Bloggeando desde Zacatecas

El Sr. López| El Fraude Electoral|La Verdad Sea Dicha|Las Protestas|Foxilandia|El Fraude Según Fox
BLOG En Constante Actualización, F5 Para Recargar

México Necesita Que Lo Gobierne Las PUTAS, Porque Sus Hijos Le Fallaron

M O R E N A (MOvimiento de REgeneración NAcional)

Blogeando Desde Zacatecas En Pie De Lucha Rumbo Al 2012, AMLO PRESIDENTE

lunes, 4 de septiembre de 2006

COMO UN VIL LADRON SALIO POR LA PUERTA DE ATRAS




Por la puerta de atrás

Víctor Ardura

Vicente Fox, el ciudadano que dijo gobernar este país durante seis años, deja su encargo por la puerta trasera. De nada valió que el Presidente haya decretado ilegalmente una suerte de estado de excepción, al ordenar que el Ejército ocupara el recinto legislativo –al que no pudo entrar– y varias calles a no pocos kilómetros alrededor. Lo que anunciaron los legisladores del PRD y otros partidos que forman la Coalición –la toma de la tribuna para impedir la lectura del mensaje político– pasó de ser advertencia que no pocos tomaron como ficción, para convertirse en una pasmosa e inusual realidad. No es para menos: por primera vez en la historia reciente del país un Presidente se va de esa manera, por la puerta trasera. Lo que vimos por las cámaras de televisión, y después lo que pudimos confirmar con amigos reporteros de diarios nacionales que cubrieron el evento que nunca alcanzó el rango de informe presidencial, fue patético, por utilizar un adjetivo amable: a las siete y cuarto de la tarde-noche una caravana de vehículos llegaba a la entrada del Palacio Legislativo, cercado por militares y por gente del Estado Mayor Presidencial. Vicente Fox salió del vehículo, nervioso, a todas luces, desencajado. Su adorada Marta, vestida de tehuana, se quedó dentro (tremendo berrinche, suponemos, ha de haber digerido la señora presidenta, hornacina apagada su frustrado ego, su espejo mediático quebrado para siempre; espejito, espejito, dime quién es la más cre... puntos suspensivos que hagan rima con bonita).Caminó custodiado de su guardia pretoriana y fue recibido por una comisión de legisladores de la que estuvieron ausentes diputados y senadores de la Coalición. A las siete con 20 el vocero de la mesa directiva le daba detalles al jefe del Ejecutivo de cómo estaban las cosas adentro: el espacio de la mesa directiva y la tribuna estaba tomada por los legisladores de la alianza opositora, con el senador Carlos Navarrete al frente del operativo.Los rostros de los asesores y de oficiales del EMP se movían negativamente ante los informes que llegaban. Todavía se dio tiempo para una negociación, pero a las siete con 25 minutos Fox entregaba su Informe al secretario de la mesa, el panista Rodolfo Dorador. Fox dijo cumplir así con la Constitución, entregó el compendio y ofreció acompañado de un brevísimo discurso que coronó con el reconocimiento de la falta de condiciones para entrar al recinto. Y se fue.El disminuido Presidente caminó de regreso, saludó a algunas gentes, comentó con otros lo sucedido y fue prácticamente arrastrado al interior del vehículo por su esposa. El señor que muy pronto dejará Los Pinos daría su mensaje por televisión, un texto en donde se curaba en salud en varios temas delicados, como su injerencia directa en las elecciones y en el intento por borrar del mapa político a su odiado adversario, AMLO.¿Victoria de los opositores? Es muy posible. No le faltó razón y argumento al senador Carlos Navarrete para invocar el artículo 29 constitucional, que se refiere a la suspensión de las garantías individuales. No conocemos que México esté en guerra con algún país extranjero, o que se combata una asonada, o que existan trastornos graves que pongan a la sociedad en peligro. Pero aún así, el Presidente ordenó el cerco militar, el que se suspendieran garantías como la libertad de tránsito, y lo hizo sin la concurrencia del Poder Legislativo.El citado artículo es muy claro: Artículo 29.- En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de acuerdo con los titulares de las secretarías de Estado, los Departamentos Administrativos y la Procuraduría General de la República, y con aprobación del Congreso de la Unión, y en los recesos de éste, de la Comisión Permanente, podrá suspender en todo el país o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado, por medio de prevenciones generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo. Si la suspensión tuviese lugar hallándose el Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que estime necesarias para que el Ejecutivo haga frente a la situación, pero si se verificase en tiempo de receso, se convocará sin demora al Congreso para que las acuerde.También el Estado Mayor presidencial violentó impunemente el fuero de los señores legisladores, y el impuesto presidente de la mesa directiva, Jorge Zermeño, no estuvo a la altura para invocar la Constitución a fin de garantizar dicho derecho de los diputados y senadores:Artículo 61.- Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas. El presidente de cada Cámara velará por el respeto al fuero constitucional de los miembros de la misma y por la inviolabilidad del recinto donde se reúnan a sesionar (el subrayado es nuestro).Pero en estricto sentido hay congruencia en algo: la voluntad, la capacidad de Fox para infringir la Constitución, fue la constante en estos seis años, y de ello dio muestras en el año 2000, al tomar posesión de su encargo. No hay que olvidar que primero se dirigió a su familia, dio gracias a Dios –al católico, creemos–, y al final al Poder Legislativo. Observemos el artículo respectivo: Artículo 87.- El Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquél, la siguiente protesta: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo del Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”.Y sí: la nación se lo ha demandado. Es el Presidente menos popular de los últimos tiempos, y el agravio final que deja es haber enfrentado a la nación hasta incitar dos franjas irreconciliables. Por eso su mensaje lo tuvo que dar por televisión; es por ello, por su pusilanimidad, por su abierta irresolución, que no ha hecho un control de daños y continúa vertiendo gasolina en lugar de agua al fuego provocado por la nueva oligarquía mexicana.Para hacer un corte de caja de este gobierno habría que preguntarse sobre lo que deja. En algún lado leí que en realidad la transición se ha detenido. Es estrictamente cierto. El México que deja Vicente Fox es idéntico al que heredó Ernesto Zedillo. Permanece intacta la estructura vertical del poder, la impunidad ejercida por servidores públicos y representantes populares, quienes no han dudado en vulnerar repetidamente el estado de derecho. Al igual que antes, prevalecen los caciques, nada más que ahora sin el freno de un Presidente que los controle.Con Fox no mejoró la condición de vida de millones de mexicanos. Las grandes reformas quedan pendientes. El modelo económico sirvió para enriquecer más a los ricos y para hacer polvo el poder adquisitivo de las mayorías. El empleo no creció. El gasto público sacrificó inversión en áreas que hubiesen podido retraer al país del atraso, como la ciencia y la tecnología, y la inseguridad ha llegado a niveles no vistos por la población en la historia moderna del país.El otro gran asunto que promociona en cuanto foro público se le presenta es el de los logros económicos. Ahí hay mucho qué discutir. El eje que serviría para financiar el desarrollo, la reforma fiscal, se vino abajo por las evidentes prisas que tenía el gabinete en imponer sus criterios fiscales. Recordemos esos días: la ampliación de la base fiscal no estuvo del todo clara. Los asesores del Presidente afirmaban que cobrar el IVA a bienes de consumo del que estaban exentos redundaría en mejoras a la calidad de vida de los mexicanos. Un argumento falaz por donde quiera verse. También se habló de ampliar la base fiscal, pero no se dijo cómo. ¿Se afectaría a la cada vez más empobrecida clase media? ¿Pagaría más impuestos ese reducido grupo de mexicanos donde se concentra la medianía de este país?El gobierno no pudo convencer no sólo a la opinión pública, sino a los representantes del Congreso, donde el Partido Acción Nacional tuvo presencia, mas no mayoría. Reconocer que el único triunfo de esta administración radica en darle continuidad al proyecto de Zedillo Ponce de León, y solamente en eso, es como admitir un relevo de siglas, mas no de intereses. Significa que el llamado voto útil, aquel que arrojó de la silla presidencial al PRI, sirvió para que el cambio se quedara en apariencia.Continuidad a todas luces localizable en el seguimiento –por ejemplo– que se le ha dado a los puntales que fueron en la política económica de Zedillo: el rescate del sistema bancario, el control de precios mediante las estrategias aplicadas por el Banco Central y el déficit fiscal con cargo al presupuesto. Platos rotos que todavía subsidian millones de mexicanos. Pagarés renegociados para cobro a la cuenta del gasto social. Correa de mando y transmisión de aquellas políticas que desde hace dos décadas se aplican por vía intravenosa al país, y cuya eficacia ha sido sometida a prueba en el continente con el rechazo, en las urnas, a dicho modelo –Uruguay, Brasil, Chile son un referente indispensable–.
En otro ángulo del asunto, y bien mirado, ni el PRI ni Acción Nacional han mostrado intención de cuestionar el modelo neoliberal. Más bien lo han ajustado, retocado, contra toda lógica, aún en contra de aquella realidad de millones que se impone: la de los desempleados, la de los cortos de fondos un día sí y otro también, la de aquellas comunidades donde no hay inversión social y donde la marginación es moneda de uso diario.Pasemos ahora a otro desbarrancadero: la inseguridad. ¿Es preciso hacer la relatoría por lo poco eficiente que ha sido Fox ante los grupos criminales? Ante los constantes embates de la delincuencia, el Estado mexicano se sume en el desconcierto y los palos de ciego. Vemos a un jefe del Ejecutivo altanero con quienes menos debería enojarse, es decir, con el Poder Legislativo, complaciente con los grupos económicos, y pasmado ante las mafias criminales. Como ha sido su manera de hacer –o más bien deshacer–, a otros traslada la culpa de lo que es estrictamente su responsabilidad e incumbencia.Cierto: el gobierno y sus agencias necesitan un marco legal moderno y flexible para poder combatir mejor al crimen organizado. Pero mientras eso sucede –etapa en la que la discusión respetuosa, el entendimiento entre poderes, es requisito– el Estado está obligado a presentar un frente firme y con resultados ante los retos que plantea la delincuencia. Y ello no sucedió así. Durante cinco años, el que fuera procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, endilgó discursos de pompa y circunstancia, pero no pudo hacer su tarea con un mínimo de diligencia. Hoy se cosecha lo sembrado.En lo político, Vicente Fox vivió en el autismo. Los casos López Obrador, y el proselitismo en favor de su partido, nos hablan de la necedad de un jefe de Estado. Aún los logros más sonados fueron tocados por la banalidad: la Ley de Acceso a la Información oficial, o pública, como se quiera, un mérito que no fue en exclusiva de Fox. En todo caso, no hubo una amplia discusión, por parte del gobierno, y sí muchas ganas de imponer criterios.En su relación con la prensa y los medios su actitud fue, para no variar, la ambigüedad. Como gobernante ha dado múltiples y memorables muestras de ser un hombre público intolerante, autoritario, y con la piel demasiado sensible a la crítica de la prensa (el tan-tan como propuesta epistemológica).En el sexenio de Fox los periodistas vivieron en el filo del abismo. Hubo más crímenes y asesinatos de trabajadores de los medios que en ningún otro gobierno, y ningún caso resuelto. Luego se observó una preocupante tendencia a reglamentar el trabajo de los medios de comunicación, sin que los mismos implicados estuvieran inmiscuidos más que como invitados de piedra.La otra señal fue doblemente ominosa. La moral, o más bien, moralina de este gobierno. Con el triunfo de Vicente Fox una fuerza reprimida se apoderó de los lugares decisorios en este país. Se trató, se trata, de un conservadurismo de viejo cuño, confesional, intolerante, que ya había dejado su impronta en la esfera de la moral privada. Nada de lloros en tribuna, ni frases para la posteridad. Tan sólo silencio en la más alta tribuna, un país agraviado por la imposición y el autoritarismo, y días inciertos por las jornadas que se avecinan –15 de septiembre, primero de diciembre­–, y de las cuales lo sucedido el viernes pasado no es más que botón de muestra, punta del iceberg o hilo de la madeja (metáforas para escoger a su gusto cortesía del redactor).