunidad, el góber precioso Mario Marín), Fox hizo que las comunidades a las que habría de llegar fueran sitiadas por miembros del Estado Mayor Presidencial que, desde luego, impidieron el libre tránsito y la adecuada expresión de ciudadanos inconformes. En cumplimiento del libreto -escrito en el extranjero- que promueve la división social, las giras políticas de Fox se han convertido en actos facciosos cuya organización es controlada por panistas y a los que se trata de impedir la asistencia a todo aquel que parezca sospechoso de disidencia.
La inauguración, ayer , de una gasolinera en territorio precioso ocasionó, por ejemplo, que "desde las diez de la mañana hubiera un bloqueo total a las afueras de las poblaciones de Tuzamapán de Galeana y Tetelilla, llevado a cabo por jóvenes vestidos de civil, identificados con un diminuto broche y una estrella roja. Mientras tanto, los caminos y veredas que se encuentran entre cafetales y potreros se mantenían en vigilancia desde hace cuatro días por el Ejército y la Policía Estatal Preventiva", reporta un amable corresponsal voluntario. La evolución de lo electoral a lo social, de la defensa del voto a la defensa de las libertades, llevó a que a una manta que decía "Los indígenas de la Sierra Norte rechazamos las políticas de Fox, y exigimos voto por voto y casilla por casilla" se sumara otra que decía "Libertad de tránsito, derecho constitucional".
Pero la estrecha vigilancia militar fue burlada ayer por un par de hermanos, y un amigo de éstos, que introdujeron a uno de los actos presidenciales una manta que decía "Fox, traidor, queremos a Obrador". Misael Jiménez-Pineda envió a esta columna su relato: "nos revisaron de pies a cabeza, esculcaron el carro hasta las llantas y el Estado Mayor no nos pudo detener. No dejaban pasar al sitio con pancartas, propaganda o peticiones, oficios, etcétera. Así que mi hermano se 'enyesó' la pierna con la manta e hizo que estaba lesionado, caminó rengo y la seguridad se tragó el cuento". Cuando exhibieron la manta, "de inmediato me acosó un guardia: 'te invito a que la guardes, ya la mostraste, ya te dejaron pasar, ya te invitaron a pasar con tu pancarta, guárdala'. Yo me defendía, le recordaba mi derecho a manifestarme(...) les pedí tan sólo cinco minutos y luego me retiraba". El episodio tuvo una salida incruenta a pesar de que algunos "pacíficos" quisieron arrebatarles la manta a los jóvenes ("uno de ellos me pateó la espinilla") y que los militares que los llevaron a la salida del lugar también les trataron de quitar la famosa tela (que los jóvenes defendieron ferozmente) y que, de despedida, uno de los armados les dijo: "lárguense, hijos de su puta madre, que ahorita les saco la pinche pistola. ¡Ojalá se mueran!"
Lo peor de todo, sin embargo, ha sido la actitud del jefe del Estado mexicano. Burlón y retador, alentó con sus desplantes el desbordamiento de las pasiones armadas (amores y desamores calibre 9 milímetros) y llegó incluso al extremo de ironizar el que, según eso, los jóvenes habrían abandonado el lugar por su propia voluntad, no por presión del Estado Mayor Presidencial.
El secretario de (des)Gobernación, monseñor Carlos Abascal, practica la máxima de que a Dios rogando y con el Yunque dando: con una hipocresía digna de premio, y en medio de futuros legisladores panistas, ha llamado a los actores políticos a actuar... con sensatez y cordura. Día de reapariciones santificadas, en el que San Vicente confirmó las versiones que desde semanas atrás hablan de un pacto entre Fox y Marín que pasaría por el beneficio electoral al PAN en esa entidad a cambio de una rehabilitación paulatina del héroe de la batalla de las dos botellas. Y además, la resurrección de Santiago de las Apuestas, el precursor de los pactos económico-electorales con Televisa, que ayer fue designado coordinador de la bancada senatorial panista, demostrando que Fox y Espino tienen el control político real mientras Felipe Calderón ni siquiera pudo ganar esa elección con su promovido Alejandro Zapata Perogordo.
Hipocresías galopantes como las de los principales medios de comunicación españoles que, movidos por los intereses a futuro de Repsol, y los actuales de los bancos de capital peninsular, desarrollan una campaña de descalificación no sólo del legítimo derecho de López Obrador a recurrir y protestar, sino, en general, de la facultad ciudadana de movilización y oposición. Cual si fuera boletín de Los Pinos, el editorial de El País se conduele de que la movilización actual lleve a "un potencial peligro de enfrentamiento civil", cuando México lo que requiere es un presidente "fuerte y legitimado, capaz de emprender las reformas(...) que el país necesita". El monarquista ABC también habla en su editorial de "López Obrador, fuera de la ley" y dice que ante la actitud presente del perredista, "las autoridades mexicanas deberían actuar en consecuencia" y que "las instituciones no tendrán más remedio que intervenir en defensa de la legalidad". No es ocioso recordar el apetito de Repsol por la riqueza energética mexicana, y el hacer la América de bancos como el BBVA, que en 2005 obtuvo en México un tercio de sus ganancias mundiales. Tal vez ésa sea la verdadera globalización informática: los (presuntos) extremos se tocan (El País y ABC) por muy pragmáticos intereses económicos.
De las palabras de López Obrador ayer, afuera del tribunal electoral, habrá que guardar -para contrastarlas con los datos que comiencen a surgir este miércoles del recuento de votos- las referidas a que no sólo se busca el reconocimiento de una victoria electoral, sino la transformación (la "purificación") de las instituciones nacionales. ¿Las casillas seleccionadas para el recuento han sido maquilladas, y por ello anoche AMLO se movió ya hacia delante de lo electoral, a sabiendas de que no habrá cambios aritméticos suficientes sino más del sabido atole con el dedo? ¡Hasta mañana, mientras abre -el crimen político siempre paga- Banca Coppel!
ASTILLERO
Vigilancia contra ingenio
Libertades restringidas
Prensa económica española
La política está quedando en manos de los armados. El presidente de la República viaja por el país estableciendo cercos cada vez más rigurosos para tratar de eludir protestas electorales. Ayer, en la Sierra Norte de Puebla (durante una gira en la que pudo departir con otra de las joyas sexenales de la impunidad, el góber precioso Mario Marín), Fox hizo que las comunidades a las que habría de llegar fueran sitiadas por miembros del Estado Mayor Presidencial que, desde luego, impidieron el libre tránsito y la adecuada expresión de ciudadanos inconformes. En cumplimiento del libreto -escrito en el extranjero- que promueve la división social, las giras políticas de Fox se han convertido en actos facciosos cuya organización es controlada por panistas y a los que se trata de impedir la asistencia a todo aquel que parezca sospechoso de disidencia.
La inauguración, ayer , de una gasolinera en territorio precioso ocasionó, por ejemplo, que "desde las diez de la mañana hubiera un bloqueo total a las afueras de las poblaciones de Tuzamapán de Galeana y Tetelilla, llevado a cabo por jóvenes vestidos de civil, identificados con un diminuto broche y una estrella roja. Mientras tanto, los caminos y veredas que se encuentran entre cafetales y potreros se mantenían en vigilancia desde hace cuatro días por el Ejército y la Policía Estatal Preventiva", reporta un amable corresponsal voluntario. La evolución de lo electoral a lo social, de la defensa del voto a la defensa de las libertades, llevó a que a una manta que decía "Los indígenas de la Sierra Norte rechazamos las políticas de Fox, y exigimos voto por voto y casilla por casilla" se sumara otra que decía "Libertad de tránsito, derecho constitucional".
Pero la estrecha vigilancia militar fue burlada ayer por un par de hermanos, y un amigo de éstos, que introdujeron a uno de los actos presidenciales una manta que decía "Fox, traidor, queremos a Obrador". Misael Jiménez-Pineda envió a esta columna su relato: "nos revisaron de pies a cabeza, esculcaron el carro hasta las llantas y el Estado Mayor no nos pudo detener. No dejaban pasar al sitio con pancartas, propaganda o peticiones, oficios, etcétera. Así que mi hermano se 'enyesó' la pierna con la manta e hizo que estaba lesionado, caminó rengo y la seguridad se tragó el cuento". Cuando exhibieron la manta, "de inmediato me acosó un guardia: 'te invito a que la guardes, ya la mostraste, ya te dejaron pasar, ya te invitaron a pasar con tu pancarta, guárdala'. Yo me defendía, le recordaba mi derecho a manifestarme(...) les pedí tan sólo cinco minutos y luego me retiraba". El episodio tuvo una salida incruenta a pesar de que algunos "pacíficos" quisieron arrebatarles la manta a los jóvenes ("uno de ellos me pateó la espinilla") y que los militares que los llevaron a la salida del lugar también les trataron de quitar la famosa tela (que los jóvenes defendieron ferozmente) y que, de despedida, uno de los armados les dijo: "lárguense, hijos de su puta madre, que ahorita les saco la pinche pistola. ¡Ojalá se mueran!"
Lo peor de todo, sin embargo, ha sido la actitud del jefe del Estado mexicano. Burlón y retador, alentó con sus desplantes el desbordamiento de las pasiones armadas (amores y desamores calibre 9 milímetros) y llegó incluso al extremo de ironizar el que, según eso, los jóvenes habrían abandonado el lugar por su propia voluntad, no por presión del Estado Mayor Presidencial.
El secretario de (des)Gobernación, monseñor Carlos Abascal, practica la máxima de que a Dios rogando y con el Yunque dando: con una hipocresía digna de premio, y en medio de futuros legisladores panistas, ha llamado a los actores políticos a actuar... con sensatez y cordura. Día de reapariciones santificadas, en el que San Vicente confirmó las versiones que desde semanas atrás hablan de un pacto entre Fox y Marín que pasaría por el beneficio electoral al PAN en esa entidad a cambio de una rehabilitación paulatina del héroe de la batalla de las dos botellas. Y además, la resurrección de Santiago de las Apuestas, el precursor de los pactos económico-electorales con Televisa, que ayer fue designado coordinador de la bancada senatorial panista, demostrando que Fox y Espino tienen el control político real mientras Felipe Calderón ni siquiera pudo ganar esa elección con su promovido Alejandro Zapata Perogordo.
Hipocresías galopantes como las de los principales medios de comunicación españoles que, movidos por los intereses a futuro de Repsol, y los actuales de los bancos de capital peninsular, desarrollan una campaña de descalificación no sólo del legítimo derecho de López Obrador a recurrir y protestar, sino, en general, de la facultad ciudadana de movilización y oposición. Cual si fuera boletín de Los Pinos, el editorial de El País se conduele de que la movilización actual lleve a "un potencial peligro de enfrentamiento civil", cuando México lo que requiere es un presidente "fuerte y legitimado, capaz de emprender las reformas(...) que el país necesita". El monarquista ABC también habla en su editorial de "López Obrador, fuera de la ley" y dice que ante la actitud presente del perredista, "las autoridades mexicanas deberían actuar en consecuencia" y que "las instituciones no tendrán más remedio que intervenir en defensa de la legalidad". No es ocioso recordar el apetito de Repsol por la riqueza energética mexicana, y el hacer la América de bancos como el BBVA, que en 2005 obtuvo en México un tercio de sus ganancias mundiales. Tal vez ésa sea la verdadera globalización informática: los (presuntos) extremos se tocan (El País y ABC) por muy pragmáticos intereses económicos.
De las palabras de López Obrador ayer, afuera del tribunal electoral, habrá que guardar -para contrastarlas con los datos que comiencen a surgir este miércoles del recuento de votos- las referidas a que no sólo se busca el reconocimiento de una victoria electoral, sino la transformación (la "purificación") de las instituciones nacionales. ¿Las casillas seleccionadas para el recuento han sido maquilladas, y por ello anoche AMLO se movió ya hacia delante de lo electoral, a sabiendas de que no habrá cambios aritméticos suficientes sino más del sabido atole con el dedo? ¡Hasta mañana, mientras abre -el crimen político siempre paga- Banca Coppel!
ASTILLERO