Felipe y la urgencia de oxígeno...

Diario Libertad / Marcel Gómez Zalce

• Agustín y el chisguete energético
• AMLO y el poder del veto

Todos somos iguales ante la ley, mi estimado, pero no ante los encomendados de aplicarla. El escándalo del chico superpoderoso de Bucareli está obligando a que los ilustres azules escupan, cada vez más excitados, estupideces aderezadas de originales incoherencias en este reventón del tráfico de influencias que está claramente sancionado por la ley. El cabecilla del Gymboree continúa en el divertido epicentro de los jabs mediáticos, mientras suman ya siete los seductores contratos con Pemex revelando el tamaño del antifaz ya distintivo de este sexenio.

Por eso Felipe Calderón debe estar muy emocionado (con su death wish hecho realidad) ante el escenario políticamente adverso que está enfrentando su barco de gran calado “Iván” ante la crisis de su amigo, aliado y/o cómplice al que nadie le ha entregado su certificado oficial de defunción política. Alargar el sabor de la muerte es cuestión de cada quien, aunque Felipe debe estar pasándola bastante mal, my friend, con eso de pensar en el reemplazo de su leyenda que está acabando en grotesca fábula de estimulación temprana.

Rebasado quizá por el cínico papelón de los priistas que, neta, no ha tenido desperdicio. Mire que Emilio Gamboa salga a declarar que el PRI no es tapadera de nadie (jajajaja... perdón), es mostrar que este personaje tiene dos neuronas (motoras) y cree, además, que somos unos perfectos imbéciles. Y en el colmo de la precipitación, ayer, ese mismo PRI en San Lázaro salió con la lindura de que valorando la mala imagen en la percepción pública que les estaba acarreando ser la tapadera del junior Mouriño, ya se conectaron los cables cerebrales y le encontraron pies y cabeza a la idea de armar la atractiva comisión especial desencadenado que estos descarados recularan por segunda vez votando, ¡por unanimidad! a favor de la genialidad del FAP que como listón, ayer le tomó la tribuna a la impresentable Ruth Zavaleta.

Qué importan los desfiguros, las contradicciones y los balconeos de las negociaciones priistas para sostener a la ficha en Gobernación que salió, oootra vez, a defenderse, esta vez asesorado por un simpático abogado, del poder de su firma en esos siete singulares contratos y de paso, obedeció a pies juntillas el consejo de Manlio Fabio Beltrones —el verdadero ganador en el corto plazo de este escandaloso affaire— de enviar a la PGR, a la SFP y al Congreso los expedientes de su tráfico de influencias en beneficio de Ivancar whatever para facilitar las investigaciones.

Y ya que anda de facilitador este descarado, ¿por qué no comenzar por presentar su renuncia en lo que se aclaran sus éticas huellas por Pemex? O ¿por qué no poner el ejemplo de la tan cacareada legalidad pregonada, horas antes, por su jefe? O mejor aún, ¿por qué rayos Felipe está de terco manteniéndolo al precio que sea... a flote...? O sea, ¿qué ocultan, cuál tesoro en aguas profundas, estos traviesos personajes de las manos limpias...?

Lo inocultable es que el gobierno federal ya envió señales a los grandes corporativos internacionales —que ya se van decepcionados y enchilados por haber perdido su valioso tiempo creyéndoles a estos irreflexivos disfuncionales— de que ahora el plan B para sacar al buey de la barranca legislativa caerá en la cancha de Agustín Carstens, donde la consigna es negociar algún chisguete energético porque la reforma ha quedado enterrada... cual tesorito profundo.

Y así, la imagen de Felipe entre ese selecto club de inversionistas ya quedó golpeada y devaluada ante tantos errores desplegados por el pasmo de su régimen donde, por cierto, los atractivos papelitos de Mouriño no necesitan de comisiones investigadoras ni pendejadas, sino de la aplicación estricta de la ley que es muy clara.

El gobierno de Calderón necesita una dosis de oxígeno urgente. Necesita una cortina de humo que desplace el colosal desgaste del reflector mediático contra el cabecilla del Gymboree. Necesita un acontecimiento. Necesita empatarle el marcador a la madriza encabezada por Andrés Manuel López Obrador, cuyo poder de veto ha sentado precedente, antes de que las esquirlas de “Iván” derriben la puerta residencial de Los Pinos, último y único destinatario.

Este es el timing más peligroso de la crisis. Cuando el temperamento y la mecha corta presidencial se transformen en genuina desesperación.

Donde unos buscarán justicia y otros, venganza.

Y para maravillosas ideas, my friend, lo que sobran son... autores intelectuales.