SE ACUERDAN DE AQUEL: "COMES Y TE VAS"? OTRA ESTUPIDEZ DEL PROzac
FIDEL, COMES Y TE VAS
Quizá la más grandes de las inolvidables del Presidente. Se sugiere leerla escuchando un disco de música cubana como fondo. Difícilmente habrá en los siguientes años un clásico como éste.
–Que puedas venir el jueves y que participes en la sesión y hagas tu presentación, como está reservado el espacio para Cuba a la una. Después tenemos un almuerzo, un almuerzo que ofrece el gobernador del estado a los jefes de Estado; inclusive te ofrezco y te invito a que estuvieras en ese almuerzo, inclusive que te sientes a mi lado, y que terminado el evento y la participación, digamos, ya te regresaras, y así...
–¿A la isla de Cuba? (…)
–A la isla de Cuba, o a donde tú gustaras ir.
–Correcto.
–Y que me dejaras libre –y es la petición que te hago, Fidel– el viernes, para que no me compliques el viernes.
–Usted no quiere que yo le complique el viernes. Muy bien, es que usted parece que no leyó una línea en que yo le digo que voy con espíritu constructivo, a cooperar en el éxito de la conferencia. (…)
–Fidel, ¿te puedo pedir otro favor? (…) Que estando en casa a mí me serviría muchísimo que no hubiera declaraciones sobre el tema de la embajada o de las relaciones México-Cuba o de ese evento que vivimos en estos días pasados.
–No tengo ninguna necesidad de hacer declaraciones allí. (…) Dígame, ¿en qué más puedo servirlo?
–Pues básicamente no agredir a Estados Unidos o al presidente Bush, sino circunscribirnos...
–Óigame, señor presidente, yo soy un individuo que llevo como 43 años en política y sé las cosas que hago y las que debo hacer. No le quepa la menor duda de eso, que yo sé decir la verdad con decencia y con la elegancia necesaria. No albergue el menor temor, que no voy a soltar ninguna bomba allí. Aunque la verdad es que estoy en desacuerdo con el consenso ese que han propuesto ahí. (…)
–Oye, Fidel, de cualquier manera está la invitación a que me acompañes a la comida, que eso sería como a la una de la tarde o una treinta y acabando de comer, entonces puedes salir.
–Siempre y cuando usted no me ponga mole con guajolote y mucha comida ahí, porque en el avión viajar hacia acá muy lleno...
–No, hay cabrito que es muy rico. (…) Entonces, ¿podemos quedar con ese acuerdo, Fidel?
–Podemos quedar con ese acuerdo y quedamos amigos, como amigos y caballeros.
–Me acompañas a la comida y de ahí te regresas.
eme-equis
–Que puedas venir el jueves y que participes en la sesión y hagas tu presentación, como está reservado el espacio para Cuba a la una. Después tenemos un almuerzo, un almuerzo que ofrece el gobernador del estado a los jefes de Estado; inclusive te ofrezco y te invito a que estuvieras en ese almuerzo, inclusive que te sientes a mi lado, y que terminado el evento y la participación, digamos, ya te regresaras, y así...
–¿A la isla de Cuba? (…)
–A la isla de Cuba, o a donde tú gustaras ir.
–Correcto.
–Y que me dejaras libre –y es la petición que te hago, Fidel– el viernes, para que no me compliques el viernes.
–Usted no quiere que yo le complique el viernes. Muy bien, es que usted parece que no leyó una línea en que yo le digo que voy con espíritu constructivo, a cooperar en el éxito de la conferencia. (…)
–Fidel, ¿te puedo pedir otro favor? (…) Que estando en casa a mí me serviría muchísimo que no hubiera declaraciones sobre el tema de la embajada o de las relaciones México-Cuba o de ese evento que vivimos en estos días pasados.
–No tengo ninguna necesidad de hacer declaraciones allí. (…) Dígame, ¿en qué más puedo servirlo?
–Pues básicamente no agredir a Estados Unidos o al presidente Bush, sino circunscribirnos...
–Óigame, señor presidente, yo soy un individuo que llevo como 43 años en política y sé las cosas que hago y las que debo hacer. No le quepa la menor duda de eso, que yo sé decir la verdad con decencia y con la elegancia necesaria. No albergue el menor temor, que no voy a soltar ninguna bomba allí. Aunque la verdad es que estoy en desacuerdo con el consenso ese que han propuesto ahí. (…)
–Oye, Fidel, de cualquier manera está la invitación a que me acompañes a la comida, que eso sería como a la una de la tarde o una treinta y acabando de comer, entonces puedes salir.
–Siempre y cuando usted no me ponga mole con guajolote y mucha comida ahí, porque en el avión viajar hacia acá muy lleno...
–No, hay cabrito que es muy rico. (…) Entonces, ¿podemos quedar con ese acuerdo, Fidel?
–Podemos quedar con ese acuerdo y quedamos amigos, como amigos y caballeros.
–Me acompañas a la comida y de ahí te regresas.
eme-equis