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martes, 8 de agosto de 2006

BIEN POR ENCINAS

Soy de izquierda; ésta también es mi lucha
Mi obligación, atender las demandas de los habitantes del DF
En relación con el megacampamento asentado en Paseo de la Reforma, el funcionario define de entrada: la Constitución está por encima de cualquier bando, de manera que "privilegiaremos el diálogo y no reprimiré este movimiento"
ELENA PONIATOWSKA /II Y ULTIMA

Alejandro Encinas es orgullosamente chilango, niño de Tacubaya, de San Miguel Chapultepec, de la calle de Gelati para ser más precisos. Se identifica con su cuadra, su barrio y toda su vida la ha vivido en México; cursó el bachillerato en la Prepa 8 y se licenció de la Facultad de Economía de la UNAM. Se siente privilegiado por haber estudiado en una institución pública de la calidad y la categoría de la UNAM. Tiene una mujer que se llama María, que camina sonriente a su lado, y cuatro hijos -dos hombres, dos mujeres-, y tres nietos. Su familia, muy solidaria, lo ha acompañado a lo largo de toda su carrera política, pero ha sabido separar su vida pública de la privada. No sólo simpatizan con su causa, sino que están activos y, aunque discuten, avanzan en la misma línea, la de su causa, y lo ayudan a enfrentar situaciones como esta toma del Zócalo y de Paseo de la Reforma, que para él es una prueba. "Cuando uno está bien en el frente interno, en la casa, uno enfrenta muy bien sus responsabilidades públicas y creo que mi familia me ha dado estabilidad, seguridad y confianza."
LA VIOLACION DEL BANDO 13 POR EL PROPIO LOPEZ OBRADOR
-¿Considera que la Constitución de México está muy por encima de los bandos?
-Sí, creo que lo que hay que tener claro ahí es el problema del doble discurso. Cuando empezamos a publicar los bandos informativos en el Gobierno del Distrito Federal, el PRI y especialmente el PAN nos cuestionaron señalando primero que el jefe de Gobierno no tenía atribuciones para emitir disposiciones de esa naturaleza. En segundo lugar decían que los bandos no tenían ninguna validez legal, toda vez que no habían resultado de un proceso legislativo. Incluso hubo en la Asamblea Legislativa muchas discusiones de la presentación de una controversia por el PAN en la Corte contra uno de los bandos, el número nueve, y la Corte lo echó para atrás. Nosotros siempre pensamos que los bandos informativos son bandos programáticos de política pública y así los hemos mantenido. Pero ahora quienes los criticaron quieren darles una vigencia que ellos mismos cuestionaron. Yo aquí no me enredo, lo tengo muy claro: aquí lo que rige es la Constitución, que es la ley suprema, las propias jurisprudencias de la Corte, que señalan con toda precisión que el ejercicio de las libertades está garantizado en nuestra Carta Magna. La represión de los movimientos es una violación de las garantías individuales, así lo ha dicho la propia Corte, y ése es el marco legal en el que nosotros nos vamos a seguir moviendo.
"El bando número 13 no se está violando por una razón muy sencilla, porque establece con toda claridad dos cuestiones que no se han atendido: una, que siempre vamos a privilegiar el diálogo y la negociación para resolver los problemas políticos y sociales que se presenten en la ciudad, y dos, que en los asuntos de carácter federal se buscará la coordinación con las autoridades federales competentes, ya que, siendo problemas ajenos a la ciudad, el gobierno federal debe intervenir en su solución. Estas son dos cuestiones fundamentales. Finalmente, que el uso de la fuerza pública sólo se dará en aquellos casos donde se viole la ley, y en este momento yo no veo la comisión de ningún delito con esta protesta electoral que estamos viviendo."
LA REPRESION NO HA RESUELTO LOS PROBLEMAS
-Pero como jefe de Gobierno ¿no cree que Andrés Manuel ha sido injusto con usted y le exige más que a ningún otro al ponerlo entre la espada y la pared?
-Estoy consciente de que la ciudad de México, que ha sido tan generosa con nosotros, que es un bastión de la izquierda en México, que ha permitido consolidar ya tres gobiernos sucesivos con una ratificación ya muy importante en las elecciones, tiene también, por el solo hecho de ser la sede de los poderes federales, un costo de capitalidad muy alto. Solamente entre el 5 de diciembre de 2000 y el día de hoy tenemos alrededor de 4 mil 700 manifestaciones, mítines, plantones derivados de problemas de otros estados. En todos los casos los hemos atendido con mucha responsabilidad. No ha sido la represión la que ha resuelto este tipo de problemas, por el contrario, hemos sabido conducirlos hasta su desenlace. Y trato a este movimiento de la misma manera. Es un movimiento con el cual yo tengo identidad y simpatía política y en el que siempre he participado. No voy a caer en ninguna ambigüedad, yo tengo perfectamente definida cuál es mi posición política y la necesidad de que se haga el recuento (de votos) y tengamos certeza en los resultados de la elección, pero al mismo tiempo tengo la responsabilidad de que la ciudad funcione. Mi obligación es atender las demandas de todos los habitantes del Distrito Federal. En esa línea tan tenue tengo que moverme con mucha responsabilidad, y si bien tengo presiones de la Coalición por el Bien de Todos, por el hecho de la movilización, también tengo presiones de medios de comunicación, de vecinos que legítimamente han sido afectados y reclaman sus derechos. También existen las tensiones de grupos interesados en hacerle pagar el costo de este fenómeno de polarización política al jefe de Gobierno y al gobierno de la ciudad. Si vemos el comportamiento de algunos medios de comunicación y grupos de interés que propiciaron la guerra sucia y la campaña del miedo, ahora se enfocan en el jefe de Gobierno para convertirlo en el eslabón débil de un movimiento. Intentan desacreditar no sólo al gobierno, sino la reivindicación de la demanda del voto por voto, casilla por casilla. Y es en ese filo de la navaja en el que tengo que moverme, pero yo lo asumo porque siempre voy a ser congruente con lo que pienso y voy a actuar con la responsabilidad de las atribuciones públicas que me corresponden.
"Por eso cuando se me pide que intervenga con la fuerza pública para desalojar, contesto enfáticamente que yo no voy a reprimir este movimiento, no por la simpatía que tenga por él, sino porque yo he respetado a lo largo de mi vida pública el ejercicio del derecho de manifestación de todos los partidos y de todas las organizaciones."
-Pero, el Presidente de la República ¿tiene poderes para ordenar el desalojo?
-Bueno, en términos estrictos, no, aunque tiene instrumentos para hacerlo. El Presidente de la República tiene atribuciones para remover al jefe de la policía capitalina. Ya lo hizo en una ocasión. Después de los hechos de Tláhuac removió a Marcelo Ebrard como secretario de Seguridad Pública y aquí tendría dos opciones: o solicitar, como establece la ley, que el jefe de Gobierno haga una propuesta para que sea ratificada por él, o tomar directamente el mando de la policía. Eso implicaría una crisis institucional, porque el mando de la Secretaría de Seguridad Pública debe estar sujeto a la autoridad local, y por supuesto yo no aceptaría una decisión de esta naturaleza porque no voy a abdicar de mis responsabilidades legales. Esperemos que no lleguemos a eso, porque sería ya no solamente un conflicto vinculado al proceso electoral, sino institucional entre el gobierno federal y el Gobierno del Distrito Federal.
-Pero el Presidente, al declarar "están jugando con fuego", ¿no está haciendo una amenaza?
-Yo lo entiendo así. Es muy importante cuidar el lenguaje en los momentos difíciles y más cuando tenemos responsabilidades de gobierno y de ejercicio de la función pública. Una frase de esa naturaleza no ayuda en momentos de crispación política. Estoy convencido de que cuando uno actúa conforme a sus ideas, sus principios, uno puede estar tranquilo a pesar de la multitud de presiones, legítimas o no, que ese tipo de movimientos genere.
-Pero, ¿duerme usted bien en estos momentos?
-Absolutamente. Tengo la conciencia tranquila, yo siempre actúo con responsabilidad. Esto me ayuda a tener mucha claridad en la toma de mis decisiones y, por supuesto, estoy convencido de lo que estoy haciendo, estoy consciente de que habrá muchos sectores que querrán desgastar, quitarle legitimidad al movimiento hasta fincar una responsabilidad de carácter penal, pero ya tengo años en la política y lo que a mí me ha animado toda la vida es ser congruente con lo que pienso y en eso no voy a cambiar.
RIESGO DE REGRESAR AL PASADO
"Yo creo que estamos en un momento histórico muy importante para el país, donde por primera vez podemos consolidar un proceso de transición democrática. Si bien se logró la alternancia política hace seis años, en esos seis años se desaprovechó la oportunidad de ir sentando las bases para una consolidación del cambio democrático. Y hoy, en un escenario derivado de una elección de Estado que nos dejó saldos muy negativos -una polarización social importante, un asunto de crispación política, una pérdida de credibilidad de las autoridades electorales, una falta de credibilidad en el resultado mismo de las elecciones- nos encontramos ante la disyuntiva de avanzar y consolidar la vía electoral y el voto como la institución básica de la democracia mexicana, o corremos el riesgo de regresar a tiempos pasados, donde no hay base legal o constitucional real para la legitimidad del próximo gobierno. En ese sentido creo que debemos ubicar en su justa dimensión el problema que enfrentamos, que va más allá de la manifestación que los distintos partidos de la coalición Por el Bien de Todos han venido realizando para que se exija el recuento de la votación, y creo que ése es un tema central para el futuro del país. Creo que la necesidad de certeza en los resultados electorales y de que el tribunal haga un trabajo que permita acreditar ante los mexicanos y las mexicanas que su voto cuenta realmente es una condición fundamental para garantizar la gobernabilidad del país y para legitimar al próximo gobierno.
"Yo, por supuesto, en mi carácter de jefe de Gobierno, estoy obligado a ir más allá de mi identidad y de mi pertenencia partidaria, pero también tengo que ser muy claro en la definición de mis puntos de vista, no incurrir en ninguna simulación y manifestar abiertamente mi posición. El futuro del país va a depender en gran medida de la certeza que dé el tribunal sobre el resultado electoral, independientemente de los costos que yo tenga que pagar porque en un momento de tensión y crispación política, como el que estamos viviendo, una decisión mal tomada, lejos de ayudar a un problema como el de los campamentos en el Paseo de la Reforma, no sólo puede agravar la situación, sino crear mayor tensión política y llevar al país a la ingobernabilidad. Frente a la adversidad tengo que garantizar la seguridad y la tranquilidad de los habitantes de la ciudad y al mismo tiempo mitigar los impactos negativos que este tipo de medidas tienen. Tengo además que garantizar la protección civil, la cuestión sanitaria, evitar actos de provocación que degeneren en actos de violencia. Yo siempre he sido optimista, si no lo fuera no estaría en el movimiento. Tengo la esperanza de que el tribunal electoral tendrá una resolución adecuada al momento histórico y político que estamos viviendo, que nos lleve a una reconstrucción institucional del país. ¿Qué entiendo por esta reconstrucción institucional? No sólo la legitimidad del próximo gobierno, sino la necesidad de ir construyendo un proyecto de nación que reconozca nuestra diversidad, que establezca la tolerancia para una convivencia entre quienes pensamos diferente, y que haga reformas a todas las instituciones. Podemos avanzar mucho en la alternancia política, en el acotamiento del Ejecutivo, en el fortalecimiento del Poder Legislativo. Los partidos políticos no reflejan lo que es esta sociedad. Los medios de comunicación, las cámaras empresariales, las instituciones de educación públicas y privadas, las iglesias requieren una revisión profunda de lo que somos como país."

LA JORNADA