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martes, 16 de agosto de 2011

“Trato de reponerme a la tragedia”

Édgar Avena nació en Culiacán y estudió licenciatura en Informática. Es padre de un pequeño que recién cumplió tres años. El 4 de agosto de 2010 fue herido con ráfagas de bala en Mazatlán, Sinaloa, por hombres a bordo de una camioneta Murano.


Hace un año, Édgar, un sinaloense de 27 años y sonrisa franca, irradiaba vigor en cada movimiento; tenía un proyecto de vida. Una ráfaga de balas y una serie de trabas burocráticas cambiaron el rumbo de su destino. Ahora, con una prótesis en la pierna izquierda y el pánico que lo oprime cuando se desplaza por las calles, busca reincorporarse a su actividad en sociedad.

“Pasé cinco días en terapia intensiva. Por mis amigos me enteré que cuando comenzaron a bajarme la dosis de sedantes me comporté como perro rabioso; intenté bajarme de la cama y exigía a gritos que me dejaran ir a casa. Los doctores me amarraron hasta que recuperé la conciencia. Gracias a Dios esa resolución no me fue amputada, me ha ayudado a no deprimirme, aunque tuve que comenzar de cero”, recuerda.

Édgar Avena nació en Culiacán y estudió licenciatura en Informática. Es padre de un pequeño que recién cumplió tres años. El 4 de agosto de 2010 fue herido con ráfagas de bala en Mazatlán, Sinaloa, por hombres a bordo de una camioneta Murano. El blanco de los delincuentes estaba un par de metros detrás de él, pero Édgar no lo sabía. Cuando vio que se detuvo la camioneta y el individuo que iba sentado en el lugar del copiloto bajó el vidrio, pensó que le preguntarían por una dirección. Apenas tuvo tiempo de meterse debajo de un taxi estacionado, cuando se percató que el hombre traía un rifle automático, que comenzó a vomitar un sinfín de balas.

El joven licenciado gastó sus ahorros y ha tenido que aceptar el apoyo económico de su familia y amigos para salvar su vida y adaptarse al uso de la prótesis. Es beneficiario del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero los servicios de la institución son limitados en casos como el suyo, y tan restringidos o casi inexistentes como los que ofrecen los gobiernos federal y estatal a las víctimas de la violencia.

Todo en contra

“Quizá se escucha muy crudo, pero los inocentes que mueren en esta guerra llevan las de ganar; a los que nos dejan malheridos tenemos que luchar por nuestra vida, y por volver a ser aceptados en un país donde instituciones y población carecen de cultura para acoger a la gente con capacidades diferentes”, señala Édgar Avena, quien camina apoyado de un bastón.

Sonríe cuando se siente observado y presume que quizá pronto deje el bastón. “Aquel día de la balacera, cuando escuché que arrancó la camioneta de los pistoleros, salí de mi escondite y quise levantarme pero me desplomé. Me di cuenta que estaba herido. Es curioso, pero no me dolió. Lo que me hizo sentir mal, y creo lloré, fue cuando llegó un policía, me miró con desprecio y con insistencia me preguntó por los nombres de los que habían disparado. Le expliqué y mostré mi identificación, pero me ignoró. Él interrogaba y yo suplicaba por una ambulancia, hasta me dijo que declarara que iba en el taxi”.

Édgar ingresó al Hospital General de Zona Número 28 con 1.5 de hemoglobina. Alcanzó a llamar por teléfono a su madre y avisarle que había sufrido un accidente, antes de entrar a quirófano. Una enfermera le arrebató el celular. “Para los internistas no había mucho qué hacer. Las balas atravesaron mi vena femoral y la clínica carecía de un especialista para operarme. El único angiólogo estaba de vacaciones y aunque fue localizado por mi familia, se negó a intervenirme, aduciendo que podía ser castigado por el sindicato. Tampoco podían trasladarme a Culiacán por la gravedad.

“En cuanto avisé a mi familia que había sufrido un accidente, se trasladaron a Mazatlán. No somos de dinero, pero al enterarse que moriría si en menos de 48 horas no se me practicaba una fasciotomía buscaron un angiólogo particular. Echaron mano de ahorros y de la voluntad de amigos para completar los 50 mil pesos que costó la operación. El IMSS se portó generoso y prestó las instalaciones.

“Cuando me estabilizaron fui trasladado a un hospital del IMSS en Culiacán. La infección no cedió y me amputaron desde arriba de la rodilla. Ya habían pasado casi dos meses de la balacera cuando fui dado de alta. Parecía un hilacho, no tenía fuerzas y los dolores eran agudos.

“Como dice la canción: saqué fuerzas de mi pasado. Oré y leí mucho. Pedí a mi familia que no me tratara con lástima, que me vieran como siempre lo habían hecho para que yo también fuera haciéndome a la idea de que todo seguía igual. Superé el síndrome del miembro fantasma. Como en el Seguro no me enseñaron a preparar el muñón para la prótesis busqué la información en internet.

“En México no existe un sitio de apoyo para amputados. La orientación vino de la Asociación Nacional de Amputados de España, la encontré en internet. Me puse en contacto y me enviaron unos archivos con rutinas de ejercicio, con tipos de vendaje a usar de acuerdo al tipo de amputación. Buena ayuda y gratuita.

“En diciembre recibí la prótesis y fui dado de alta. Aporté una cantidad para que el IMSS no me fuera a dar una pata de palo; los gastos en terapias y ajustes corren por mi cuenta. Afortunadamente no soy un inútil, con un amigo buscamos proyectos independientes de programación para tener más ingresos. De la pensión no me han dicho nada y me aconsejaron que no hiciera presión porque capaz que se le olvida mi caso al jurídico del Seguro”.

Destaca: “No me considero un resentido, pero quisiera decirle al presidente Felipe Calderón que el ataque que comenzó contra la inseguridad no me parece un plan descabellado. Por mi bien, por el de mi pequeño hijo, por mi patria deseo que todo funcione, pero que apoye a los afectados”.


Comentario del Blog.- Dice LIPILLO (osea el inutil espurio) que todo esto son daños colaterales, para mi en lo personal, el PRI y el PAN son almas gemelas y reafirmo mi conviccion de que en el 2012 votare por AMLO en el caso de que el sea el candidato de las izquierdas, ya basta de que los mexicanos seamos desmemoriados, como es posible que se vote sin conciencia, nada más porque el candidato es guapo sin ponernos a pensar que en el pecado llevaremos la penitencia.